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Comunidad educativa y vecinos cuestionan el vallado antibotellón del campus de Tarongers

Situación de las obras del vallado del campus de Tarongers y de remodelación del jardín

Carlos Navarro Castelló

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La Universitat de València inició el pasado mes de abril las obras de cerramiento del campus de Tarongers mediante un vallado perimetral de 4,1 kilómetros, un proyecto que supone una inversión de 2,7 millones de euros y que incluye la remodelación y mejora de las zonas verdes del recinto, en un importante estado de deterioro. Está previsto que los trabajos finalicen en marzo del año que viene.

La actuación tiene la vocación de erradicar el botellón que históricamente se ha producido en el enclave por la cercanía con las zonas de ocio del barrio de San José (conocido como zona de Xúquer) y de la plaza de Honduras, así como de prevenir actos vandálicos en el futuro parque. De esta forma, todo el recinto quedará abierto al público en horario lectivo y permanecerá cerrado por las noches a partir de las 23.00 horas, los sábados por la tarde y los domingos y festivos, es decir, fuera del horario lectivo.

Eso sí, algunos accesos a las zonas verdes estarán gestionados por el Ayuntamiento y podrían quedar abiertos con el mismo horario que el resto de parques y jardines municipales vallados, como por ejemplo el de Viveros o el Parque Central.

Sin embargo, por diferentes motivos la actuación no acaba de convencer ni a la comunidad educativa ni a los vecinos.

Por ejemplo, el secretario general de la sección sindical de la Universitat de València, Carlos Celda, ha asegurado que no tenían “ni idea” de que se iba a ejecutar este proyecto y se han mostrado “sorprendidos” por el inicio de las obras en pleno verano: “sabemos que ha habido problemas de botellón pero no es algo que haya ido a más, nos parece exagerado llegar a este extremo”.

Por su parte, la secretaria general de la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras, Xelo Valls, ha cuestionado si la medida servirá realmente para resolver el problema del botellón y se ha preguntado como se compatibilizará el cierre fuera de horario lectivo con servicios como el de bibliotecas, que en determinadas temporadas abren en horario nocturno y en festivos.

“Entendemos que la Universitat no quiera responsabilizarse de los problemas de botellón o de los desperfectos y suciedad que se puedan generar, pero parece un poco contradictorio que se haya aplicado una política de puertas abiertas en colegios de infantil, primaria y secundaria para que los alumnos puedan usar las instalaciones deportivas y que por otra parte se cierre un campus entero con una valla”, ha explicado.

Desde la Asamblea General de Estudiantes, la coordinadora en funciones, Laura Barrios, ha comentado que no han debatido el asunto, pero considera que todo lo que mejore la seguridad de los estudiantes, sobre todo en las horas en las que desaparece la luz del día, es bienvenido.

En cuanto a los vecinos, Jordi Pérez, portavoz de la asociación vecinal de San José, una de las que más reclamó en su momento una solución para acabar con el botellón en la zona de Tarongers, ha explicado que hace 10 años cuando se exigieron medidas erradicarlo, “había noches que se producían concentraciones de hasta 5.000 y 10.000 jóvenes, eran macrobotellones”.

Según ha recordado, “en aquel momento fue cuando se decidió hacer el vallado y mientras tanto la Policía Local empezó a montar dispositivos para evitar el acceso a Tarongers, lo que derivó en la dispersión por medio centenar de puntos de la ciudad”.

Pérez ha explicado que el vallado hubiera tenido más sentido en aquel contexto, “pero a estas alturas puede responder a otros problemas como la seguridad o el vandalismo, por los que hay otros parques vallados en la ciudad, pero no tanto al botellón, porque ahora ya no hay tanto”.

Según Pérez, el principal problema del barrio actualmente es la masificación de terrazas y de locales de ocio.

El portavoz vecinal ha reivindicado que haya accesos a las zonas verdes abiertos fuera de horario lectivo: “no tiene sentido hacer o remodelar un parque y cerrarlo los domingos cuando más lo pueden disfrutar los vecinos”.

600.000 euros para mejorar las zonas verdes

Al respecto, desde el departamento de infraestructuras de la Universitat de València recuerdan que el proceso que tiene que ver con el vallado se remonta a los años 2010, 2011: “surge a partir de diferentes reclamaciones de vecinos de la zona, y de los decanos de los centros allí instalados, que solicitaban que se tomase esta medida atendiendo a los problemas de seguridad, y las molestias (botellón,…) que se estaban produciendo en horarios de no actividad académica”.

Estas reclamaciones fueron objeto de un carta del entonces rector (en abril de 2011) al Ayuntamiento de València, y el origen de un proceso que terminó con la firma de un convenio con el Consistorio firmado el 28 de marzo de 2018. A partir de dicho convenio, se redactó el correspondiente proyecto que tuvo licencia el 7 de marzo de 2019.

Según explican, la valla tiene un perímetro que respeta la accesibilidad directa a los edificios departamentales, y la zona vallada estará abierta en horario lectivo, como está en la actualidad, con más de 50 puertas en total.

El diseño de la valla será réplica de la que ya circunda las facultades de Ciencias Sociales y Magisterio, con el fin de dar una imagen integral y natural al conjunto del recinto.

Las mismas fuentes añaden que el proyecto no es un proceso aislado, ya que se simultaneará en el tiempo con la inversión que va a hacer la Universitat de más de 600.000 euros, para el acondicionamiento y mejora del Parque Nou Campus de Tarongers.

De esta forma, “la entidad va a acondicionar un espacio verde, actualmente muy deteriorado, para ponerlo en perfecto estado de uso”.

Dicho Jardín estará destinado, tanto para la comunidad educativa como al propio vecindario de la zona, que podrá acceder al mismo desde las entradas abiertas en horarios de aperturas de jardines de la ciudad de València.

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