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El barrio santanderino de El Pilón agoniza cinco años después de las movilizaciones vecinales que pararon su derribo

Inmueble clausurado cerca del depósito de agua y del Centro Cívico María Cristina.

Javier Fernández Rubio

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Cinco años después de que concluyeran las movilizaciones vecinales y se detuviera el proceso de expropiación y derribo de viviendas, el barrio santanderino de El Pilón va adquiriendo un proceso de degradación similar al del popular Cabildo de Arriba. Al igual que en esta céntrica zona de Santander, 'zona cero' del urbanismo en la capital cántabra, y pese a su reducido tamaño, en El Pilón conviven actualmente solares vacíos, inmuebles clausurados o en mal estado y una común ausencia con El Cabildo de inversiones públicas que acrecientan su deterioro.

La situación de El Pilón pasó de una movilización intensa en 2015 a casi el olvido una vez que el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Santander de 2012 fue anulado en 2016 por el Tribunal Supremo.

Y es que hace seis años, los esfuerzos de una constructora, Tecniobras, por despejar la zona y construir dos torres de viviendas en el lugar provocaron como reacción un movimiento de solidaridad ciudadana y asociativa, así como cambios legales, ya que llegó a legislarse en el ámbito autonómico a favor de realojos preferentes en caso de tener lugar expropiaciones en un ámbito de actuación como era El Pilón.

Si en 2015 se llegaba al momento álgido de las movilizaciones vecinales, un año después llegaba el anticlímax, la calma chicha o un impasse, según se mire, en donde el barrio sigue deteriorándose, pese a alguna obra puntual de recuperación que se está llevando a cabo por parte de una comunidad de vecinos.

Pese a que hay un edificio que está recuperando su fachada, la impresión general recuerda a la que vive el Cabildo de Arriba desde hace décadas: solares vacíos donde antes se erigían casas, inmuebles tapiados, y otros en mal estado de conservación. Y todo ello en un área céntrica, muy próxima al Ayuntamiento de Santander, y con vistas privilegiadas hacia la Bahía.

En General Dávila, el edificio que está recuperándose lo es por iniciativa del Ayuntamiento, que en la inspección técnica del edificio instó a los vecinos al arreglo de desperfectos. Es la única iniciativa pública que se ha visto en el lugar en cinco años.

Los vecinos actualmente viven tranquilos, pero siguen manteniendo un ojo alerta por si se vuelve a producir un nuevo intento de expropiación y desalojo. Mientras, y como indica una vecina: “La buena gente puede seguir viviendo en sus casas”.

El Pilón es un barrio de reducida extensión que se encuentra en lo que antiguamente se conocía como El Alta y que ahora lleva el nombre de Paseo de General Dávila. Relativamente cerca del centro de la ciudad y muy próximo a Las Antenas, otro topónimo popular que hace referencia a unas antenas ya desaparecidas, su emplazamiento en alto lo convierte en un lugar tentador para construir viviendas con vistas a la bahía de la capital cántabra.

El Grupo Tecniobras adquirió las suficientes propiedades en la delimitación urbanística en que se enmarca el Pilón como para promover la edificación de dos torres de ocho alturas, con 140 viviendas y 200 garajes, que se levantarían literalmente sobre las casas de los actuales propietarios. Estos propietarios entonces no eran numerosos y básicamente siguen siendo los mismos: 16 pisos, cinco casas y dos negocios.

El anulado Plan General de Ordenación Urbana de 2012, que fue aprobado por PP y PRC, preveía configurar una unidad de actuación específica sobre los 9.921 metros cuadrados de El Pilón que podría sacar de su entorno a sus 57 moradores. La reacción de estos fue inmediata y se constituyó una plataforma vecinal que agrupó a 20 familias y cuyo manifiesto fundacional aseguraba luchar para “evitar la especulación urbanística” en la zona.

La plataforma solicitaba una modificación puntal el PGOU que permitiera la continuidad de las viviendas existentes y que no se contemplase el derribo de todas las viviendas, declarándose la zona Área de Rehabilitación Integral (ARI) para que se puedan recuperar las viviendas ya derribadas y se mantenga la idiosincrasia original.

Finalmente no hubo modificación del Plan por la sencilla razón de que este fue anulado por los tribunales pero tampoco ha habido declaración de ARI ni ninguna otra declaración pública para intervenir, algo que recuerda demasiado a lo que lleva viviendo el Cabildo de Arriba desde hace décadas, con intentos de recuperación que han hecho aguas continuamente.

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