Pobreza, otra vez, sí…. y cambio climático (y las que más los sufren…)
Lo decimos alto. Nos queremos sin pobreza, defendiendo el planeta, nos queremos estudiando, jugando, nos queremos con un trabajo digno, nos queremos sin guerras, sin hambre, con derechos; en definitiva, nos queremos personas vivas, en toda la amplitud de la palabra. Y un año más, con motivo de la celebración del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, desde Pobresa Zero queremos recordar que en el mundo hay casi 2.000 millones de personas para las que estos deseos no son más que utopía. Cuesta pensar las cifras, ¡Otra vez! pero detrás de cada número hay un mundo en caos. Y los números son escandalosos. Más de 1.800 millones de personas en situación de pobreza; y más de 736 millones que subsisten en pobreza extrema…
Sí, estamos inmersos en una situación de emergencia, provocada por un sistema económico neoliberal que excluye, sobreexplota y condena a la pobreza a miles de millones de personas… y al planeta… y esto es incontestable. Un sistema basado en la desigualdad y la explotación sin límite de los recursos y en el que la erradicación de la pobreza o la defensa del planeta no son prioridad.
¿Seguiremos permitiéndolo? No, y por eso estamos en pie, porque a la lucha contra las desigualdades y las violencias que soportan las mujeres, se ha sumado la lucha contra el cambio climático, y a estas luchas seguimos sumando la necesidad imperiosa de trabajar por el cambio de modelo económico. Porque la erradicación de la pobreza implica la defensa del planeta.
Necesitamos a la ciudadanía y por eso hacemos un llamamiento de nuevo a la movilización, porque no podemos ignorar la realidad, no podemos tapar el sol con un dedo…. Y por eso somos conscientes de que tenemos la obligación de alzar la voz junto con quienes su batalla es simplemente llegar al final del día, llegar a mañana, por quienes su batalla es un mar negro con olas de cuatro metros, por quienes su batalla es una tierra yerma, o huir de las bombas o un plato de comida demasiadas veces vacío...
Hoy, las personas más vulnerables del mundo dependen de manera directa de actividades sensibles al cambio climático, como la agricultura, la ganadería y la pesca. Una realidad donde una vez más las mujeres son las más castigadas, representando el 70% de las personas en situación de pobreza. Y ahí señalamos al África Subsahariana, donde están más de la mitad de las personas extremadamente vulnerables del planeta. Una región donde se generan gran parte de los movimientos migratorios. Y que, junto con quienes huyen de conflictos y catástrofes naturales, constituyen otro drama, el de las migraciones en el mediterráneo…
Por ello, porque estamos sumidas en un círculo vicioso, sabemos que la única solución es romperlo, porque frente al libre mercado sin freno, la especulación y la esquilmación de los recursos hay que buscar soluciones que pasen por la equidad, la inclusión, la interculturalidad y la economía circular. Y esto no va a ser posible sin demanda social y sin cambio real de políticas. Porque hay mucho en juego. Nosotras nos jugamos el planeta y nuestro futuro, mientras que las grandes corporaciones se juegan ingentes beneficios a corto plazo. Y ante esta batalla desigual necesitamos contundencia, resistencia y apoyo social y político.
Por eso, ante la tozudez de la realidad, y pese al riesgo de que las demandas suenen repetitivas seguiremos saliendo a la calle. Y así, una vez más, llamamos a la participación a las ONGD y a las entidades sociales, a las escuelas y a las universidades, a los sindicatos, las organizaciones feministas y otros actores sociales. Sabemos que trabajamos sobre bases comunes desde muchos ámbitos diferentes, y sabemos que, si lo hacemos de forma conjunta, seremos más eficaces. Porque no pueden callarnos a todas.
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