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CRÓNICA

Yolanda Díaz empieza a sumar en casa antes del maratón de actos por todo el país

Yolanda Díaz, durante su visita a la Serra do Courel

José Enrique Monrosi

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“¿Vienes a lo de Yolanda, no?”. La comarca de O Courel (Lugo) está revolucionada por la visita de la vicepresidenta y paisana que empieza a dar los primeros pasos para convertirse en candidata a las próximas generales. Ni siquiera en temporada alta de turismo es habitual tanto trasiego de coches y de gente en una zona especialmente castigada por la despoblación. Aquí se conoce todo el mundo, así que los vecinos y los responsables de alojamientos y restaurantes identifican sin dificultad a los forasteros que conforman la caravana de Yolanda Díaz para el primer acto de la gira de Sumar por todo el país. 

Tras varios meses anunciando un proceso de escucha, que fue paralizado por el estallido de la guerra en Ucrania y que fue presentado oficialmente antes de las vacaciones de verano, Díaz elige su tierra para echar a andar una maratoniana gira de su plataforma. “Galicia le sienta muy bien”, dice una de las personas de su equipo. Tan bien, que el fantaseo con la idea de volverse y abandonar Madrid se cuela hasta en sus intervenciones públicas. “Ya le he dicho a Estela [su jefa de gabinete adjunta] que me organice un acto en Cangas (Pontevedra), que ella es de allí. Y de paso me libera de Madrid unos días”, bromea en el acto.

Empezar aquí un curso político que promete ser de alto voltaje tanto en el seno del Ejecutivo como en la configuración de Sumar y su relación con los actores políticos implicados es para Yolanda Díaz sinónimo de jugar en casa. La arropan muchos compañeros de militancia de la izquierda gallega que coincidieron con ella en sus tiempos de concejala en Ferrol y de diputada en el Parlamento gallego con AGE, aquella plataforma que fundó con Beiras al calor del movimiento indignado, que dio la sorpresa en las autonómicas de 2012 y de la que hoy no queda nada. También están amigos de toda la vida, como la familia de Uxío Novoneyra, que la recibe en la sede de la Fundación del poeta cuando ella llega del brazo de su hija, Carmela, sin poder controlar las lágrimas. “Aquí la queremos mucho, es lo mejor que le ha pasado a la política española en 40 años”, dice uno de los asistentes. “Pero me quieren por mi padre, que es al que quieren de verdad”, dice ella en referencia a Suso Díaz, un histórico sindicalista gallego bregado en mil luchas del naval ferrolano.

El desembarco en este punto concreto de Galicia tiene que ver con el incendio que asoló la Serra do Courel el pasado julio. El fuego arrasó más de la mitad de las 22.000 hectáreas de un espacio que es considerado el pulmón verde y una de las joyas naturales de Galicia. “Ha sido un desastre. Un auténtico desastre desde el punto de vista ambiental pero también emocional para todos nosotros”, cuenta uno de los vecinos de la comarca que acuden al acto. 

Antes del evento, la propia Yolanda Díaz visita personalmente la zona quemada: una inmensidad negra de monte calcinado que se extiende frente a espectaculares bosques de hayas y castaños. De 22.000 hectáreas, ardieron 11.200. “Las administraciones públicas solo actúan en el mundo rural en la extinción de incendios y nunca antes, da igual quien gobierne. La única manera de abordar los incendios y de abordar lo que estamos viendo aquí es atajar las causas que provocan el abandono rural”, denuncia la vicepresidenta y eventual candidata (no ha llegado a confirmar que será cabeza de cartel a las generales, porque antes toca ese proceso de escucha).

Los datos de densidad de población aquí hablan por sí solos: mil habitantes en una extensión de territorio equivalente a la ciudad de Berlín. “Se fue todo el mundo en los 70 y los 80”, narra otro vecino de la comarca. “Las familias se fueron a Cataluña y a Suiza, principalmente. Antes se iban a Buenos Aires o La Habana y hoy se siguen yendo, sobre todo, a Madrid. Es muy difícil vivir aquí”. La dificultad viene del abandono por parte de todas las administraciones, principalmente la autonómica. El hospital más cercano está a casi 70 kilómetros, más de una hora en coche. Y no hay institutos para los chavales. “Hay 18 profesores para 30 chavales de primaria, pero cuando llegan a la edad de ir al instituto muchas familias deciden irse porque aquí no hay para llevarlos”, explica una vecina. 

Esa progresiva despoblación dibuja un paisaje de casas de piedra con techos de pizarra en aldeas prácticamente abandonadas. “Aquí hay un pueblo donde vive solo una persona. Y hay otros con dos o tres habitantes”, cuenta el responsable de uno de los alojamientos que se ofrecieron a acoger gratuitamente a los vecinos que abandonaron sus casas por el fuego, la mayoría personas mayores. “Fue una pesadilla. Tardaron tres días en actuar. El origen fue una tormenta eléctrica, un rayo. Pero me niego a que se cuente que eso es un accidente. Esto tiene responsables de que todo esté abandonado. Nadie desbroza, nadie cuida. Ahora dicen que se van a gastar dos millones de euros en arreglarlo todo, pero con ese dinero podrían contratar a una cuadrilla de 20 agentes forestales que cuidaran el monte en invierno, que es cuando se apaga el fuego, y aún sobraría dinero. Pero estamos dejados de la mano de dios. Aquí la Xunta se desentiende”, se lamenta el hombre. 

“Tenemos un sentimiento de abandono. Como somos mil, no tenemos mucha importancia”, denuncia una vecina que toma la palabra durante el acto. “El problema de la despoblación y del medioambiente es el mismo”, plantea otro interviniente, que explica cómo el abandono progresivo de toda la comarca implica que ya nadie cuida el monte y que, por tanto, las condiciones para los macroincendios sean cada vez más propicias. En el centro, la líder de Sumar toma notas en una libreta con un bolígrafo. A veces, subraya algunas ideas con rotulador verde. 

“El modelo productivo cambió tanto que provocó consecuencias tan tremendas como la despoblación de lo rural”, expone Díaz, cuando toma la palabra. “Cambiaron la agricultura y la ganadería, que pasaron de ser próximas y sostenibles a un modelo intensivo que no es correcto. La ciudadanía abandona el mundo rural porque las administraciones abandonaron el mundo rural y esta gente tiene los mismos derechos que quienes viven en una ciudad. Necesitamos un nuevo contrato social con la tierra”, defiende. Antes había hecho un hueco para referirse a la actualidad del día: nuevo mensaje a la patronal para “que esté a la altura” y defensa de la bajada del IVA que Pedro Sánchez ha anunciado en una entrevista radiofónica en la Cadena Ser a primera hora incidiendo en la necesidad de que sea una medida “transitoria”.

La líder de Sumar reivindica su proceso de escucha de la ciudadanía “frente a las decisiones que se toman en los despachos de las capitales sin hablar con la gente”. Y volvió a mandar un mensaje a las formaciones políticas que aspiran a formar parte de este proyecto: “No se suma desde arriba, se suma desde abajo. Y escucharnos es fundamental para cambiar las cosas”. Escuchaba entre el público el diputado gallego de Podemos, Antón Gómez Reino, y otros militantes de base y representantes de las conocidas como ‘mareas gallegas’, hoy desperdigadas tras varios años de enfrentamientos internos. Más allá de eso, ni rastro de protagonismo alguno de dirigentes políticos o partidos. 

“La he visto bien, aunque la noté cansada. Pero cómo no va a estarlo con el ritmo que lleva”, hace balance una de las personas que ha compartido trayectoria con ella desde los tiempos de concejala. “Han sido demasiadas emociones juntas y por eso lloré. Esto significa volver a mi casa, a Galicia, de la que formo parte y de la que nunca me voy. Es volver a mi familia, a la gente que quiero. Y demostrar que desde Galicia también se cambian las cosas”, resume Yolanda Díaz la jornada. La gira de Sumar pronto adquirirá los ritmos de una maratón. Próxima parada, Bilbao.

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