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“Es un error vincular la audiencia con el éxito de un museo”

Miguel Zugaza

Maialen Ferreira

Tras pasar 15 años dirigiendo el Museo del Prado madrileño, Miguel Zuzaga (Durango, 1964) ha vuelto a su casa profesional, el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Esta es la segunda vez de Zugaza como director del Museo de Bellas Artes, museo que dirigió previamente entre los años 1996 y 2002. Para este director, el éxito de un museo no se debe vincular al número de visitas que recibe, sino a indicadores más intangibles, como las aportaciones que éste realiza a la sociedad o la conservación material e intelectual de una colección. Indicadores que, según Zugaza, son “nada más y nada menos que la razón de ser un museo”.

¿Cómo ha sido la vuelta a casa? 

Muy ilusionante. La verdad es que volver a tu casa profesional como es este museo para mí, es muy ilusionante y venir después de una experiencia también muy bella durante 15 años nada más y nada menos, pues vienes con ese bagaje, con la ilusión de poder beneficiar de alguna manera al museo de esa experiencia y en eso estamos.  

¿En qué difiere la gestión del Bellas Artes de la del Prado? 

La escala del museo y la dimensión no sólo física sino la relevancia institucional que tiene un museo como el Prado, que es uno de los grandes museos del mundo. El Museo de Bellas Artes de Bilbao es más pequeño y tiene una misión un poco más cercana a la sociedad con la que, digamos, trabaja este museo. Lo interesante de trabajar en el Museo de Bellas Artes de Bilbao es que puedes experimentar más, es más laboratorio de experiencias nuevas con el público y en cambio pues el Prado es una institución más difícil en ese sentido, te puedes permitir menos experimentos. 

Bellas Artes y Guggenheim, dos gigantes del arte a 500 metros de distancia ¿Es sostenible? ¿Son competencia? 

Yo creo que son completamente complementarios y creo que mejora mucho la oferta de arte y de cultura de la ciudad ya no solo que coincidan en una misma ciudad, sino que estén tan próximos. Uno de los retos que tenemos es hacer más visible esa relación y esa proximidad. Que el público que viene, sobre todo de fuera de la ciudad, atraído por el Guggenheim también identifique al llegar a la ciudad al museo Bellas Artes de Bilbao como una oferta complementaria al Guggenheim. 

¿Qué papel juega el Museo de Bellas Artes en el mundo de la cultura en Bilbao? 

Es el museo más veterano, hecho por la sociedad bilbaína, con el apoyo de las instituciones desde hace más de 100 años y luego tiene una visión del arte muy abierta, tanto en lo cronológico hay ejemplos del arte antiguo, moderno y contemporáneo, pero también en lo geográfico. Es decir, hay una muy buena representación del arte europeo, una colección de arte muy interesante, la colección de arte japonés más importante que hay en cualquier museo estatal y luego lógicamente el arte español y el arte vasco que es una de las columnas vertebrales del museo.  

¿A los jóvenes les gusta el Museo de Bellas Artes? 

Les debería de gustar un poco más. Por eso hemos tomado una medida muy importante que es hacer gratuito el museo hasta os 25 años, para que no exista ese impedimento. Yo creo que sí, creo que el público joven se acerca cada vez con más interés al museo y para esto el arte tiene que significar algo para la gente joven y nuestro uso también tiene que progresar en el arte contemporáneo, que es una forma de enlazar con el público joven. No quedarse con un museo sólo de historia del arte sino un museo que habla también de la actualidad del arte, de lo que está ocurriendo ahora con el arte.  

¿Los vascos aprecian el arte? 

Sí, yo creo que desde épocas prehistóricas hay ejemplos de ahora mismo la exposición ABC. El alfabeto del Museo de Bilbao en el comisariado de Kirmen Uribe, pues en la primera sala del alfabeto que es la A que es Arte, presentamos dos objetos maravillosos de hace 12.000 años que proceden de una cueva de Ekain y de un yacimiento cercano también de Gipuzkoa que es la plaqueta de Ekain y el hueso de Torre donde hay ya las primeras manifestaciones de la representación de la naturaleza a través del gesto, cuando el arte todavía no era arte. No sabemos muy bien quiénes hicieron aquello, si fueron ellas o ellos, cuál era la utilidad o la necesidad que cubría esa representación de lo natural, pero desde tiempos prehistóricos interesa el arte a esta parte del mundo.  

¿El Gernika debería estar en Euskadi? 

 Yo creo que el Gernika decidió el propio artista que además era propietario de la obra decidió que estuviese en un museo, que era el Prado y yo creo que esa es la voluntad que hay que respetar. Está ahora en el Reina Sofía que es un sitio estupendo y que ojalá esté durante muchos años, pero terminará haciendo bueno aquello que le dijo Picasso a Jorge Semprún que quería que el Gernika estuviera en el Prado “para saber de dónde vengo”, de qué tradición artística procede Picasso. 

Con el 110 aniversario se aprobó el Plan Estratégico 2019/2022. ¿En qué se basa? 

Es darle un proyecto de futuro al museo. Hay que tener en cuenta que el museo dejó de planificar a medio plazo hace ya muchos años entonces es una planificación estratégica yo creo que muy necesaria el ver hacia donde queríamos dirigir la institución y claramente es una apuesta por el crecimiento de la institución tanto en términos físicos como en términos operativos. Queremos que el museo sea más grande por eso el proyecto plantea una ampliación del museo, pero también en función de que queremos que el museo genere más actividad en el contexto de la ciudad. Queremos mostrar el museo como más protagonista en la ciudad de Bilbao  

¿Es difícil que un museo tenga éxito en los tiempos que corren? 

Yo me plantearía primero si el museo tiene que tener éxito. Yo veo más al museo como un servicio público, como una institución que sirve a la sociedad desde el punto de vista de la educación, desde el punto de vista de la investigación, de la conservación de patrimonio y no lo veo tanto en términos de éxito, porque entre otras cosas, tendríamos que ponernos de acuerdo sobre qué significa el éxito de un museo. Creo que es un error vincular la audiencia con el éxito de un museo, no hay que valorar una institución sólo por ese indicador. 

¿Y por qué indicador se debería valorar? 

Pues son más intangibles, la aportación que hace un museo desde el punto de vista de la conservación material e intelectual de una colección, desde el punto de abrir el museo al conocimiento a la sociedad, del desarrollo de sus actividades educativas, de lo que propicia desde el punto de vista de la sociedad con el arte. Son difíciles de cuantificar, pero son nada más y nada menos que la razón de ser un museo.  

¿Cuál es el mejor museo que ha visitado? 

Me gustan todos. Me gustan mucho los museos ingleses con esta cosa de que no cobran la entrada, entonces entras al museo como si fuese tu casa. The National Gallery, de Londres o la Tate también en Londres. Es una satisfacción tener una relación tan natural con la institución. 

¿Bilbao es un ejemplo de capital cultural? 

Yo creo que ha cogido mucha fuerza la actividad cultural. Si miramos al Bilbao de hace años estaríamos pensando en la ciudad industrial, la ciudad marítima, comercial, financiera, pero no estaríamos pensando tanto en una ciudad donde la cultura y el arte tienen tanto protagonismo como tienen ahora. El conjunto del País Vasco se ha convertido en ese gran laboratorio del arte, con una proyección internacional que antes no tenía y que se la debemos a este sí, el éxito, del Guggenheim Bilbao.  

¿Cómo ve el futuro del Museo de Bellas Artes? 

Lo veo muy prometedor. Lo veo pensando ya en su contribución a una ciudad que va a crecer indudablemente en el ámbito del desarrollo del turismo cultural, que cuando terminemos la ampliación del museo estaremos muy cerca también de la conexión de Bilbao con el Tren de Alta Velocidad, con el resto del Estado. Yo veo que el proyecto del museo va a ser un proyecto que engarza con un crecimiento de la ciudad y de la región en el ámbito cultural y artístico.  

¿Y el suyo? 

Mi futuro es el compromiso que tengo con esta institución y con sacar adelante este proyecto que ha sido respaldado por el patronato, por las instituciones y que nace además del propio equipo humano que nace además del propio equipo humano que trabaja en el museo. Por lo tanto, me siento totalmente comprometido con este proyecto. 

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