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Adif deja de llevar agua en cisternas al pueblo de Málaga cuyo acuífero destruyó con las obras del AVE en 2005

El AVE, a su paso por la sierra

Néstor Cenizo

MÁLAGA —

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El 23 de marzo de 2005, una tuneladora que perforaba la sierra malagueña de Huma para abrir paso al AVE topó con la roca carbonatada que envolvía un acuífero de vital importancia para el municipio de Valle de Abdalajís. Aunque nadie salió herido, el acuífero comenzó a desaguar a la manera en que se desangra quien sufre un corte profundo: perdió unos 400 litros por segundo durante un mes. 34 millones de litros cada día. Hubo picos donde se vertían 800 litros por segundo, según un informe. El túnel del AVE, con 7,3 kilómetros de longitud, se convirtió en un caudaloso río.

Durante meses, el acuífero siguió perdiendo agua y los manantiales del pueblo acabaron secándose. Tras una obra millonaria, Adif, que ejecutaba esa obra para unir Málaga y Madrid por alta velocidad, selló el túnel de 7,3 kilómetros y redirigió el agua a la cuenca del Guadalhorce, pero el acuífero quedó inutilizable para el pueblo, que desde entonces trata de sanar la herida que supuso perder su principal recurso hidrológico. En 2007 Adif y el municipio acordaron que la primera garantizaría el suministro de agua al pueblo. El convenio acaba de expirar, y el pasado domingo Adif dejó de enviar camiones cisterna a Valle de Abdalajís. Cree que ya ha pagado lo suficiente.

Una medida cautelarísima de un juzgado ha ordenado a Adif que vuelva a aportar el agua, según el alcalde. Pero el fin de los camiones cisterna ha vuelto a poner de relieve que, casi dieciséis años después de que una obra inutilizase su acuífero, Valle de Abdalajís no puede procurarse su propia agua. “Si no podemos garantizar el suministro mínimo se pone en cuestión nuestra viabilidad”, advierte José Romero, alcalde del municipio (Adelante Málaga).

Romero fue en su día el portavoz de la Plataforma Promanantiales y cree que la falta de agua es una amenaza existencial para un pueblo, con 2502 habitantes censados, que ha perdido casi una sexta parte de su población desde que se perforó el acuífero.

¿Cómo se secó la villa de los manantiales?

Valle de Abdalajís era conocido como la “villa de los manantiales” gracias a este acuífero de la época jurásica, pero el pinchazo le hizo perder el agua y el eslogan. Un informe de Adif explica asépticamente cómo el pueblo se quedó sin agua: “Tras el inicio del drenaje del macizo, se observó una disminución de algunos de los caudales surgentes en la zona (fuentes de ‘El Nacimiento’, ‘Atanores’ y ‘La Fresneda’), que sirven de abastecimiento a la barriada de La Fresneda (Antequera), y al municipio de Valle de Abdalajís”.

“La boca de entrada al túnel por Antequera está a altitud más elevada que la parte sur por Álora y el túnel presenta un ligero gradiente hacia el sur, de modo que se construyó a cota inferior a la que brotaba el agua de Valle de Abdalajís”, explica Matías Mudarra, hidrogeólogo de la Universidad de Málaga: “Es como un cubo: si lo pinchas abajo, sale el agua, porque busca siempre el camino más fácil”.

A esto contribuyeron varios factores, como que 2005 fuese el año más seco en veinte años. También la permeabilidad del acuífero incluso a gran profundidad, debido a su “geología compleja” y su composición kárstica, según un informe elaborado en 2008 por Antonio Pulido-Bosch, profesor de geodinámica de la Universidad de Granada, que cifra en 3,26 hectómetros cúbicos (3.260 millones de litros) el agua drenada solo en 2005. Ese informe señala que el acuífero perforado se vació “casi por completo” y estima en dos años el tiempo para su recuperación, pero añade: “Las operaciones de sellado (…) elevaron la altura hidráulica, con repercusiones para todo el sistema”.

Según el alcalde, la recuperación del acuífero no se ha producido porque no se han cumplido las premisas del informe: se siguen drenando unos 20 o 30 litros por segundo y el régimen de lluvias en los últimos años es inferior al de décadas pasadas. “Ese acuífero está condenado para los restos”, advierte: “Había siete hectómetros cúbicos. Teníamos potencial para que nos sobrara el agua y ahora dependemos de Adif”.

Una relación tortuosa con Adif

Desde 2007, Adif y Valle de Abdalajís mantienen a la fuerza una relación tormentosa, que ha pasado por protestas, denuncias públicas e incluso la huelga de hambre de un alcalde, en 2012. El acuerdo marco obliga al administrador de las infraestructuras a garantizar el suministro de agua potable al pueblo mediante la construcción de infraestructuras hidráulicas. Adif se comprometía a garantizar un caudal de 13 litros por segundo a los cuatro manantiales (Nacimiento, Atanores, Fuente de la Reina y Junquillo de Atanores) y a entregar dos nuevos pozos y un nuevo sondeo sobre la traza del túnel en el paraje de Pozos Altos.

“Esa ha sido la zanahoria que siempre nos han puesto”, explica Romero. Sin embargo, el sondeo de Pozos Altos ya está descartado por su impacto sobre el paraje natural y razones de seguridad, a pesar de que se llegó a anunciar dos veces, en 2015 y en 2017. Y uno de los pozos no se usa porque aporta agua embarrada.

El resultado es que el pueblo se abastece con un pozo que aporta cinco litros por segundo, un manantial del que salen cuatro litros por segundo y el agua de las cisternas, que supone entre un tercio y la mitad del total, según el alcalde. Aunque se suponía que la aportación de las grandes cubas iba a ser coyuntural, trece años después del acuerdo los camiones seguían trayendo de 450.000 a 600.000 litros cada día, en función de la época del año. Hasta el domingo 31 de enero. Durante esta semana, han vuelto los cortes nocturnos al suministro.

Adif: “No hay base legal” para llevar agua

En septiembre del año pasado, el administrador de infraestructuras y el municipio empezaron a negociar los términos de una nueva relación, pero aún no hay acuerdo. “El 22 de diciembre por la noche, por Whatsapp, me dicen que posponen la reunión, porque los servicios jurídicos tienen que ver algunos temas”, relata el alcalde. El retraso se prolongó durante todo enero, hasta que la semana pasada Romero se enteró por los propios camioneros de que esa iba a ser su última semana de servicio.

Según Adif, la ley obligaba extinguir el convenio el pasado octubre, pese a lo cual se ha mantenido el suministro para dar tiempo a negociar o que el ayuntamiento gestionase “alternativas de suministro”. “Al no estar vigente dicho convenio, Adif no tiene base legal para suministrar aportaciones complementarias de agua, dado que el suministro de agua no es una competencia ni misión de esta entidad pública”, explican fuentes oficiales.

El pueblo tiene el apoyo de la Diputación de Málaga, que aprobó por unanimidad una moción institucional. Y este miércoles, el presidente de la Diputación y directivos de Adif visitaron el túnel. El ente provincial ofreció que una empresa estudie las alternativas para solucionar una escasez sobrevenida que dura más de una década.

Por su parte, Adif cree que su deuda con Valle de Abdalajís está saldada. “Las compensaciones establecidas en el convenio de 2007 [cinco millones de euros], ya han sido realizadas con creces”, responde a eldiario.es/Andalucía. Según Adif, la “suma total de todos los gastos” asciende exactamente a 26.623.521,18 €. En esta cifra incluye las “obras de emergencia para la impermeabilización del túnel”, sondeos de reconocimiento, detección de otros acuíferos, construcción de una depuradora y seis depósitos de agua (10,5 millones); el abastecimiento de agua potable y riego a distintos parajes y núcleos rurales (4,2); la recogida en la boca de salida del agua infiltrada en los túneles y bombeo (8,4); el acondicionamiento de carreteras (3,2) y la restauración de una villa romana.

El alcalde cree que no piden tanto: “Solo hemos pedido que venga una tubería, como recogía el acuerdo de 2007, y que tengan en cuenta que la carretera la están destrozando. El pozo que hicieron solo da cinco litros por segundo, así que pedimos que hagan otro pozo complementario”, señala. “Estábamos en mitad de una mesa de diálogo y creemos que no nos merecemos esto”. Valle de Abdalajís sigue reclamando el agua que un día le dio fama. 

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