Padre, perdónales porque no saben lo que votan
Con sólo ocho palabras ya me he ganado asientos VIP en el averno vía blasfemia express en una eyaculación precoz de herejía secular. Supera eso, Darwin. Ahora que ya tengo su atención, proseguiré con mi particular impío carnaval de ateísmo salvaje.Si la cartita pastoral del obispo de Alcalá de Henares fue una meada fuera de tiesto de manual, no lo es menos la que firmó el obispo de San Sebastián hace unos días.
Como no podía ser de otra manera, el clérigo montó en cólera a raíz de la retirada del anteproyecto de ley del aborto. Hasta aquí nada nuevo bajo el sol. Lo que llama la atención de su escrito titulado melodramáticamente “Voz de los sin voz”Voz de los sin voz es su descripción del panorama político español. Y es que para el obispo vasco, ningún partido representa el voto católico.
No lo cuento, lo reproduzco: “Los hechos demuestran que la supuesta ”izquierda“ es la que termina marcando el camino a la supuesta ”derecha“. Cada vez existen menos diferencias ideológicas reales entre los partidos políticos, dado que han asumido todos ellos los valores del neocapitalismo, el relativismo y la ideología de género. Alguien dijo que el pensamiento políticamente correcto de nuestros días, se caracteriza por ser teóricamente marxista, prácticamente liberal, y psicológicamente freudiano”.
Apocalipsis is coming. Este hombre es el Pedro Piqueras de las cartas pastorales. Vayamos por partes. Más allá de los intereses partidistas que pueda contener la retirada de la ley, porque es indudable que los tiene, resulta bastante graciosa esa valoración de fagocitación de la derecha por parte de la izquierda. Ahora resulta que “la gente de orden” se ha vuelto más progre que los propios progres. Esto lo censuran hasta en La Gaceta. Lo de esta gente ya es de tesis doctoral del departamento de sociología experimental.
De la misma manera, ¿a qué viene ese plan agorero de que vivimos bajo el neocapitalismo, el relativismo y la ideología de género? Parece ser que el señor obispo no recuerda que ese neocapitalismo es el que permite a su secta continuar chupando del bote de las arcas estatales, concretamente con una cifra de casi 160 millones de euros anuales, un 0'8% más que el año pasado; que ellos mismos son relativistas a la hora de castigar los crímenes y abusos de sus colegas y que también ellos viven bajo una ideología de género llamada misoginia.
Sin embargo, la perla de la intervención es eso del pensamiento político marxista, liberal y freudiano. ¿Qué pasa, que todos los días se queman iglesias, se desamortizan propiedades eclesiásticas y se folla en la calle a plena luz del día como si no hubiera un mañana? Pues no, resulta que eso no pasa. Lo que pasa es que para el obispo y los de su especie les es más cómodo vivir bajo el triste monolitismo ideológico de la represión intelectual, política y, por supuesto, sexual. Eso es lo más triste de todo, que estas personas conciben la diferencia como amenaza. El resultado de ello ya sabemos por desgracia cuál es.
Quisiera destacar ahora otro párrafo de la carta pastoral, que dice: “¿Qué tipo de presencia deben de tener los católicos en la vida política? [...] En el arco parlamentario actual no existe ningún partido de ámbito estatal capaz de representar al voto católico. [...] La vocación de los laicos católicos, a diferencia de los sacerdotes y obispos, es la de hacerse presentes en la vida pública proponiendo alternativas políticas, capaces de encarnar de forma coherente en la vida pública los principios que inspiran la Doctrina Social Católica”.
Eso que este hombre defiende se llama teocracia. Teocracia, para hacernos una idea, es la forma de estado de países adalid de las libertades como Irán o Israel. España puede peligrosamente parecerse a ellos gracias a insensateces como esta y también, claro, gracias a una constitución que instaura un estado aconfesional pero no laico. Lo que debería recordar el obispo y sus congéneres es que en democracia debe imperar la secularización, lo cual quiere decir que no debe haber espacio político para ninguna religión, que ésta debe pertenecer al ámbito de lo privado y, que por tanto, lo socialmente más sano es que no haya ninguna opción política que represente el voto católico porque el superhéroe al que cada uno idolatre en su casa no puede estar en el parlamento. Cada uno que cargue con sus propias desviaciones.
Religión y libertad es una contradicción sólo a la altura de reggaeton y buen gusto. Lo que no entra en contradicción, aunque para ellos parece que sí, es religión y humanismo. La humanidad ha necesitado de la religión para explicar el cosmos desde el tiempo en que se vivía en cavernas. La diferencia ahora es que nosotros tenemos recursos suficientes para dar sentido al mundo sin necesidad de recurrir a personajes fantásticos. Pero la lógica no siempre ha acompañado a la humanidad, razón por la cual todavía existe gente que vive en cavernas, la misma que habla del derecho a la vida para después imponer un único y obsoleto modelo de vida cuando la vida por definición es diversidad.
Por todo, que el señor obispo y sus obedientes discípulos no entren en pánico si no tienen a quien votar. No vayan con el libro de catecismo al parlamento. Nosotros no vamos con el libro de ciencias a misa. En eso consiste la libertad, en cada uno viviendo su vida bajo el libro que desee sin que ello afecte a la vida de otro, ya sea ese libro uno inventado y manipulado hace miles de años u otro renovado constantemente gracias al progreso humano.
D.: Estimado lector, si ha oído un fuerte estruendo en el transcurso de los últimos minutos, no se asuste, lo que ha ocurrido es que se encuentra cerca de un ofensiómetro que ha saltado por los aires.
