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El presidente valenciano Ximo Puig se entrevista con Pere Aragonès y recupera la normalidad institucional con Catalunya

El president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, con el vicepresidente catalán, Pere Aragonés.

Laura Martínez

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Construir puentes. Una “Commonwealth mediterránea”. Una alianza territorial para potenciar el Corredor Mediterráneo, el cambio en el sistema de financiación, la lucha contra el dumping fiscal y el “efecto aspiradora” de Madrid. Trellat i seny. El president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, acudía este martes a Barcelona con el objetivo de recuperar la normalidad institucional entre gobiernos.

Puig no se reunía con un dirigente catalán en Barcelona desde hace tres años, cuando en abril de 2017 mantuvo un encuentro con Carles Puigdemont. El procés fue separando dos instituciones que representan a territorios vecinos, con un mapa sociocultural común y con intereses políticos compartidos. Hasta este martes, cuando el president ha inaugurado el ciclo de conferencias 'España en el contexto geopolítico de la postpandemia', organizado por el Cercle d'Economia de Barcelona y se ha reunido con el vicepresidente en funciones de president de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonés.

El presidente valenciano vuelve a intentar, como hizo antes de la crisis provocada por el independentismo catalán, recuperar los vínculos institucionales. Ximo Puig rechazó reunirse con Quim Torra tras la sentencia condenatoria del procés, una cuestión que generó cierto malestar en Cataluña, y que parece haber quedado en el pasado con la inhabilitación del dirigente independentista. Ahora, Puig y Aragonés destacan la “buena sintonía” para abordar la emergencia sanitaria, luchar contra el dumping fiscal y la competencia desleal de otros territorios, aunque discrepan en su opinión sobre la situación politica en Cataluña. En el encuentro, que ha durado una hora y media, han intercambiado los documentos para la recuperación de sendas autonomías y han coincidido en reclamar que las comunidades tengan un papel activo en la gestión de los fondos europeos.

A Puig le satisface mantener buenas relaciones con un territorio vecino, al contrario que a otros barones socialistas como el castellano Emiliano García Page o el aragonés Javier Lambán, y así lo hizo ver durante su conferencia, en la que reclamó a Cataluña “volver a las mesas en las que se juega el futuro”. En juego está el futuro territorial de España, con un modelo centralista en crisis; el futuro fiscal, con el dumping madrileño como amenaza y el caducado sistema de financiación provocando agujeros millonarios en las cuentas de las autonomías mediterráneas; el futuro de los fondos europeos, unas partidas a las que el presidente valenciano ha confiado su futuro político y el de la Comunitat Valenciana.

El socialista sabe que necesita del apoyo de otros territorios en la batalla de la financiación autonómica y de la autonomía fiscal, y busca sumar a Cataluña. Así, ofrecía aplicar “la vía valenciana” - “el acuerdo, la serenidad y las alianzas”- para llegar a los acuerdos que permitan la recuperación de la pandemia.

Ximo Puig considera que la deriva centralista se ha acentuado y ha madurado en un ‘procés invisible’ de la capital que atenta contra la igualdad de los territorios que conforman España; un proceso alimentado por el dumping fiscal que ejerce Madrid y que es “injusto, desleal y ciertamente insultante”. “Ahora, más que nunca”, ha señalado, “es imperativo que afrontemos la necesaria armonización fiscal en España, que no va contra la autonomía fiscal, sino contra el abuso de privilegios, así como de garantizar la igualdad de oportunidades y de servicios públicos esenciales”. Para el presidente valenciano, hablar de reforma territorial es hablar también de reparto, “dado que no habrá una vertebración territorial completa sin un cambio equitativo del modelo de financiación autonómica”, pero tampoco sin abordar el reto de la despoblación ni crear un “nuevo contrato social” entre generaciones.

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