El Arenal Sound exhibe músculo en su 10º aniversario tras hacerse con el FIB
El Arenal Sound recibirá a miles de “sounders” para celebrar a partir del martes su décimo aniversario, una edición que exhibe más músculo que nunca tras construir, bajo el paraguas del “low cost”, un emporio en el sector de los macroeventos musicales y comprar la marca del pionero en estas lides, el Festival Internacional de Benicàssim (FIB).
Borriana se prepara para recibir a miles de jóvenes que llegarán de forma masiva a partir de este lunes -unos 12.000 lo harán en autobús desde distintos puntos de España- para disfrutar de los conciertos que tendrán lugar del 1 al 4 de agosto y de las dos fiestas de bienvenida de los días 30 y 31.
El Arenal Sound no se cansa de batir récords. Cada año las entradas se agotan antes, y si para la edición de 2017 vendió todas las entradas a cuatro meses de la celebración, en 2018 ya no quedaban entradas seis meses antes y para la edición de 2019 los abonos se agotaron en tan solo 14 horas tras su puesta a la venta.
Hace 10 años el Arenal Sound aterrizó en la playa de Borriana sin que nadie supiera de dónde había salido ni se tuviera mucha información sobre sus promotores. En pocas ediciones los hermanos David y Toño Sánchez se hicieron un hueco en el panorama de festivales en España, que cada vez iba expandiéndose más.
Aunque lo hicieron a veces a trompicones y con el “prueba y error” como método, con un cambio de ubicación del recinto incluido durante una edición por problemas de ruidos denunciados por los vecinos, su perseverancia y su constancia han convertido al Arenal Sound en el festival más deseado entre el público joven y en uno de los tres más multitudinarios de España.
Esta experiencia les ha llevado a organizar -desde su empresa The Music Republic- otros festivales como el Interestelar Sevilla, el Viña Rock, el Granada Rock, el Festival de Les Arts y Madrid Salvaje.
El último movimiento, el gran “golpe maestro”, como canta Vetusta Morla -quienes acaban de pasar por el FIB y llegan ahora como plato fuerte del indie nacional al Arenal- lo han dado comprando la cita decana de los festivales españoles, el Festival Internacional de Benicàssim, a la deriva desde pocas ediciones después de que el promotor británico Vince Power lo comprara a los hermanos Morán en 2009 y en horas bajas desde que Melvin Benn lo volviera a comprar para conseguir finalmente superar el concurso de acreedores al que se vio abocado tras la cita de 2013.
Ahora, la organización del Arenal prefiere no hablar todavía del FIB y está centrada en la edición que arrancará en pocas horas y que tiene como mayores alicientes musicales a Martin Garrix, Lola Índigo, 30 Seconds to Mars, Don Diablo, Farruko, Anitta, Oliver Helders, Karol G., C. Tangana, Morat, Beret, Iván Ferreiro, Dorian, Fangoria o La Pegatina.
Pero el gran éxito del festival queda muy lejos de su cartel musical y se basa en los miles de jóvenes (300.000 entre los seis días de conciertos de 2018), que compraron su entrada “a ciegas” -ya que no se conocía ningún nombre del cartel- y que buscaban pasar seis días de playa con amigos y mucha fiesta.
Esos jóvenes llegarán a partir de mañana a Borriana para formar las ya tradicionales colas interminables en el paseo marítimo para ser los primeros en conseguir la pulsera y hacerse con los mejores sitios en las zonas de acampada.
Además de los conciertos de jueves a domingo, la organización ha programado actuaciones en la zona del Beach Club que tendrán nombres como Cupido, Juancho Marqués, Fernandocosta y The Zombie Kids.
El acceso a estas fiestas de bienvenida tendrá aforo limitado -para evitar los problemas de años anteriores de masificación en la zona del Beach Club- y se deberá comprar una entrada simbólica (que será el coste de dos consumiciones para gastar una vez dentro), además de ser poseedor de un abono.
0