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La otra Dama de Elche: el mosaico romano de Hércules arrancado de Llíria durante el franquismo y expuesto en Madrid

Parte del mosaico donde se representan las 12 pruebas de Hércules.

Toni Cuquerella

València —
24 de agosto de 2025 23:01 h

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La vinculación patrimonio histórico local que permanece lejos de su lugar de origen ha generado movimientos que reivindican la vuelta de tesoros lo más cerca posible a su hogar. Casos como los de las pinturas de Sijena que están encaminadas a que regresen de Catalunya a Aragón, u otras iniciativas con menos visos de éxito -y más cercanas-, como el regreso de la Dama de Elche a la ciudad alicantina desde Madrid. Un caso similar pero más desconocido para la ciudadanía es el del mosaico de los 12 Trabajos de Hércules de Llíria, una obra de unos 25 metros cuadrados que fue arrancado de su lugar original en 1942, y que desde entonces está expuesto en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) en Madrid.

El mosaico consiste en una composición de 5,50 x 4,50 metros, datado en el primer tercio del siglo III en Llíria y supuestamente ubicado en una villa de clase senatorial, puesto que la representación de la figura de Hércules era privativo de este estatus. El mosaico está enmarcado por una orla decorada y se divide en dos zonas: una con decoración geométrica, y otro formado por doce cuadros que representan los Trabajos de Hércules alrededor de un emblema central, donde se representa a Hércules y Ónfale. La narración comienza en la zona inferior izquierda con el estrangulamiento del León de Nemea (I), y continúa con los episodios de la Hidra de Lerna (II), el Toro de Creta (VII), el Jardín de las Hesperides (XII), las yeguas de Diomedes (VIII), la muerte de Gerión (X), la limpieza de los establos de Augias (VI), la captura de Cerbero (XI), el jabalí de Erimanto (III), el cinturón de Hipólita (IX), la cierva de Cerinea (IV) y, finalmente, los pájaros de Estinfalia (V). El emblema central representa el mito de Hércules y Ónfale, la reina de Lidia, a la que el héroe debía servir como esclavo durante tres años para purificar la muerte de Ífito. La tradición iconográfica insiste en representar el cambio de vestidos: Hércules con ropajes y atributos femeninos, mientras la soberana adopta los atributos característicos del héroe: la leontea y la clava.

Mosaico de Hércules completo.

El mosaico fue descubierto en el año 1917 en unas obras de excavación de un pozo, a un metro de profundidad, en la villa de Llíria conocida como 'Ca Porcar'. Y es que el mosaico tuvo la suerte de que el terreno donde estaba enterrado -conocido como paraje del Pla dels Arens- fue comprado por Francesc Porcar, un intelectual local aficionado a la historia y al arte, que lo preservó y lo dignificó. Este construyó un templete para resguardarlo y lo rodeó de un jardín, y fue objeto de exhibición durante 25 años, teniendo entre sus más destacados visitantes al escultor Mariano Benlliure.

Con la llegada de la II República Porcar se implicó con el nuevo régimen, implicación que mantuvo durante la Guerra Civil, y tras la victoria de la dictadura franquista el intelectual fue represaliado. Fue en este contexto cuando a finales de 1941 Porcar recibió la visita de un teniente de la Guardia Civil que compró el mosaico para que fuera expuesto en el Museo Arqueológico Nacional, en la misma época que el gobierno de la Francia pro-nazi de Vichy donó al gobierno de Franco la Dama de Elche; no obstante la dificultad de los trabajos para arrancar la obra romana hizo que no se concluyeran los trabajos hasta finales de 1942. Así el mosaico fue trasladado a Madrid donde fue restaurado y expuesto en el suelo desde entonces hasta 1989, cuando después de una nueva restauración pasó a exhibirse definitivamente en la pared del museo.

“Despertar la consciencia”

Actualmente dos aficionados a la historia de Llíria y la comarca del Camp de Túria, Joan Benlloch y Sime Jordà, autores de un podcast con esta temática, han trabajado en la divulgación tanto de la figura de Porcar como del mosaico de Hércules. Ambos destacan el gran valor de esta pieza de unos 1.800 años de antigüedad, a la vez que lamentan el poco conocimiento que se tiene de ella.

Este poco conocimiento señalan que hace que tampoco se tenga consciencia de la distorsión que supone que una pieza de tal valor esté tan lejos del hogar donde fue arrancada. Estos divulgadores de la historia local abogan de este modo por “despertar la consciencia, como se ha hecho con otros casos que conocemos todos, e intentar conseguir que pueda estar aunque sea un poco más cerca de sus orígenes”.

Reconocen que no se trata de reclamar que el mosaico de Hércules se vuelva a poner en su lugar original en Llíria, pero sí que esté en un espacio más cercano como el Museu Arqueològic de la Diputació en València.

Además, recuerdan que desde el año 2021, en el lugar de donde fue arrancado el mosaico romano, se instaló una réplica de la obra realizada por el artista Rodolfo Navarro, afincado en Llíria. “Una obra muy digna y que puede ser vista desde la calle”, destaca Benlloch sobre esta composición.

Benlloch concluye que la reivindicación del retorno “no es solo una cuestión de justicia, sino también un homenaje a un intelectual ilustre como Francesc Porcar”.

Reproducción ubicada en el lugar original donde se encontró el mosaico de Hércules.
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