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Entrevista Vicepresidente de Cantabria y secretario general del PSOE cántabro

Pablo Zuloaga: “Ahora toca recuperar Cantabria y debemos pasar de las palabras a los hechos”

El  vicepresidente y portavoz del Gobierno cántabro, Pablo Zuloaga.

Laro García

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Pablo Zuloaga (Santa Cruz de Bezana, 1981) alcanza el ecuador de la legislatura con optimismo. El actual vicepresidente y portavoz del Gobierno de Cantabria, además de consejero de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte, está convencido de que la parte más cruda de la crisis sanitaria ha pasado ya y el avance de la campaña de vacunación permitirá poner los cimientos a una recuperación que deberá apoyarse en los fondos europeos y en un cambio de modelo que comienza a ser urgente. “Ahora toca recuperar Cantabria y debemos pasar de las palabras a los hechos”, ratifica. Y es que el secretario general de los socialistas cántabros se muestra partidario de “encontrar soluciones en lugar de buscar culpables” y apuesta por ser ambiciosos en un momento tan trascendental como este. “No me resigno a decir que Cantabria debe ser como antes de la pandemia: Cantabria tiene que ser mejor”, incide, al tiempo que defiende, por ejemplo, que “la situación provocada por la crisis sanitaria puede propiciar una oportunidad para solucionar los problemas estructurales que ya tenía el mercado laboral”. Sobre la polémica alrededor de los futuros parques eólicos en la comunidad autónoma, que están generando un debate social muy profundo, asegura que “siempre estaré del lado del desarrollo de las energías renovables con total garantía jurídica y de preservación patrimonial y del entorno”. Zuloaga, que ejerció como delegado del Gobierno durante la primera legislatura de Pedro Sánchez en La Moncloa, se posiciona también sobre los indultos a los políticos catalanes en prisión y lamenta la “irresponsabilidad” del Partido Popular, al que acusa de estar “absolutamente engullido por los mensajes de la extrema derecha y disputando continuamente con Vox el espacio más radical posible”.

Hace aproximadamente un año, en plena desescalada, me decía que “la pandemia va a marcar a toda una generación”. ¿La evolución de la crisis sanitaria en los últimos meses y el avance de la campaña de vacunación permiten ser más optimistas ahora?

Optimistas, sí, porque salimos adelante de la peor etapa de la crisis sanitaria y además con datos alentadores en lo económico y en la creación de empleo, pero creo que es cierto que nadie, ninguno de nosotros y nosotras, va a olvidar lo que hemos vivido en el último año y medio.

¿Se atreve a decir que lo peor de la pandemia de la COVID ha pasado ya o debemos seguir siendo cautos?

Dentro de toda la cautela, porque hubo gente que se adelantó a dar por acabada la pandemia y desgraciadamente volvimos a padecer olas. Sí que es cierto que la diferencia ahora es el avance de la campaña de vacunación, que en el caso de Cantabria siempre ha estado a la cabeza o en la parte alta de la tabla a nivel nacional, lo que nos garantiza que vamos bien y que podremos salir adelante en unas circunstancias como las que vivimos en estos días, semanas o meses, con una incidencia en Cantabria muy a la baja con respecto al resto.

No me resigno a decir que Cantabria debe ser como antes de la pandemia: Cantabria tiene que ser mejor

En cualquier caso, a partir de ahora tocará gestionar la crisis económica que ha desatado el coronavirus a nivel mundial. Paro, cierres, desahucios, exclusión social... ¿Cuál es la estrategia del Gobierno de Cantabria para intentar paliar esos efectos para los ciudadanos más vulnerables?

El primer objetivo era parar la crisis sanitaria. Una vez superado ese hito, ahora toca recuperar Cantabria y debemos pasar de las palabras a los hechos y materializar esos proyectos que llevan demasiado tiempo siendo una idea para que sean algo tangible sobre el territorio y generen expectativas de crecimiento a las generaciones de jóvenes que quieren desarrollar aquí su proyecto de vida, y a las que desde las instituciones estamos obligados a dar respuesta. Hay una oportunidad extraordinaria a través de los fondos de recuperación de la Unión Europea que yo no me canso de poner en valor. Fueron fruto de una negociación muy compleja, en meses todavía de crisis sanitaria donde el Gobierno de España defendía prácticamente solo la necesidad de que Europa hiciera una política expansiva, que no contuviera el gasto, sino que fuera inversora, para poder desarrollar proyectos motores de la economía. No pensando solo en la pandemia, sino en los diez o veinte años posteriores a la pandemia, y que nos permiten pensar cómo debería ser Cantabria en el futuro. Yo soy de los que no se resigna a decir que Cantabria debe ser como antes de la pandemia: Cantabria tiene que ser mejor. Para eso, las líneas que marcan la Unión Europea y el Gobierno de España nos ayudan: transición energética de nuestra industria, desarrollo de proyectos que permitan un importante empuje de la industria automovilística en Cantabria adaptada a las nuevas circunstancias, apostando por vehículos eléctricos e híbridos, y por supuesto, la digitalización de todo el mercado laboral. A esto quizás también ha ayudado la pandemia. Hemos aprendido en un año a utilizar herramientas digitales que hasta hace bien poco podrían parecer ciencia ficción. Ahora son una realidad en nuestro día a día y queda que la Administración y las instituciones también se sumen a ese cambio. Cantabria tiene una oportunidad y el desarrollo de proyectos tractores como el MUPAC en Santander, el área industrial de La Pasiega como área logística del Puerto de Santander o todos los proyectos que tienen que ver con el desarrollo del entorno rural de Cantabria a través del deporte, el sector primario o la industria agroalimentaria nos permitirán avanzar en el buen camino.

Aunque la pandemia ha cambiado por completo las prioridades, estamos a punto de cumplir los primeros dos años de legislatura. Si echa la vista atrás a esta etapa, ¿con qué se queda?

Aunque es verdad que la gestión de la pandemia ha ocupado un porcentaje muy alto de las horas de trabajo del Gobierno de Cantabria en este periodo, creo que es necesario echar la vista atrás y hacer ese balance de estos primeros dos años. La hoja de ruta del Gobierno no se ha perdido en ningún momento. El avance legislativo está ahí, y se defiende y se explica, así como los grandes retos de futuro. Antes de que llegara la pandemia, fuimos un Gobierno valiente que explicó cómo debíamos desarrollar la política científica en nuestra comunidad autónoma. Una vez pasado la peor parte de la crisis sanitaria, parece una evidencia que Cantabria debería haber desarrollado herramientas para poder mejorar la capacidad investigadora en nuestra comunidad autónoma. No se hizo antes, pero se hace ahora. Tenemos esa nueva Ley de Ciencia y Transferencia que va a ser una llave que asegura que el IDIVAL, que el IH, que tantos institutos de investigación como tenemos puedan desarrollar de forma ágil, eficiente y eficaz su labor de investigación. Tenemos que resolver desde lo institucional los problemas que tienen para la contratación de personal, garantizar la estabilidad de la carrera científica y también la llegada de recursos. Cantabria está en una situación de mucho déficit en cuanto a la capacidad de inversión de I+D+i, con un 0,85% de nuestro PIB, cuando España está en el 1,2 y en Europa se supera el 2%. Por lo tanto, tenemos que posicionarnos para asegurar que los puestos de trabajo que generan ahí nuestras empresas van a ser más sólidos y más estables, desarrollando ramas de gran importancia en la comunidad como la biomédica o la energía azul y todo lo que tiene que ver con las ciencias del mar.

Las previsiones elaboradas por la Consejería de Economía y Hacienda sobre la recuperación económica de Cantabria indican que la comunidad recuperará los niveles del Producto Interior Bruto previos a la pandemia de la COVID con tres trimestres de antelación respecto a la media de España, en concreto, antes de que finalice el año 2021. ¿A qué lo achaca?

Todos los indicadores manifiestan que Cantabria ha soportado mejor el golpe de la crisis y que nos estamos recuperando mejor que la mayoría de las comunidades autónomas españolas. En parte, tiene que ver con algunos de los acuerdos que se alcanzaron en el seno del diálogo social, en esos acuerdos con CEOE, UGT y Comisiones Obreras, como esas ayudas para las personas que se han visto afectadas por un ERTE o al desarrollo de proyectos de nuestras empresas. También los cheques de ayuda para los sectores más afectados, que han conseguido movilizar en Cantabria cerca de 30 millones de euros de recursos públicos del Gobierno de Cantabria, a los que ahora se suman otros 55 millones que vienen del Gobierno de España, nos han permitido que nuestro tejido empresarial no se venga abajo. Esto es una certeza que probablemente sea medible más adelante, pero que las previsiones actuales así lo indican.

En lo que tiene que ver con los datos del paro, Cantabria registró aproximadamente 41.000 desempleados en mayo y una cifra de afiliados a la Seguridad Social muy similar a los niveles previos a la pandemia. ¿El mercado laboral de la comunidad autónoma ha soportado mejor el envite de la crisis sanitaria?

Esta puede ser una lectura inmediata, evidentemente, pero yo soy de los que no resignan y el mercado laboral de Cantabria anterior a la COVID también adolecía de problemas estructurales que tenemos que afrontar desde las instituciones y la situación provocada por la crisis sanitaria nos puede propiciar una oportunidad para solucionar. La falta de acceso al empleo juvenil, la brecha de género, la estabilidad en el mercado de trabajo son algunas de las cosas que queremos combatir con los proyectos que tenemos previsto desarrollar en la comunidad autónoma.

Lo que está claro a estas alturas es que la forma de abordar la actual crisis económica a nivel mundial no tiene nada que ver con las decisiones que se tomaron en la última crisis financiera global, con políticas de austeridad que retrasaron la recuperación. Como ejemplo más palpable están esos fondos europeos de los que tanto se habla, y que antes mencionaba, pero que está por ver el alcance que tienen... ¿Confía en que sirvan realmente para dar el empujón definitivo a un cambio de modelo o deberíamos rebajar las expectativas teniendo en cuenta la profundidad de los problemas?

No, la expectativa es esta, pero también debemos tener en cuenta que nada ocurre por casualidad y que los cambios se producen cuando hay personas que defienden esos cambios y los llevan a término. Esto comenzó siendo una propuesta desde una perspectiva socialdemócrata a nivel de la Unión Europea impulsada desde España y desde algunos países de la franja sur que nos ha permitido llegar a este nuevo escenario, en el que las economías de la UE puedan salir adelante con inversión pública a través de un esfuerzo de los gobiernos de los países. Es un modelo que se contrapone al que se utilizó en la crisis anterior, que era un modelo conservador que lo que planteaba era reducir la capacidad inversora sin tener en cuenta las consecuencias sociales que esas políticas iban a tener. De aquella crisis tardamos más de diez años en salir, y de esta crisis estamos viendo en los primeros análisis que estamos saliendo en esa forma anunciada en V que permite recuperar la economía una vez se pueden ir retirando las restricciones y avanza la vacunación. Ahora no queda pensar en cómo estábamos antes sino en cómo queremos estar. Los fondos de recuperación de la Unión Europea son una auténtica garantía. En Cantabria llevábamos tiempo trabajando en un tratamiento de protonterapia para Valdecilla, una terapia pionera que queremos desarrollar como primer hospital público de nuestro país, pero también de Europa y del mundo, que desarrollará una tecnología que ofrece el mejor acceso universal a la sanidad pública, pero también en la investigación en esta materia, y lo vamos a poder conseguir exclusivamente gracias al apoyo de Europa. Por lo tanto, proyectos como este, que van a cambiar la fisionomía de Cantabria y nuestra capacidad biosanitaria, van a llegar gracias a esta inyección económica que si no se hubiera defendido con la fuerza que se ha hecho desde España nunca hubieran llegado, y ahí hay que poner en valor la figura del presidente, Pedro Sánchez, en la negociación en la Unión Europea.

Uno de los proyectos estrella presentados desde su departamento para los fondos europeos es la construcción del nuevo Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria. Y precisamente se lamentaba hace unos días Roberto Ontañón, director de este centro, de que una comunidad autónoma como la nuestra, con un legado prehistórico y arqueológico como el que tiene, no haya sido capaz de apostar decididamente por fomentarlo. ¿Se puede revertir esa tendencia con la puesta en marcha del nuevo MUPAC en Santander y la inauguración del Centro de Arte Rupestre de Puente Viesgo?

Yo llevo seis años en la política activa, desde que llegué a la Alcaldía de Santa Cruz de Bezana, y prácticamente aprendí el primer día que desde el momento en el que llegas a un cargo debes asumir la responsabilidad de tomar las decisiones que otros antes que tú no tomaron o no pudieron tomar. Por lo tanto, sí que es verdad que en Cantabria tenemos muchas veces una costumbre de buscar más culpables que soluciones y a mí no me gusta perder el tiempo en eso, sino en ponerme a trabajar con mis equipos en los diferentes lugares por los que he pasado estos años, Ayuntamiento, Delegación de Gobierno y Gobierno de Cantabria, para poner en marcha esas soluciones. Es cierto que en Cantabria se llevaba demasiado tiempo hablando de dónde debía ir el MUPAC, pero el anterior consejero de Cultura, Francisco Fernández Mañanes, desarrolló un concurso de ideas que nos permite a día de hoy tenerlo todo preparado para que entre en ese paquete de ayudas de la Unión Europea. En este mes de junio empezarán ya los sondeos, las catas, para comenzar a trabajar y decidir cómo tiene que dimensionarse la cimentación de este edificio y avanzar en el proyecto constructivo que tenemos ya contratado. Queremos que sea una realidad el año que viene, con la intención de dar forma al pliego y en los escenarios más optimistas incluso conseguir licitar las obras a finales del año 2022. Para esto estamos trabajando muchas horas desarrollando un proyecto muy sólido que cuente después con el apoyo del Gobierno de España y de la Unión Europea. El trabajo se está haciendo, tanto en la proyección del MUPAC, como en algo que ya se está construyendo, que es el caso de ese Museo de Arte Rupestre de Cantabria en Puente Viesgo. Tenemos diez cuevas que son patrimonio de la humanidad en nuestra comunidad autónoma, y otros tantos tesoros que no están catalogados como tal por la UNESCO pero que son referentes culturales y turísticos en Cantabria. La puesta en marcha de esta inversión de cuatro millones de euros en la falda de Monte Castillo va a permitir que el visitante que llega a Cantabria con la necesidad de conocer y disfrutar de nuestra cultura y patrimonio prehistórico llegue a Puente Viesgo con una simbiosis total con el Museo de Altamira o con el MUPAC y contando con las personas que también son tesoros de nuestra comunidad, que son los que más saben, y Roberto Ontañón es una eminencia nacional e internacional por su trayectoria y por su trabajo excelente.

Siempre estaré del lado del desarrollo de las energías renovables con total garantía jurídica y de preservación patrimonial y del entorno

En los últimos tiempos se habla mucho también de una transición verde, con una mayor preocupación por el cambio climático, por ejemplo. Y no sé si en ese mismo marco, pero lo cierto es que Cantabria tiene sobre la mesa en estos momentos una avalancha de proyectos eólicos en zonas muy sensibles de nuestro territorio y que están despertando una creciente preocupación social. ¿Cuál es su postura al respecto y cómo valora este debate alrededor de la energía eólica en la comunidad?

Soy un firme defensor de las energías renovables y de la necesidad de cambiar el modelo y pasar del carbono y los combustibles fósiles a otras fórmulas que no provoquen un daño sobre nuestro planeta y sobre la salud de las personas, algo que es medible y, por tanto, no discutible. Luego hay otras cuestiones que me duelen como cántabro, y es el escenario en el que se ha estado más de una década hablando de cómo debemos desarrollar el potencial eólico en Cantabria y no haber conseguido desarrollar todavía unas herramientas administrativas y jurídicas solventes que nos permitan garantizar que se puedan desarrollar estos proyectos sin generar ningún impacto negativo sobre ningún recurso natural o de patrimonio. Sí que es cierto que hay muchas iniciativas, sí que es cierto que hay muchos filtros jurídicos para que esas iniciativas no hagan daños irreversibles tanto al patrimonio como a la naturaleza, y por lo tanto, al no habernos dotado de otras herramientas, esto nos hace ser muy lentos. Creo que es una oportunidad que con sosiego y con acuerdo deberíamos haber sido capaces de aprovechar, como han hecho otras comunidades, pero las circunstancias nos llevan aquí y el momento de tomar decisiones es ahora. Siempre estoy del lado del desarrollo de las energías renovables con total garantía jurídica y de preservación patrimonial y del entorno.

¿Pero comparte esa preocupación social? ¿Cree que hay riesgos para la preservación natural y del entorno en los proyectos que se plantean en la actualidad?

Yo respaldo plenamente las iniciativas que se han suscitado en cada uno de los pueblos y localidades, de los movimientos vecinales que vienen a poner de manifiesto la importancia de no ubicar un parque o un molino en un lugar en el que exista el mínimo indicio de un vestigio arqueológico o de un daño irreparable a un paisaje natural.

Llama la atención que en un debate tan polarizado como el que tenemos en estos momentos a nivel social y político con el desarrollo eólico en Cantabria, la voz del PSOE esté pasando prácticamente desapercibida. ¿A qué se debe? ¿Hay discrepancias entre la postura de los socialistas cántabros y el trabajo que se está haciendo desde el Ministerio de Transición Ecológica que dirige la vicepresidenta Teresa Ribera?

El Partido Socialista de Cantabria y yo mismo como secretario general hemos tomado postura y hemos participado en conversaciones con las plataformas que se han creado para explicarles los pasos que se deben de dar en cada uno de los expedientes que se están desarrollando, explicándoles cuáles son los plazos de alegaciones, cuáles son los momentos y cómo se deben realizar esas alegaciones para que sean tomadas en cuenta de forma debida. El PSOE ha estado ahí y las agrupaciones socialistas se han movilizado en aquellos lugares donde así lo han entendido. Esos movimientos han estado completamente coordinados con el partido a nivel regional y nuestra postura en el Parlamento siempre ha sido clara: defender la legalidad y la conservación de nuestros recursos naturales y patrimoniales.

En Moncloa parece que trabajan en estos momentos en una crisis de Gobierno que podría sacar del Ejecutivo de coalición a varios ministros con los que mantiene una vía abierta de negociación muy importante, como Reyes Maroto en Industria y Turismo o José Manuel Uribes en Cultura. ¿Le preocupa que algunos proyectos queden cojos si se rompe esa interlocución?

No. Yo he formado parte de la estructura del Gobierno de España durante la primera legislatura de Pedro Sánchez en La Moncloa y después mi relación con cada uno de los ministros y ministras en cada momento y en cada una de las áreas a pesar de los relevos nunca ha suscitado problemas a Cantabria porque la receptividad y la coordinación es absoluta. Si bien es cierto que a veces hay discrepancias, como puede ser la inclusión del lobo en el catálogo de especies protegidas, la interlocución y el trabajo conjunto es continuo. En asuntos importantes, que afectan al Ministerio de Industria y Turismo, la relación con Reyes Maroto es estrechísima. Ella se involucra prácticamente de manera personal en cada uno de los problemas o de los proyectos que trasladamos desde Cantabria y el trabajo que se ha hecho con ella y su equipo en temas como la transición energética de Solvay o para resolver el conflicto laboral que se suscitó recientemente en la fábrica de SEG en Treto, por poner dos ejemplos, ha sido muchísimo. Igual que con José Manuel Rodríguez Uribes o antes con Pepe Guirao en Cultura se han venido dando cada uno de los pasos de proyectos tan emblemáticos como el MUPAC o la llegada del Centro de Arte Rupestre de la UNESCO a Santillana del Mar.

También se abordará tras el verano una renovación importante en el PSOE, tanto a nivel nacional como autonómico, con la celebración de los diferentes congresos tras el cónclave federal. ¿Cuáles son sus planes? ¿Tiene claro que optará a la reelección?

Yo soy muy respetuoso con los tiempos que marca el PSOE y el calendario de primarias en Cantabria ni siquiera está abierto. Lo que sí podemos es hacer balance de cuáles eran los objetivos cuando yo me presenté a la Secretaría General y cómo hemos llegado hasta aquí. Todos los indicadores están en positivo, y es lo que nos marcábamos hace cuatro años cuando nos hicimos cargo de la dirección del partido en Cantabria: aumentar la militancia, aumentar las agrupaciones, aumentar las alcaldías, aumentar nuestros diputados y diputadas en el Parlamento de Cantabria para representar la sensibilidad de miles de personas progresistas en nuestra comunidad, participar en el Gobierno de Cantabria, apoyar la labor del Gobierno de España... Todos son indicadores favorables, como digo. Hemos ganado militantes, concejalías, diputados, nuestra presencia en el Gobierno cada día es más visible y la tendencia del PSOE en todos los sondeos que se publican está al alza.

El PP está absolutamente engullido por los mensajes de la extrema derecha, y lejos de afrontar un papel central, está disputando continuamente con Vox el espacio más radical posible

En la última campaña electoral decía que su reto era “cambiar una tendencia atroz” que había llevado al PSOE de Cantabria “a los peores resultados elección tras elección”. ¿Qué le dicen esas encuestas que mencionaba? ¿Da por consolidado el cambio en la tendencia?

Precisamente, la mejor encuesta fue el resultado electoral de hace dos años, donde rompimos esa tendencia que nos llevaba a dos décadas viendo perder apoyo al PSOE en cada una de las elecciones que se celebraban en nuestra comunidad autónoma. Hace dos años conseguimos el hito de romper esa tendencia y cosechar un incremento importante en el porcentaje de nuestro apoyo electoral y también del número de representantes que teníamos en el Parlamento, pasando de cinco a siete. La tendencia de los sondeos señala que sigue esa evolución ascendente para el Partido Socialista, y eso es algo que nos hace pensar que los ciudadanos respaldan nuestra gestión.

Otra frase que repitió varias veces en relación al PRC: “Quien anteponga obras a personas, va a tener un problema con el PSOE”. ¿La relación en el actual bipartito es positiva? ¿Se han superado los recelos iniciales entre los socios de Gobierno tras aquel amago de ruptura por la investidura de Pedro Sánchez?

Lo cierto es que la pandemia lo cambió todo. La coalición se centró en lo prioritario en aquel momento, que era garantizar la salud de los cántabros y las cántabras, movilizar todos los recursos para la sanidad pública, y eso nos ha hecho funcionar como un equipo absolutamente coordinado. De aquellos primeros compases de la crisis sanitaria a ahora, donde comenzamos a ver superada la peor parte, el desarrollo de la coalición de Gobierno está en orden y el trabajo de cada uno de los consejeros es absolutamente respetuoso con el resto. La coordinación entre socios es lo más amplia posible dentro de las coaliciones. De hecho, creo que Cantabria es un territorio con amplia experiencia en gobiernos en coalición que puede dar muchas lecciones a otros lugares donde las coaliciones no son tan brillantes, y una la tenemos muy cerca, en el mismo Ayuntamiento de Santander.

Para acabar, tengo que preguntarle por los indultos a los políticos catalanes en prisión. ¿Qué opina al respecto? ¿Le parece arriesgado en términos de coste electoral?

Lo que tengo claro es que Pedro Sánchez tomará la mejor decisión, no pensando en él, sino en el país, en España, y en la mejor convivencia de todos los ciudadanos, que esa es una prioridad para cualquier persona que ocupa la Presidencia del Gobierno. Lo que sí debo es lamentar la actitud del Partido Popular, que debería ser el principal partido de la oposición, y que está absolutamente engullido por los mensajes de la extrema derecha, y lejos de afrontar un papel central, está disputando continuamente con Vox el espacio de la ultraderecha, el espacio más radical posible. Esa postura del PP no ayuda al entendimiento en España, no ayuda a las comunidades autónomas y plantea un modelo rupturista. Lo demuestran cada semana con los anuncios que hace Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. La gestión del Partido Popular en las comunidades autónomas perjudica a Cantabria. Cada vez que Ayuso anuncia supuestas bajadas de impuestos en Madrid, está perjudicando a los intereses de nuestra tierra. Eso ha quedado de manifiesto y es medible en la gestión de la crisis sanitaria. Cada vez que el Estado ha tenido que movilizar recursos para las autonomías, Madrid ha obtenido más recursos que las comunidades periféricas precisamente por tener los servicios públicos infrafinanciados y todavía pretende infrafinanciarlos más. Es algo que nos genera un perjuicio grave a los cántabros y el PP hace alarde a través de sus diferentes portavoces de la gestión de Ayuso, también en Cantabria. Hay un termómetro que también es muy claro. Cuando Mariano Rajoy hizo frente a la crisis catalana, el independentismo suponía un 8% del electorado en Cataluña. Cuando se fue, estaban cerca de superar el 50%. Por lo tanto, el PP ni tuvo entonces una solución para Cataluña ni evidentemente ahora la está buscando. Es todo puro tacticismo electoral para buscar un daño al Gobierno de España por propio beneficio, pero sin pensar en España ni en los españoles.

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