Alicante huele mal
Empiezo a escribir este artículo el martes poco después de dejar a mi hijo en el colegio. Sobre las 9.30 horas de la mañana. En Alicante. ¿Qué por qué dejo constancia de la fecha? Porque hace más de dos días que se desconvocó la huelga de basuras en Alicante. Y la fotografía que adjunto es el aspecto de mi calle después de este tiempo. ¡Y no! Puedo asegurar que mi calle no es un caso aislado. En las cinco manzanas que me separan del cole de mi hijo el paisaje es el mismo. Contenedores a rebosar, papeles por todas partes, cacas de perro, cajas de cartón arrastradas por el viento desde a saber dónde, plásticos,…
-Mamá ¿no terminó ya la huelga?- me pregunta mi hijo.
-Sí hijo, el domingo.- le respondo.
-Entonces… ¿Por qué no limpian la calle y vacían los contenedores?- insiste.
Y les aseguro que no sé que responder. Porque lo que me sale no es muy educativo. Y porque no quiero que crezca con el complejo de ser un ciudadano de segunda. Porque así es como nos sentimos en los barrios de la zona sur y, por lo que escucho también en los informativos de Radio Alicante, de la zona norte de la ciudad. Y seguro que en muchas más zonas que no son el centro propiamente dicho. ¡Qué yo sepa todos pagamos cada año la tasa de basura! Esa tasa de la que el Ayuntamiento ha dicho que prorrateará los días que hemos estado sin servicio. ¡Acuérdense que la huelga no ha acabado para los vecinos que seguimos conviviendo entre basura! Lo digo, no vaya a ser, que a la hora de fijar los días se despisten y crean que el servicio comenzó a prestarse el domingo por la noche.
No sé a la empresa, pero a nosotros, a los ciudadanos, descuéntennos también el resto de días que estamos sufriendo los olores de comida en descomposición, las dificultades de circular con un carro de la compra, un cochecito de bebé o una silla de ruedas por aceras anegadas de basura, y la indignación de llegar cada día a casa y tener que apartar tres o cuatro cartones, dos bolsas de plástico y sortear tres o cuatro mierdas de perro para acceder a nuestro portal (perdonen por la expresión, pero estoy muy cabreada).
Miércoles, 13.30 horas. Señores, señoras…, Alicante sigue estando fea, y sucia, muy sucia…tres días después de darse por finalizada la huelga. Hoy he tenido la oportunidad de comprobar que en la playa, los vecinos también son de segunda. La Albufereta, el Cabo de las Huertas…en todas sus calles las bolsas de basura desbordan los contenedores. Me dicen que Tómbola y San Agustín están igual… ¿Qué pasa? Ya han pasado tres días. De vuelta a casa me vuelvo a encontrar con las mismas bolsas, cartones, latas, plásticos, papeles…que se enredan entre las ruedas de los coches aparcados y que dificultan caminar por las aceras. ¿Hasta cuándo vamos a seguir contando los días?
La verdad es que esta semana mi idea era escribir un artículo sobre los trabajadores que van a despedir de la ‘fábrica de la felicidad’, un texto que hablara sobre el cierre de Coca Cola en Alicante y de la Reforma Laboral que permite a una empresa con beneficios dejar en la calle a 750 personas…pero al final he acabado hablando de basura. ¡Al fin y al cabo!, tampoco me he desviado tanto.
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