El 'laboratorio' de Rivas que pone nota a sus servicios públicos con un examen ciudadano
Las elecciones no son la única forma de someter a examen a una administración pública. Para tomarle el pulso a la ciudadanía y poner a prueba sus servicios públicos, algunos municipios tienen su propio laboratorio colectivo de ideas, fiscalización y reflexión. El Observatorio urbano de Rivas Vaciamadrid, con más de 100.000 habitantes, emerge como un instrumento de análisis que mide cada año la percepción ciudadana sobre las políticas o servicios que ofrece su localidad. El Ayuntamiento ripense, dirigido por Aída Castillejo, cierra 2025 repensando el año y puliendo su hoja de ruta desde abril, cuando se elaboraron los resultados del último estudio de opinión.
La Encuesta 2025 del Observatorio Urbano, que preguntó a 800 vecinos y vecinas de Rivas mayores de edad (casi el 82% vive allí desde hace al menos cinco años), funciona como un termómetro de la ciudad. Recoge ideas desde 2022. Desde entonces, el resultado dibuja un municipio con una alta implicación cívica. Uno de los datos más llamativos del informe es el elevado interés por la política municipal: casi ocho de cada diez personas (79,6%) afirman seguir con atención la actividad del Ayuntamiento.
La evaluación de lo público no es un trámite técnico, sino un ejercicio colectivo de control y participación. Fuentes municipales, consultadas por Somos Madrid, señalan que los servicios públicos son el rasgo más distintivo de un ayuntamiento, pues es en su oferta donde más margen de maniobra tiene una autoridad municipal. Por eso, el Observatorio pone sobre la mesa aquellos recursos sociales o culturales mejor valorados pero también las asignaturas pendientes en ámbitos como movilidad y vivienda.
Bibliotecas, deporte y conciliación: los mejores alumnos
Si el foco se pone en los servicios públicos, el diagnóstico es más claro. Las bibliotecas municipales lideran el ranking de valoración, con una nota cercana al 8 sobre 10, y un grado de conocimiento que roza la universalidad. Son, según la encuesta, el servicio que mejor encarna la idea de equipamiento público cercano y útil.
Les siguen los servicios deportivos municipales (con una valoración media de 7,7) y las políticas de conciliación e infancia, que alcanzan el 7,3. Cultura, zonas verdes, atención a mayores o limpieza urbana se mueven también en márgenes de aprobado holgado, consolidando la imagen de una ciudad que prioriza los servicios vinculados a la calidad de vida y al bienestar social.
La empresa municipal Rivamadrid, encargada de la limpieza viaria, residuos y mantenimiento de zonas verdes, es conocida por más del 96% de la población y obtiene una nota cercana al 6,8. Su principal particularidad es la gestión directa del servicio: su capital es 100% propiedad del Ayuntamiento de Rivas y los principales cargos de su Consejo de Administración son máximas autoridades del Gobierno municipal: la alcaldesa, sin ir más lejos, es quien ostenta la Presidencia.
Para el consistorio ripense, Rivamadrid es una de sus grandes bazas, con la que buscan distinguirse de otros ayuntamientos que delegan la limpieza viaria en empresas privadas como Clece o FCC. También la Escuela Municipal de Música o los campamentos de verano impulsados para facilitar la conciliación, especialmente en los meses de verano donde los más pequeños no tienen clase pero sus padres y madres sí acuden a trabajar, son otro motivo de orgullo para la administración.
“En los campamentos urbanos, por ejemplo, se ofertan todas las plazas que sean necesarias, que nadie se quede sin una si lo necesita”, destacan fuentes municipales. Deportes, cultura y servicios de infancia terminan siendo los recursos mejor valorados por la población ripense; seguidos del mantenimiento o la creación de zonas verdes y la atención a mayores.
Las costuras del modelo: tráfico, vivienda y fiscalidad
No obstante, este informe no esquiva las sombras. Tráfico, vivienda e impuestos municipales aparecen como los ámbitos peor valorados, con notas que se sitúan en torno o por debajo del cinco. Cuando se pregunta por los principales problemas de la ciudad, la movilidad, el acceso a la vivienda y la atención sanitaria figuran entre las preocupaciones más repetidas.
En cuanto a los problemas, el 40% de los encuestados mencionan en su respuesta situaciones asociadas a la movilidad. La encuesta refleja así una tensión conocida en muchas ciudades del entorno metropolitano: servicios municipales bien valorados, pero condicionados por factores estructurales —transporte, precios de la vivienda, infraestructuras supramunicipales— que desbordan el ámbito local.
Más allá de las cifras, el Observatorio Urbano se consolida como una herramienta política en el sentido más amplio: no dicta sentencias, pero sí aporta datos para orientar decisiones. Solo una cuarta parte de la población dice conocer la Agenda Urbana Rivas 2030, aunque entre quienes la identifican, la mayoría cree que tendrá un impacto positivo.
El reto, según revela el propio estudio, no es solo mejorar servicios, sino hacerlos visibles y comprensibles para la ciudadanía. Ese interés se traduce en una valoración que, sin ser acrítica, inclina la balanza hacia el aprobado. El 40,5% de la población califica la gestión del equipo de gobierno como buena o muy buena, frente a un 25,3% que la considera negativa.
En la recta final del año, el resultado de esta encuesta fotografía una ciudad que pone a prueba sus servicios públicos desde la opinión de quienes los usan, y que convierte esa evaluación en una palanca para reforzar lo común. Un laboratorio municipal donde el examen no lo corrige una consultora externa, sino la propia ciudadanía.
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