Huelva, la relativa calma que sólo rompió Punta Umbría
Lo que las urnas decidieron en Huelva el año pasado no se ha tocado prácticamente en ninguno de los 79 pueblos y tres entidades locales (La Redondela, La Zarza-Perrunal y Tharsis), una relativa calma que solo rompió el pasado febrero el municipio de Punta Umbría, al dejar el cargo de alcalde Gonzalo Rodríguez Nevado por su relación con la causa del fraude en los cursos de formación.
Aunque los días anteriores y los posteriores fueron más que tensos, en Punta Umbría se cambió de alcalde (se pasó a alcaldesa) el 23 de febrero pasado, cuando la socialista Aurora Águedo fue proclamada en un pleno extraordinario convocado después de que 11 días antes dimitiera Gonzalo Rodríguez Nevado.
Aprovechando la marejada, en el pleno también presentaron sus candidaturas María Sacramento, del PP, y José Carlos Hernández Cansino, de Unidos por Punta Umbría (UPU). El ya exalcalde se vio involucrado en la investigación de los cursos de formación, que lleva a cabo la Policía en el marco de la operación Eduende.
El Juzgado de Instrucción número 5 de Huelva lo había citado a declarar el 17 de marzo siguiente, y aunque inicialmente parecía que seguiría en el cargo, terminó cediendo a las presiones internas de su propio partido para seguir en el cargo.
La clave de IU
Aunque no cuenta casi con alcaldías en la provincia, Izquierda Unida sigue siendo clave a la hora de valorar el sostenimiento de determinados alcaldes en la provincia andaluza más occidental.
En Ayamonte no le da un apoyo claro a Alberto Fernández, el alcalde del PP, pero su falta de apoyo al PSOE, al que en la pasado legislatura sostuvo en el poder. Incluso, la falta de firma de IU a la moción de censura planteada por el PP hizo posible que el ya exalcalde socialista Antonio Rodríguez Castillo siguiese en el cargo. Cuando pasaron las elecciones, medidas como las que el edil aplicó a la hora de despedir trabajadores municipales pudieron más que las siglas, y el PP llegó a la alcaldía.
Un dibujo casi idéntico se aprecia en la capital onubense, donde el socialista Gabriel Cruz consiguió terminar en 2015 con 20 años de supremacía del PP, pero con una mayoría simple cogida por pinzas y con el apoyo “no oficial” de Izquierda Unida. Las diferencias entre IU y PSOE en la Junta, que terminaron con elecciones anticipadas, pudieron más que las ganas de la izquierda de firmar un pacto oficial, y Cruz gobierna con una mayoría que le da lo justo para gestionar la ciudad. Tampoco ayuda que Ciudadanos no mantiene una buena relación a nivel autonómico con Susana Díaz para dar más estabilidad al Ayuntamiento onubense.
Ayuda a ello, eso sí, las diferencias en el seno del Partido Popular, con solo dos concejales prácticamente en activo de los 8 que las urnas le dieron, Ángel Sánchez y Berta Centeno. En el PP onubense no había unanimidad sobre la elección de Sánchez como concejal, y esa discrepancia se ha mostrado incluso de forma gráfica, dejando solo a estos dos ediles en un Pleno para ellos defiendan al logo azul en solitaria.
Sin movimientos apreciables
En el resto de la provincia, los grandes municipios parecen vivir en calma las mayorías absolutas del PP (Lepe y Valverde del Camino) o del PSOE (Aracena), y solo un pueblo de más de 20.000 habitantes, Isla Cristina, mantiene un tenso pacto tripartito entre dos partidos independientes y el PP para mantener la gobernabilidad en el municipio.
Contra ese pacto planea el ERE aplicado por el PSOE en la anterior legislatura, que la actual alcaldesa, Antonia Grao, no ha eliminado, sino que ha ratificado. El coste político está asumido por Grao, y se verá, o no, en 2019.