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Tercera dosis y cautela: la fórmula que explica por qué los más mayores están escapando a la sexta ola

Los datos sugieren que el aumento exponencial de esta sexta ola se frena en las franjas de edad que ya han recibido una tercera dosis.

Álvaro Medina / Daniel Sánchez Caballero / Victòria Oliveres

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España llega a la Navidad de 2021 en un contexto muy distinto del de hace solo un año. El 21 de diciembre de 2020 la incidencia acumulada se situaba en los 224 casos por cada 100.000 habitantes. Araceli, la primera persona en ser vacunada contra la COVID-19 en España, recibiría el pinchazo solo unos días después, el 27 de diciembre. Justo un año más tarde, la Incidencia Acumulada (IA) se sitúa ya en los 609 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días y el 79,8% de la población tiene ya la pauta completa de la vacuna, con una novedad sobre la mesa: la variante ómicron. Algunos estudios sostienen ya una menor eficacia de los preparados frente a esta nueva cepa, mientras los datos sugieren que el aumento exponencial de esta sexta ola se frena en las franjas de edad que ya han recibido una tercera dosis de refuerzo.

La variante ómicron se expande “a un ritmo que no habíamos visto con las anteriores”, dijo la OMS. No solo eso, sino que parece estar reinfectando a las personas a un ritmo tres veces superior que el de las cepas anteriores, según científicos de Sudáfrica. Algo parecido sostiene el Imperial College de Londres, aunque sube la tasa de reinfección. El organismo británico publicó un estudio el pasado viernes según el cual el riesgo de contagiarse de nuevo con la variante ómicron es 5,4 veces mayor de lo que era con delta. Dicho de otra manera, explica el Imperial College, “esto significa que la protección contra una reinfección por ómicron derivada de haber estado previamente contagiado puede ser tan baja como un 19%”. Más claro aún: dos dosis o una infección previa apenas evitan el contagio con ómicron. La Universidad de Oxford ya se había manifestado en esta línea también a través de un estudio, aunque este centro subraya que una dosis de refuerzo de los preparados ofrece una buena inmunidad.



En España el 22,2% de la población ya ha accedido a esta tercera dosis: el 82,5% de los mayores de 70 años y el 53,4% de las personas de entre 60 y 69 años han recibido el refuerzo. El 51,5% de las personas que recibieron la vacuna monodosis de Janssen también han recibido otra inyección. Si comparamos la incidencia actual por franjas de edad, la IA en las personas de más de 80 años se sitúa en los 173 casos y en las personas de entre 70 y 79 sube hasta los 213. Si nos fijamos en franjas de edad más jóvenes que no han accedido aún a la dosis de refuerzo –con un porcentaje de vacunación nacional del 79,8%–, la incidencia se dispara. A 20 de diciembre, la IA en la franja de 40-49 años y entre los niños de 0 y 9 años supera los 700.

La farmacéutica Pfizer ha asegurado en un comunicado –no respaldado aún por publicaciones científicas– que, en laboratorio, una tercera dosis de su vacuna neutraliza a la variante ómicron. Según el laboratorio, los anticuerpos aumentan hasta 25 veces en las personas que reciben esta tercera dosis y estos neutralizan a la nueva variante a niveles comparables a los observados con otras cepas en personas con la pauta de vacunación completa (dos dosis).



Los expertos creen que detrás de esta disparidad en las cifras entre contagios por tramos de edad se esconden varios factores. Los cuatro epidemiólogos consultados para este artículo se expresan en términos parecidos: vacunas y comportamiento social. “La primera diferencia es la vacunación”, concede el epidemiólogo Pedro Gullón. “Ya lo decíamos en septiembre, cuando empezaron los colegios, que los menores de 12 serían los de mayor incidencia porque los demás están vacunados”, dice.

José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC), apunta que además de la tercera dosis, “el porcentaje de la población vacunada más mayor es superior al de los jóvenes. En dos dosis los huecos están por debajo y en los grupos donde mayor tasa de incidencia hay es entre los que están menos vacunados”. Este experto señala respecto a la efectividad de la tercera dosis que “hacen falta entre 10 y 15 días para que genere inmunidad”, por lo que “el efecto protector está empezando ahora”.



En su opinión, también influye en que la incidencia entre los mayores sean menor que “la gente de más edad toma más medidas de precaución. En las personas más mayores con comorbilidades el riesgo está aumentando y esto hace que se protejan mejor”. Una idea que refuerza Anna Llupià, epidemióloga e investigadora del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal): “En el análisis de la transmisión hay que ver otros factores. Tiene base biológica y componente social. De comportamiento. Si una persona se vuelve a vacunar porque tiene más riesgo, cambia un poco su comportamiento a la espera de volver a tener inmunidad”.

Fernando Rodríguez Artalejo, epidemiólogo, catedrático y director de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad Autónoma de Madrid, explica que “es difícil saber hasta donde llega el efecto de la tercera dosis y la autoprotección, pero parece una sinergia”. “Creo que se protegen más. Van a menos actos. Usan la mascarilla de manera más rigurosa. No ves a gente de 30 con mascarilla por la calle, pero si a gente de 70, lo cual te da una idea del uso que hacen de ella”, reflexiona.

El doble de incidencia

Si nos fijamos en las comunidades con las incidencias más altas, Navarra y Euskadi, las franjas de edad con más dosis de refuerzo también registran una incidencia inferior a otras personas más jóvenes. Navarra alcanza ya una IA de 1.367 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, pero la cifra difiere mucho en los distintos grupos de edad. Mientras las personas mayores de 80 años se sitúan en una IA de 255 casos, las personas de 40-49 años años, con un porcentaje muy elevado con la doble inyección, tiene una incidencia de 1.745 casos. Los menores de 0 a 11 años se acercan a la barrera de los 2.500.



Lo mismo sucede en Euskadi, la segunda comunidad con una incidencia superior, ya en los 1.055 casos. Las personas mayores de 80 años tienen una IA de 276, frente a los 1.411 positivos por cada 100.000 habitantes en la franja de 40 a 49 años. La IA en los menores de 0 a 11 años llega ya a los 2.065.

Este jueves, la Comisión de Salud Pública aprobó volver a vacunar con una inyección de refuerzo a las personas de 40 años en adelante y a todos los inmunizados con pauta completa de AstraZeneca. Este último grupo está formado por trabajadores esenciales jóvenes, como docentes, bomberos o policías, y pueden ponerse la dosis extra una vez trascurridos tres meses de la primovacunación frente a los seis que deben esperar los vacunados con ARN mensajero (Pfizer y Moderna) o con combinación. El plan inicial de Sanidad, según avanzó la ministra Carolina Darias el pasado miércoles, era incluir a los mayores de 50 años en la lista de receptores de la dosis de refuerzo, pero ha ido más allá y ha bajado el listón hasta los 40. El orden de vacunación será por edad, empezando por las personas de 59 años y progresivamente bajando hasta los 40, confirman fuentes del Ministerio.

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