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Termina la búsqueda de José Ortiz, alcalde socialista de Benacazón ejecutado por los franquistas

Trabajos arqueológicos en el cementerio de Benacazón (Sevilla). |

Juan Miguel Baquero

Benacazón (Sevilla) —

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La búsqueda de José Ortiz Garrido, alcalde de Benacazón (Sevilla) ejecutado por los franquistas, está en su recta final. Los trabajos arqueológicos demuestran que en el lugar sondeado no había fosa común y sí fragmentos inconexos de huesos de hasta doce personas, incluidos nueve sujetos infantiles, que nada tienen que ver con la represión golpista.

El equipo científico estudia ahora un cráneo con posible perforación por proyectil que será cotejado con muestras de ADN de familiares de la víctima. Los restos óseos fueron extraídos del lugar, a petición de sus descendientes, en unas obras en el cementerio local en el año 2005.

El siguiente paso será realizar una excavación en otro punto del cementerio municipal benacazonero. Diversos testimonios orales han ido señalando durante la intervención –que arrancó el 12 de agosto que junto al pozo– de entrada al camposanto existe un enterramiento con más de 20 personas que, apuntan, serían de la localidad de Aznalcóllar.

Un pueblo sin guerra

José Ortiz Garrido encabezaba el Ayuntamiento republicano de su pueblo natal, Benacazón, cuando fue secuestrado por fuerzas fascistas de Francisco Franco. El regidor acabó asesinado a tiros, en aplicación del Bando de Guerra, el 10 de agosto de 1936.

Todo, en un pueblo, y una provincia, donde no hubo guerra. Andalucía es la región de España que más sufrió la matanza fundacional del franquismo con al menos 45.566 víctimas mortales, según el Mapa de Fosas de la Junta de Andalucía. La represión fascista estaba comandada, en el sur de España, por el militar golpista Gonzalo Queipo de Llano.

La ejecución sucedió en un paraje que pertenece al término municipal de Aznalcázar. Ahí quedó tirado. Hasta que alguien recupera el cadáver y lo traslada a Benacazón. La familia del alcalde nunca supo quién fue aquella persona que, dicen, arrojó el cuerpo por la antigua tapia trasera del cementerio.

Y lo entierra. Justo en el lugar donde el equipo técnico comandado por el arqueólogo Jesús Román y el antropólogo forense Juan Manuel Guijo ha certificado que el movimiento de tierra de hace 14 años sacó restos óseos que los familiares de José Ortiz han custodiado en un nicho del camposanto.

“Son 12 (personas), tres adultos y nueve subadultos. Los restos que queden de la persona buscada deberían estar entre los adultos. Éstos presentan evidencias muy parciales” de violencia, explica Guijo. La mayor “prueba” es una rotura “que se podría corresponder a un orificio de entrada” de proyectil.

El estudio antropológico y de las muestras genéticas dictaminarán si es posible poner nombre y apellidos a los huesos. Siempre, subraya, “tendremos que dejar bien claro lo limitado de las evidencias” en este caso.

“Tu abuelo no hizo nada”

Ortiz Garrido tenía 42 años y era carpintero de profesión. Estaba casado con Isabel Machuca de la Rosa. El matrimonio contaba 6 hijos. El cuerpo del alcalde, afiliado al PSOE, quedó tirado en una tumba ilegal en el mismo paraje donde fue ejecutado.

“Mi abuela siempre decía tu abuelo no hizo nada”, recuerda María Nieves Ortiz Martín (61 años), nieta de José Ortiz e hija de Manuel Ortiz Machuca. A su propio padre, que tenía 15 años en el 36, los fascistas lo amenazaron de muerte si no desvelaba el paradero del alcalde socialista.

“A mi padre lo amenazan porque iba a llevarle comida y a verlo”, dice. Pero Manuel nunca dijo dónde está José. “Aunque le apuntan con una pistola”, subraya María. El padre, una vez que es sabedor del suceso, regresa y los franquistas acaban con su vida a tiros.

Y, después, los golpistas aplicaron sendos expedientes de incautación de bienes y de responsabilidades políticas, según la información aportada por el historiador José María García Márquez en el libro Las víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1936-1963).

“A mi abuela le quitaron todas las cosas, venían una vez y otra vez a pedirle dinero”, señala otra nieta, Isabel García, hija de María. La familia del alcalde socialista de Benacazón asesinado por el franquismo espera que ahora, 83 años después, puedan certificar la identificación genética de sus restos óseos.

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