El consejero andaluz de Salud reta a la oposición a identificar a las mujeres con fallos de cribado aún sin cita para revisión
El consejero andaluz de Sanidad, Antonio Sanz, ha querido zanjar este jueves de un portazo todas las dudas y sospechas en torno a la crisis del cribado de cáncer de mama, preguntas sin respuesta que la oposición en bloque aviva, sacando a la luz historias clínicas concretas que, aparentemente, contradicen el relato oficial del Gobierno andaluz y el “acotamiento” que ha hecho de esta crisis.
Los rivales políticos del presidente Juan Manuel Moreno -todos en una campaña electoral anticipada- siguen preguntando cómo se inició el fallo y cuál es su alcance real, porque no terminan de creer que el grueso del problema esté en un solo hospital -el Virgen del Rocío de Sevilla- y el número de afectadas sea de 2.317 mujeres.
Sanz acusa a la oposición de usar esta crisis para poner en cuestión todo el sistema sanitario andaluz, que arrastra problemas “estructurales”, como ha admitido el propio presidente. Les afea que “eleven a categoría de titular nacional” cada caso “aislado”, cada “anécdota”, como si representase una parte del todo. “Les reto a que me enseñen los casos que no coinciden con mis datos y los investigaremos caso a caso”, ha sentenciado, en uno de los momentos más tensos de su comparecencia.
Las comisiones de Salud en el Parlamento andaluz, donde el responsable de la cartera se enfrenta a las preguntas-denuncias-embestidas de toda oposición, han mutado de piel: hace un mes sonaban la Primavera de Vivaldi y ahora atronan como la Cabalgata de las Valquirias, de Wagner.
Entremedias, la consejera de Salud Rocío Hernández dimitió aplastada por la crisis de los cribados de cáncer de mama, el Gobierno de Moreno admitió “errores”, pidió “disculpas”, se enfangó en la mayor crisis política de los últimos siete años, y pasó de estar a la defensiva a pasar al ataque poniendo al frente de Sanidad al consejero más político y más duro de todos, la mano derecha del presidente, Antonio Sanz.
Sanz, veteranísimo diputado del PP andaluz desde los tiempos remotos de Javier Arenas, compagina ahora la coordinación política de todo el Gobierno, desde la consejería de Presidencia, es el responsable de Emergencias y desde hace diez días está volcado en la crisis sanitaria de los cribados de cáncer. Ayer estaba pendiente del temporal que anegó Huelva y Sevilla, y este jueves se ha estrenado en la citada comisión parlamentaria de Salud, donde ha orillado el perfil clínico que ostentaba su predecesora -médica de oficio- por un lenguaje de gestión puro y duro.
También ha dejado de matar a bostezos a sus señorías, con términos técnicos y papeleo, y ha soliviantado a sus oponentes con una relectura de la crisis de los cribados en términos políticos. Sanz ya ha encauzado el diálogo con la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama (Amama), que destapó el escándolo de los diagnósticos tardíos hace un mes, y esa era la brecha que más le preocupaba. La que más daño estaba haciendo al Gobierno de Moreno, la voz de las mujeres con uno o los dos pechos cortados, gritando en las calles su dimisión.
La otra vertiente, la oportunidad política de la crisis de los cribados para los rivales de Moreno, a siete meses de las elecciones andaluzas, inquieta menos al nuevo consejero de Sanidad, porque es la que mejor se le da. Así es como ha respondido hoy en el Parlamento que todas las preguntas sobre la crisis ya están, en realidad, respondidas: ¿Qué ha fallado para que miles de mujeres se enteraran con meses y años de retraso que sus mamografías incluían una lesión dudosa, “no concluyente”, que en el 98% de los casos suele ser benigna, pero que en otros tantos se convirtió en un cáncer no detectado ni informado ni tratado a tiempo? ¿Hasta dónde llegan las afectadas?
“Ya he respondido”, ha dicho el consejero, afeando a sus oponentes que no den por válidas las explicaciones y las cifras que a él mismo le han trasladado los profesionales. La versión oficial es que hubo una “falla en la comunicación derivada de las unidades de mama”, principalmente en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde se han localizado el 90% de los casos. Toda la cadena de mando allí decidió, por protocolo, no avisar a las mujeres de que se habían detectado hallazgos sospechosos (BIRADS-3), no antes de seis meses -como recomienda el protocolo real-, aunque las demoras en algunos casos llegaron a dos años.
Sanz ha perimetrado el número de afectadas en 2.317 mujeres, sin aclarar de cuándo es el primer caso. Desde cuándo se viene actuando así, cuál es la mamografía más tardía con un resultado “no concluyente” que ha aflorado después de que estallase la crisis. Las portavoces del PSOE y de Por Andalucía, María Ángeles Prieto e Inmaculada Nieto, han insistido en que esa cifra “no se corresponde con la realidad”. “Si usted dice que han llamado ya a todas para darles cita para una segunda prueba antes del 30 de noviembre, le digo ya que no están todas, que sabemos de mujeres a las que no las han llamado”, le ha espetado Nieto.
“No somos 2.317, somos 20.000”
La presidenta de Amama, Ángela Claverol, se ha manifestado en la misma línea: “No somos 2.000 las afectadas ni 2.317, podemos ser más de 20.000”, dijo el pasado domingo, durante la concentración de miles de mujeres a las puertas del Palacio de San Telmo, sede de la Junta de Andalucía.
Sanz ha insistido, con vehemencia, en que el problema está ya “perimetrado” en el Virgen del Rocío y con la cifra de afectadas ya dada. “No había un seguimiento proactivo de la situación de estas pacientes”, ha dicho, y luego ha desafiado a sus rivales a que le enseñen los casos de mujeres con diagnóstico dudoso que aún no han sido contactadas por la Junta. “Yo no sé por qué no coinciden con los datos que yo estoy dando. Le reto a que me enseñen esos casos, vamos a investigar caso a caso, pero no generen miedo, no viertan sospechas sobre el sistema sanitario, no levanten infundios sólo por ganar cuatro votos”, ha dicho, visiblemente enfadado.
La oposición ha llevado historiales personales anonimizados al Parlamento para desmontar el relato oficial de la crisis que ha dado el consejero. “No son anécdotas ni incidencias, son casos agravados con el tiempo por una gestión negligente”, le ha afeado Prieto. Nieto, que la semana pasada llevó el caso de “la teta de Anabel” para ilustrar que las imágenes de su mamografía antes de la caída del sistema informático del SAS eran distintas que las que “reaparecieron” luego, ha vuelto a exigir explicaciones.
Al consejero le irritó muchísimo este asunto. La Consejería de Sanidad difundió vídeos de varios profesionales de Radiología y de mantenimiento de la plataforma digital del SAS para tratar de explicar que “no se pueden borrar ni modificar pruebas” del historial clínico de un ciudadano, algo que Amama ha denunciado ante Fiscalía, y que es objeto de una apertura de diligencias. “¿Usted dice que se lo está inventando? Una mujer que está en pruebas oncológicas, que antes veía unas imágenes en su historial y ahora no, ¿se lo está inventando?”, inquirió Nieto.
La diputada socialista Ángeles Férriz llamó “mirlo blanco” a Sanz y acusó al Gobierno de Moreno de “haber roto la confianza d elos andaluces en el SAS”. “Ustedes están en un juzgado por corrupción sanitaria”, dijo. El consejero se mostró reiteradamente indignado por la cobertura mediática de la crisis de los cribados, reprochándosela a los partidos de la oposición, y trató de explicar que dada la magnitud del sistema andaluz de salud, que atiende a una población de 8,5 millones de habitantes, los errores “puntuales” no son significativos.
“Cada año se hacen 588 millones de actos médicos, y ustedes me preguntan por un caso concreto, y lo elevan a categoría de titular nacional. Esos fallos ocurrían antes y siempre se van a dar situaciones no adecuadas”, insistió Sanz, que cuantificó las 86 millones de consulta en Atención Primaria al año, los 12,5 millones de entradas por Urgencias; 533.000 ingresos, 475.000 operaciones quirúrgicas y 450 millones de pruebas diagnósticas. “Con este volumen, puede ocurrir algún caso”, sentenció.
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