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La ayuda vecinal durante la pandemia se hace película en Madrid: llega 'La fuerza de un barrio'

Juanjo Castro durante el rodaje de 'La fuerza de un barrio'

Antonio Pérez

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Juanjo Castro, cineasta, lleva unos cuantos documentales sobre Malasaña a sus espaldas, ganándose a pulso el oficioso título de cronista visual de esta zona de Madrid. Su último trabajo, acabado pero aún sin estrenar, se titula La fuerza de un barrio y, aunque repite escenario en el que se desarrolla, aborda el tema de la solidaridad vecinal surgida en tiempo de confinamiento, y al margen de las instituciones, con las personas que se han visto atrapadas por la crisis social de la Covid-19, por lo que podríamos decir que es una cinta que, centrándose en un entorno concreto y en personas concretas, refleja un fenómeno genérico que ha auxiliado a centenares de familias. La fuerza de un barrio es la ayuda vecinal durante la pandemia hecha película.

“Durante el confinamiento, en marzo de 2020, me enteré a través del periódico Somos Malasaña de la labor desinteresada que estaba haciendo Adrián Rojas, vecino de Malasaña y dueño del establecimientos Casa 28, de dar de comer gratis a aquellas personas que lo necesitaban. Pero en aquel momento no tenía fuerzas para reflejar lo que estaba pasando en tiempo real. Sin embargo, sí que se me quedaron las ganas de contarlo y la oportunidad de hacerlo llegó en diciembre del pasado año, durante un hueco de trabajo y a raíz de conocer personalmente a Adrián. El encuentro cara a cara con él fue definitivo para que saliera esta película. Oyes hablar en genérico de despensas vecinales que no sabes bien de dónde vienen y es distinto a investigar, ir tirando del hilo y descubrir cómo se va uniendo gente alrededor de un proyecto que culmina en la aparición de una organización como Malasaña Acompaña, en el caso de este barrio”.

Juanjo Castro refleja en su película cómo la iniciativa personal de Adrián Rojas “llevó a todo un barrio a unirse para ayudar a los más desfavorecidos de su entorno, que se encontraron con una pandemia y un confinamiento”, para después contar cómo esa unión se formaliza en una asociación y las consecuencias de todo ello. 

“En la película pretendo hacer ver que, a veces, poniendo algo de nuestra parte podemos conseguir ciertas cosas; que, a veces, dependemos de nosotros mismos para que todo vaya algo mejor. Puede que no logremos cambios radicales, pero sí hacer cosas que sirvan… En este caso, resulta que una iniciativa particular, una olla popular, desemboca en algo tremendo: personas cocinando en sus casas para otras personas necesitadas, una ayuda desinteresada… Algo que no está ni organizado se sistematiza por solidaridad. En demasiadas ocasiones decimos ‘Yo haría esto o lo otro’ y no, hay que hacerlo. Hazlo. Plantéate qué harías tú por los demás. Eso es lo que he querido contar”.

Sin embargo, tanto en las palabras de Castro como en su película, la aparente espontaneidad en torno a la que se desencadena la solidaridad de un barrio admite matices. El más importante de todos, según el director, es que resulta clave que para que empeños individuales prendan en una zona haya un algo preexistente. “El entramado social de Malasaña es muy importante. No se ve pero está ahí y se ha puesto de manifiesto en una situación muy complicada”, destaca, apuntando que las casualidades, aún existiendo, necesitan de predisposición.

La película de Juanjo Castro está construida a base de entrevistas, voces en off y vídeos y fotografías de personas anónimas grabados durante la pandemia. “En 70 minutos he dado voz a gente que está ayudando a otra gente, haciendo algo que no hace una administración… Les he dejado que cuenten aquello que querían contar. Como resultado, una cinta que encierra una crítica implícita, o elegante, por decirlo de alguna manera. Mostrando lo que hacen unos vecinos voluntarios queda claro que hay alguien ha dejado de hacer algo que le correspondía y queda en evidencia…Tras ver el documental lo que queda es que hay una dejación de funciones por parte de la administración”.

A nivel personal, este trabajo también ha supuesto para su director un viaje personal y una reflexión. “Te encuentras con historias como la de Manuel, una persona que llega de Sevilla a Madrid por un trabajo en enero de 2020 y que en marzo se queda sin trabajo por la crisis y en la calle y piensas que cualquiera de nosotros podemos vernos en una situación similar de la noche a la mañana, fuera de todo. Manuel encontró en la despensa de Malasaña su salvavidas, no sólo como beneficiario sino también como voluntario. Sin un barrio unido muchas personas como él no habrían podido salir adelante”.

La fuerza de un barrio pretende ser también un documento “contra la mala memoria de los humanos”. “Con el tiempo nos daremos verdadera cuenta de lo que estamos pasando. Más allá del tema sanitario, de repente una economía se para y hay gente que se queda sin dinero”, afirma Castro, quien añade otra más de de las historias personales con las que se encontró realizando el filme, la de un vecino que coincidiendo con el inicio de la pandemia se queda en ERTE en su trabajo al tiempo que un fondo de inversión compra el edificio en el que vivía de alquiler y le sube la renta, con lo cual se le junta una tormenta perfecta que lo deja sin casa, sin contrato de trabajo para encontrar una nueva y necesitado de ayuda económica para subsistir, aún teniendo trabajo de forma parcial. “Esa persona podía haber sido yo o cualquiera de nosotros”.

“La labor de las despensas solidarias de los barrios de Madrid no es un tema político, sino de solidaridad. Soy consciente de que hay gente que está pasando por dificultades y que a cualquiera nos puede tocar pasar por lo mismo y me enerva que las instituciones estén dificultando su continuidad con decisiones, sin ir más lejos, como la de desalojar la Casa de Cultura de Chamberí, donde operaba el banco de alimentos de esa zona. Me da igual quien gobierne en el Ayuntamiento, pero no se puede quitar espacio a una despensa de alimentos”.

Juanjo Castro espera poder estrenar La fuerza de un barrio a finales de junio en salas de cine, antes de que esté disponible en plataformas digitales como Filmin. Su anterior cinta fue seleccionada para el festival de cine de Málaga y luego se exhibió en los Cines Conde Duque Alberto Aguilera, por lo que este cineasta independiente tiene amplia experiencia en mover sus producciones, autoproducidas, grabadas y editadas. De momento, lo que ha podido verse es el trailer de una cinta en la que caben muchos otros barrios y muchas otras despensas vecinales.

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