Las inversiones que reclama el Consell, en manos de un ministro valenciano
Con la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa, el Consejo de Ministros volverá a tener, al menos, un representante valenciano. Se trata del actual secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, quien ocupará la cartera de Fomento que hasta ahora tenía Íñigo de la Serna. Ábalos será el primer ministro valenciano desde Bernat Soria -ocupó la cartera de Sanidad con José Luis Rodríguez Zapatero entre 2007 y 2009-. García Margallo, ministro de Asuntos Exteriores de Mariano Rajoy entre 2011 y 2016, fue diputado por Alicante y está vinculado a la comarca de La Marina desde hace cincuenta años pero es madrileño.
Así las cosas, el hombre fuerte de Pedro Sánchez -que en los últimos tiempos ha mantenido diversas disputas con el secretario general del PSPV y president de la Generalitat, Ximo Puig, a cuenta de las luchas internas en el seno del Partido Socialista- será el responsable de la cartera de la que dependen gran parte de las reivindicaciones valencianas en materia de infraestructuras e inversiones. Las inversiones previstas por el Estado en el presupuesto aprobado hace apenas dos semanas para 2018 pasan 589 a 740 millones, inferiores a los 880 millones presupuestados en 2016. El principal problema, no obstante, no son las cantidades presupuestadas, sino las ejecutadas.
El Ejecutivo autonómico tendrá, a priori, un interlocutor mucho más receptivo a sus reclamaciones -el propio Puig ha recibido el nombramiento de Ábalos como “una gran noticia”- que sus antecesores. Y ello a pesar de las habituales visitas de de la Serna a territorio valenciano y los incontables compromisos adquiridos que después no se veían refrendados con la necesaria dotación económica.
Entre los deberes pendientes del que será nuevo responsable de Fomento destaca, sin lugar a dudas, dar un impulso definitivo al Corredor Mediterráneo, una infraestructura históricamente exigida tanto por los responsables políticos como por la patronal valenciana. La economía valenciana necesita una comunicación ferroviaria en condiciones con Europa, y esa pasa sin lugar a dudas por el desarrollo integral del Corredor Mediterráneo, cuyas actuaciones no van al ritmo que sería deseable. De momento, para el presente ejercicio se han contemplado actuaciones por valor de 331 millones de euros en la Comunitat Valenciana.
No es ésta la única exigencia valenciana al Ministerio de Fomento. La mejora del servicio de Cercanías es otra de las imperiosas urgencias pendientes. El pasado mes de diciembre, de la Serna presentaba en Valencia un ambicioso Plan de Cercanías que incluía 45 actuaciones y una inversión global de 1.436 millones de euros -este documento venía a sustituir el anterior proyecto, presentado en 2010 por el entonces ministro socialista José Blanco y el expresident Francisco Camps con un presupuesto de 3.400 millones del que prácticamente no se ejecutó ninguna actuación-. Pues bien, de los más de 1.400 millones previstos, los presupuestos de 2018 tan sólo contemplan inversiones por valor de 53 millones para las Cercanías valencianas.
Otras reivindicaciones valencianas que competen directamente al departamento que dirigirá Ábalos son: la liberalización de la AP-7; el túnel pasante en Valencia; el Corredor Cantábrico-Mediterráneo; el Tren de la Costa Gandia-Oliva-Dénia; la línea férrea Xàtiva-Alcoi; la mejora de las conexiones de los aeropuertos de Manises y El Altet; o las ampliaciones de la V-30 y la V-21.