Rebecca Yarros, la autora que más rápido vende: ¿es la trilogía ‘Empíreo’ el nuevo fenómeno del romance juvenil paranormal?
Es probable que muchos lectores asiduos no hayan oído hablar de ella. El mercado no siempre se mueve en sintonía con los autores con más presencia mediática, sobre todo si se trata de libros dirigidos al público juvenil y/o se alejan de la narrativa generalista. Los prejuicios hacen que no se les preste atención en los canales tradicionales, pero lo cierto es que las ventas, y la promoción en redes sociales, van en otra dirección. Géneros como el romantasy (mezcla de romance y fantasía), el romcom (comedia romántica), el dark romance (romance de tintes oscuros o problemáticos) o el sports romance (romance en un entorno deportivo), como se les conoce en internet, suman miles de lectores.
Sus autoras suelen ser mujeres, que pueden llegar a publicar más de un libro al año, con frecuencia pertenecientes a series. Rebecca Yarros (Washington D. C., 1981) es una de las más exitosas: con la pentalogía Empíreo, un ciclo de romantasy del que por ahora se han publicado tres novelas –Alas de sangre (2023), Alas de hierro (2023) y Alas de ónix (2025), editadas en castellano por Planeta, con traducción de Gabriela Romero Saldaña, Víctor Ruiz Aldana y María José Díez Pérez–, vendió más de 12 millones de ejemplares en dos años solo en Estados Unidos. De la tercera parte, vendió 2,7 millones en una semana en su país; 120.000 en España, según datos facilitados por la editorial.
Empíreo se ha convertido en la saga más rápida en venderse del siglo, aunque en el total de ventas sigue liderando Sarah J. Maas, con más de 70 millones de copias vendidas en todo el mundo del conjunto de su obra (mayor que la de Yarros, que debutó más tarde). Por ponerlo en perspectiva, son datos que no se veían desde Harry Potter. Si bien estos libros carecen de la repercusión del mago de J. K. Rowling, es subrayable la aceleración que se ha producido en estas décadas, tanto en la propagación de tendencias gracias a la red como en el ritmo de publicación de la industria, que apenas hace esperar al lector.
Ha cambiado el paradigma: ya no hay un único fenómeno que lo concentre todo, como el mencionado Harry Potter o, en menor medida, Crepúsculo y Los Juegos del Hambre; en su lugar, se han multiplicado los autores y las sagas, muchas con su correspondiente adaptación a la pantalla (la de Empíreo está en manos de Amazon, que ha anunciado una serie de televisión con la productora de Michael B. Jordan, Outlier Society). Esto tiene su contrapartida: hay más superventas, pero también caen más rápido en el olvido. Casos que marquen una época, como los referidos, hoy parecen difíciles de repetirse

Quizá, más que observar cada saga por separado, lo interesante sea analizar la tendencia en sí, ya que comparten muchos rasgos. Por ejemplo, Empíreo narra la historia de Violet Sorrengail, una joven de veinte años que comienza su formación en una escuela militar donde aprenderá, entre otras habilidades, a montar dragones. Carece de vocación, pero la tradición familiar la insta a tomar ese rumbo. Además, hay una guerra en curso que necesitará a los mejores jinetes, y ella está dispuesta a comprometerse. Por el camino, hace amigos, enemigos… y conoce a un chico atractivo que, ya es mala suerte, quiere matarla. Porque, un dato importante, muy pocos salen vivos de esta academia.
De Empíreo, es llamativa su idealización de la élite militar: frente a la escuela de magia a la vieja usanza, como Terramar o Harry Potter, con un programa escolar imaginativo que aglutina diferentes disciplinas. En el colegio al que acude Violet todo está orientado a prepararse para la guerra; una aproximación que, en un momento de rearme colectivo y retorno del servicio militar obligatorio en países como Francia, resulta cuando menos inquietante.
El marido de Rebecca Yarros, un militar retirado, sirvió durante más de dos décadas al Ejército de Estados Unidos en Afganistán; y ella misma se presenta, en la escasa información que se da de ella en la biografía, como admiradora de los “héroes militares” (sic). Más allá de estas particularidades, la saga tiene mucho en común con otros libros que han cosechado un gran éxito recientemente.
Diez claves de la tendencia
- “Nuevas” categorías: Middle Grade, Young Adult, New Adult
En España, la división por edad se limitaba a separar infantil (con el subgrupo de primeros lectores) de juvenil. La influencia del mercado anglosajón ha dado lugar al Middle Grade para lectores de 10 a 13 años; el Young Adult, que sería lo más parecido al juvenil de siempre, para lectores de entre 13 y 17 años; y, quizá lo más subrayable, se ha identificado un nuevo subgrupo, el New Adult, para jóvenes en edad universitaria que siguen disfrutando del registro juvenil, pero buscan historias con temas acordes a sus intereses, con contenidos más explícitos. Empíreo pertenece a esta última categoría.
- Tópicos románticos
Enemies to lovers (de enemigos a amantes), friends to lovers (de amigos a amantes), triángulo amoroso, slow-burning (amor a fuego lento), spicyromance (romance con escenas de sexo explícito), entre otros. Es habitual que, en la jerga de la red –de nuevo tomada del mundo anglosajón–, autores, editoriales y lectores describan los libros en función de estos tropos. Aunque el romance no sea lo único –suele haber aventuras, misterio, thriller, magia…–, su peso sigue siendo indudable.
- Escuelas de magia, dark academy
Es otra tendencia, que tiene su análoga audiovisual en series como Miércoles, La ambientación en un campus universitario, un internado o un colegio privado, con una estética clásica de tintes oscuros (uniforme tradicional, unas localizaciones de época, utensilios analógicos de aire vintage); localización en edificios de inspiración gótica o medieval, señoriales; personajes atormentados, con secretos y un pasado tortuoso; sensibilidad por el arte, los libros y las bibliotecas; y un toque sobrenatural más o menos acentuado para aumentar la atmósfera de misterio.
- Temas
Una combinación de motivos clásicos (el viaje iniciático, la misión del héroe, la lucha del bien contra el mal, la profecía, las leyendas) y preocupaciones propias de la generación Z y posteriores (representación LGTBIAQ+, diversidad étnica, familia encontrada o found family, salud mental, discapacidades). Los autores suelen ser grandes lectores de fantasía que conocen los clásicos, pero escriben conscientes de las preguntas actuales. Es destacable cómo la narrativa juvenil incorpora más rápido las nuevas sensibilidades que la narrativa generalista, probablemente porque los propios jóvenes son más receptivos a este contenido e incluso lo demandan.
- Feminismo
La protagonista suele ser una joven valiente, empoderada o en proceso de estarlo a lo largo de la historia. En esto, la cuarta ola feminista ha tenido una influencia enorme: queda lejos el modelo Bella Swan de Crepúsculo (o de la damisela en apuros) que se siente gris hasta que el chico interesante se fija en ella y le descubre su potencial; ahora, las heroínas siguen la estela de las Hermione Granger y Katniss Everdeen. Con o sin fortaleza física, demuestran una seguridad en sí mismas que las lleva a adoptar otra actitud ante el amor y las relaciones.
- Contenidos de sexo, abusos y violencia explícitos
A menudo con advertencia incluida al comienzo del libro (en Empíreo la hay), un asunto puede resultar controvertido. ¿Hay que advertir al lector de que va a encontrar situaciones extremas y dolorosas? Incluso un lector adolescente debería poder leer de todo sin achantarse, recordemos que cuando no existía una categoría juvenil como tal los jóvenes leían obras dirigidas al público adulto, de Jane Austen a Jules Verne. ¿Es esto una deriva más de la infantilización social o más bien un progreso que atiende a las altas sensibilidades? Por otro lado, ¿esos contenidos están justificados o solo añaden morbo? Como siempre, depende de cada novela. Pocas tienen un revestimiento filosófico como el de Los Juegos del Hambre que los ampare.
- Mercantilización del producto
Desde la actividad de promoción intensa en las redes sociales como TikTok, YouTube o Instagram –en contraposición con la narrativa que, además de todo eso, está presente en los medios de comunicación tradicionales: radio, periódicos, revistas– a la creación de merchandising para acompañar el lanzamiento o aprovechar el éxito de una saga (postales, marcapáginas, tazas, pegatinas…). A veces, se presentan en cajas temáticas, que incluyen la novela y una serie de accesorios que se inspiran en él, como una vela de un determinado aroma o el símbolo de un talismán que llevan los protagonistas. Lo último son las ediciones especiales en tapa dura de lujo, con los cantos tintados y sobrecubiertas brillantes, de tiraje limitado, para coleccionistas. Es otro punto controvertido: ¿se está prestando más atención al continente que al contenido para que los seguidores pasen por caja?
- Historias extensas, pero fáciles de leer
Aunque se han popularizado las bilogías, lo cierto es que las sagas que se alargan más de dos y de tres tomos siguen ahí. También abundan los autores que sienten la necesidad de explorar más un universo ficticio y, una vez terminada una serie, comienzan otra con esa misma ambientación, pero desde otro punto de vista o situada en otra época. Aquí también hay de todo: casos que se limitan a aprovechar el tirón y otros que de veras enriquecen ese mundo narrativo e incluso hacen libros más interesantes, como Leigh Bardugo en su Grishaverse. Las novelas suelen ser largas, siguiendo la estela de la fantasía clásica, aunque escritas con un estilo tan ágil y un ritmo tan dinámico que, si logran atrapar al lector, se leen rápido.
- Fandom entregado y mayoritariamente femenino.
Estas novelas no tienen lectores a secas; tienen auténticos fans, a la manera de los aficionados al manga y el anime que se presentan a los salones temáticos disfrazados. Las editoriales, conscientes de la potencia de este nicho, organizan fiestas y eventos para lectores, con encuentros con sus autores preferidos y la oportunidad de conocer a otros apasionados de la saga en cuestión. Esto supone la creación de un espacio que antes no existía, que era solo una balda secundaria en las ferias de libros. Darle una presencia lúdica a la literatura juvenil es otra forma de reivindicarla, de demostrar que es algo más que aquello que mandan a leer en el colegio. Los lectores han salido de la cueva, la lectura no se vive como experiencia solitaria; y es algo que, sobre todo a esas edades, contribuye de forma positiva a tejer lazos. El hecho de que en su mayoría sean chicas no debería sorprender a nadie –ocurre lo mismo con la narrativa general–, por mucho que algunos lo sigan usando para menospreciar esta literatura.
- Dragones, la nueva vieja tendencia
No se puede decir que sean una novedad, porque nunca han dejado de estar presentes en las librerías, pero sí que parece que de un tiempo a esta parte estas criaturas han regresado con fuerza a la ficción, en sagas como Empíreo o Cuatro lunas, el proyecto más reciente de Laura Gallego, la gran escritora de fantasía juvenil española, y en películas como Cómo entrenar a tu dragón, basada en la novela homónima de Cressida Cowell. De algún modo, retoman el camino de ciclos como Juego de tronos, Dragones y mazmorras o El Señor de los Anillos, por no hablar de las incontables leyendas populares que los inspiran.
Los jóvenes sí que leen, y mucho
Prejuicios a un lado, los jóvenes aficionados a la lectura siguen subiendo con mucho la media de libros leídos anuales de cualquier país. A pesar de la pérdida de interés por la lectura que se produce en el paso de la infancia a la adolescencia –cuando surgen otras inquietudes y entran en escena las pantallas–, se puede decir que quienes siguen ahí, lo hacen con fuerza. Son lectores apasionados, que comparten su fervor (y su hate) en las redes, que se mueven para conseguir la firma de sus autores preferidos, que han creado su propio lenguaje para comentar libros y que incluso amplían la experiencia de lectura con ilustraciones o manualidades inspiradas en la obra. ¿Quién no querría un lector así?
Y, sin embargo, hay quien los desprecia. Por la sospecha que siempre se cierne sobre lo que se vende mucho. Por el descrédito sistemático hacia la literatura romántica y todo lo que derive del género. Por tratarse de lectores jóvenes. Por expresarse de forma cercana y espontánea. En realidad, basta darse un paseo por sus canales para darse cuenta de que también son lectores muy críticos, analistas afilados que leen con una atención que rara vez se ve en la crítica tradicional. También tienen un abanico de lecturas amplio: que les guste la narrativa Young Adult o New Adult no significa que no se interesen por la nueva novela de Chimamanda Ngozi Adichie o que no tengan a las hermanas Brontë o a Oscar Wilde entre sus preferidos. Se puede disfrutar de muchas formas. Y hay sitio para todos.
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