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“Leer por placer es un eslogan que fracasa”

Harry Potter y bravas mujeres centran el otoño literario para los más jóvenes

Eduardo Azumendi

“Cuando pensamos que tenemos todas las respuestas en educación, nos cambian todas las preguntas, sobre todo la de qué es lectura”. Gemma Lluch, profesora en la Universidad de Valencia, explica así las dificultades con las que se encuentran los profesores en las escuelas y en las universidades cuando tratan de motivas e iniciar a los estudiantes en la lectura. Lluch ha explicado durante el taller ‘Educación Literaria: el papel de los clásicos en ESO y Bachillerato’ la importancia de la educación para enseñar a leer los relatos clásicos.

La profesora tiene claro que no hace falta crear nuevas listas de lectura porque los relatos clásicos siempre van a estar ahí. “Casi todo está hecho, no tiene sentido hacer nuevas listas de lectura. Hay un canon literario establecido desde hace siglos y la selección ya lo ha hecho la historia para nosotros”. Con la palabra canon, Gemma Lluch se ha referido a “una lista o elenco de obras consideradas valiosas y dignas por ello de ser estudiadas y comentadas”. Hay que volver a la esencia de la literatura, “el Quijote siempre tiene la respuesta a todo lo que te preguntas”.

Sin embargo, en las aulas se trabaja a partir de un canon selectivo, una lista de autores y textos que se consideran imprescindibles de la literatura. Aun así, esa selección de obras no se podrá entender en su contexto si no hay una transmisión de la herencia del pensamiento. Es decir, “proporcionar el conocimiento cultural básico para interpretar los textos del pasado, ver los temas actuales con perspectiva histórica y orientarse en los logros estéticos, cambios sociales y políticos y debates filosóficos que han durado siglos”.

Educación literaria es una experiencia de vida desde educación infantil. “Pero no solo deben ser los centros educativos los que desarrollen un plan de lectura, sino también las políticas públicas de una administración. Dar valor a este tipo de lectura no es trabajo solo de profesores, aunque enseñar a leerla sí. Pero valorarla también es labor de la administración y los poderes públicos. Incluso de las familias”.

Para la docente, “aprender a leer literatura no es placentero, no es un placer a corto plazo, puede ser a medio o largo plazo. Leer por placer es un eslogan que fracasa”. Considera que los adolescentes tienen más cosas que les da placer que la literatura, y por ello, hay que hacer llegar a los docentes, padres y comunicadores que “enseñar educación literaria es muy difícil”. “Formar lectores literarios, enseñar desde el canon, requiere de una capacidad del profesor, de un esfuerzo por parte de los alumnos y requiere de la ayuda de una sociedad. Debemos valorar entre todos lo que es la educación literaria”.

¿Cuál es la diferencia entre el fomento de la lectura y la educación literaria? “Fomentar la lectura es gozar, compartir todo tipo de lecturas. Es una libre y personal elección de relatos que debe desarrollarse en la biblioteca escolar. Educación literaria es formar lectores literarios que leen textos clásicos y en la que el profesor es quien decide desde el canon ya establecido qué leer. Es una lectura acompañada que se desarrolla en clases de literatura”.

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