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Arabia Saudí paraliza las obras de una empresa española en su embajada en Zambia tras asaltarla los trabajadores por impagos

Embajada de Arabia Saudí en Camerún construida por Ceinsa -74 % del Grupo Eurofinsa-.

Sergi Pitarch

Las relaciones comerciales entre España y Arabia Saudí no se han limitado solo a la venta de bombas y las fragatas que se armarán en los astilleros de Navantia, que han centrado toda la polémica política en las últimas semanas. El AVE a la Meca ha servido para que grandes constructoras españolas consiguieran un contrato milmillonario con la monarquía árabe aunque no sin polémica. También otras firmas de capital español como Eurofinsa han ganado un importante contrato internacional con este país con un perfil mucho más bajo, pero no sin tener algún importante problema que, defienden, no ha sido su responsabilidad y ya habrían solucionado a día de hoy.

Ceinsa -filial de Eurofinsa para África en la que la empresa española tiene un 74 % de la propiedad- ha visto como el Gobierno de Arabia Saudí le paralizaba las obras de su embajada en Lusaka (Zambia) durante unas semanas por un impago de las nóminas a los trabajadores locales. Fuentes de la compañía del empresario andaluz Mauricio Toledano culpabilizan del problema a una subcontrata local, que ya habría solucionado a día de hoy esta deuda con los empleados.

Los impagos han sido a obreros y proveedores locales que han provocado que los afectados montaran en cólera por no poder llevar un sueldo a sus familias, la gran mayoría de clases populares de la capital de Zambia. También ha habido deuda por transporte y materiales, aunque en este caso el impacto sobre la población no es tan grande. La situación se ha tensado tanto que los trabajadores acabaron manifestándose a las puertas de la embajada y asaltando las obras de manera pacífica, hechos que fueron registrados por los medios locales, entre ellos Prime Televisión, de donde es la captura que reproduce eldiario.es.

Esta protesta y, sobre todo, el asalto a la embajada -territorio saudí en toda regla- ha provocado que el Gobierno árabe paralizara las obras. “El problema ha sido de la subcontrata local, pero se le llamó la atención desde Eurofinsa y ya se ha solucionado el problema”, explican desde la compañía, donde aseguran haber solicitado a través de sus abogados una rectificación a los medios locales que publicaron que los impagos eran responsabilidad de su filial Ceinsa. “La obra ya no está parada”, apuntan.

El proyecto de construcción de la embajada de Arabia Saudí en Lusaka, capital de Zambia, se enmarca dentro de un lote de otras cinco embajadas saudíes en otros tantos países africanos. Ceinsa ya ha finalizado la nueva delegación árabe en Camerún, que ha tenido un presupuesto de 23 millones de euros, y trabaja en las de Ghana, Guinea, Chad y Níger. El montante superará los 100 millones de euros, aunque desde la compañía no quisieron cuantificar el total del contrato conseguido gracias a las relaciones entre las monarquías de Arabaia Saudí y España.

En estos momentos Arabia Saudí se ha convertido en un problema internacional. La paralización de las obras por el asalto de los trabajadores a su embajada coincide con el asesinato del periodista Khashoggi en la embajada de Arabia Saudí en Ankara, lo que ha provocado un conflicto internacional de primer orden. Los nervios por la presión internacional se han incrementado en la monarquía wahavita, muy cuestionada en Europa. También por la ofensiva en Yemen y los bombardeos a población civil, que han puesto contra las cuerdas el discurso de Gobierno de Pedro Sánchez.

Fuentes de la empresa española han argumentado que el problema con los trabajadores se ha solucionado rápidamente y han quitado importancia al suceso que ha ocurrido en las últimas semanas. Desde la compañía han apuntado que su apuesta por países africanos y otros en vías de desarrollo se sustancia en la financiación de fundaciones que promueven los derechos humanos, como la que impulsa Baltasar Garzón FIBGAR o, recientemente, la construcción de potabilizadoras en Indonesia tras el reciente terremoto.

Eurofinsa tuvo problemas con la justicia española, que abrió una investigación en 2014 a través de la Fiscalía por presuntos sobornos a políticos en Angola. La causa fue archivada por la Audiencia Nacional antes de llegar a juicio.

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