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Déjenme ejercer como un buen padre

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Hoy teníamos nuestra segunda ecografía en el Hospital General de València. Desgraciadamente, cómo nos ocurrió en la ecografía de la semana doce se han vulnerado nuestros derechos.

La primera visita, aturdidos con la sobreinformación de pareja primeriza y de la covid-19, reaccionamos tarde y con argumentos de oídas. Ella entró sola a nuestra primera ecografía mientras yo cabreado, asustado y triste ponía la pertinente queja. Nada más. 

Hoy, íbamos más preparados, nos habíamos informado bien. Llevábamos detrás el “protocolo de atención a gestantes durante el seguimiento del embarazo y parto durante el periodo de transición” del 5 de junio de 2020 de la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública. Pero tampoco. 

La situación ha sido muy desagradable y tensa. No me extenderé en explicarlo. En resumen, se han comprometido a modificar sus protocolos internos para adaptar físicamente las consultas externas de tocoginecología. 

Tengo que agradecer públicamente a la secretaria autonómica Isaura Navarro por su sensibilidad, empatía y trabajo para garantizar los derechos de pacientes y acompañantes. También, aprovechar para, en momentos de antipolítica y odas a la tecnocracia, denunciar que, a pesar de la clara dirección política pro derechos, ha sido gente técnica y funcionaria quien ha vulnerado mis derechos. 

Lo relevante ,más allá de mi mala experiencia, es el retroceso que supone ,con la excusa de la pandemia, que hoy mi pareja haya tenido que enfrentarse sola a la ecografía que confirmaba la existencia o no de malformaciones en el feto. Y que yo, como padre, vuelva a tener un papel pasivo y no corresponsable. 

Existe una gran brecha de género en los cuidados. Pero, a la primera de cambio, vuelven a sobrecargar en exclusiva a las mujeres y nos exoneran a los hombres de cualquier responsabilidad. Yo y mi pareja queremos ser corresponsables, ejercer una paternidad responsable, compartida y positiva. 

Déjenme ejercer como un buen padre, y eso pasa, entre otras, por ocuparme y fomentar los buenos tratos desde el minuto uno. Los hombres llegamos tarde a la crianza motivo de más para que las administraciones y sus profesionales no sólo garanticen sino que fomenten nuestra implicación. 

Por cierto, lo más importante, madre e hija están bien. 

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