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El incierto futuro de la Cueva de la Maravilla Blanca: excepcionalidad mundial o material para cemento

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Néstor Cenizo

12 de septiembre de 2022 20:17 h

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Al este de la ciudad de Málaga, separada de su núcleo urbano por el Peñón del Cuervo y apenas a un paso de la orilla del Mediterráneo, se alza una mole visible desde toda la bahía. Es la fábrica de cemento de La Araña, una colosal estructura de tubos, chimeneas y un inmenso silo cilíndrico ennegrecidos por el humo. La estampa, de tintes post-apocalípticos, podría ser el reflejo invertido de la delicada belleza oculta a pocos metros a su espalda: allí, en las entrañas de la colina de piedra caliza que nutre la fábrica, se descubrió por casualidad hace algo más de un año una cavidad de fascinante belleza, horadada por la acción milenaria del agua, a la que llamaron “Cueva de la Maravilla Blanca”. Una cavidad kárstica con un trazado laberíntico, en la que el agua salada y dulce ha jugado a placer hasta configurar un escenario que pudiera haber salido de la mente de Dalí o Gaudí.

Investigadores del CSIC y la Universidad de Málaga, que este verano visitaron la cueva 178 veces en 38 jornadas de trabajo, acaban de publicar un informe que la califica de “hito geológico mundial”: destacan que hay en ella más de cien estegamitas, una formación rocosa (espeleotemas) solo localizada en otras tres cuevas del mundo. “En conjunto, constituyen el mejor ejemplo de todo el planeta. Un elemento del patrimonio geológico no solo de ámbito local o nacional, sino de relevancia internacional”, dice Juan José Durán, profesor de investigación del Instituto Geológico y Minero de España (CSIC) e investigador principal del informe, que también firman Iñaki Vadillo (Profesor Titular del Área de Geodinámica Externa de la Universidad de Málaga) y José Enrique Sánchez (presidente de la Asociación Española de Espeleología).

Este tipo de formación rocosa es tan inusual que apenas se había reseñado en tres cuevas en todo el mundo, en Puerto Rico, Australia y Eslovaquia. “Pero aquí existen con más profusión, mejor conservadas y más representatividad de sus estadios evolutivos”, ilustra Durán. Han hallado más de un centenar, de variadas dimensiones y morfologías, y hasta metro y medio de altura. Tantas y tan bien conservadas, que han pedido que se sustituya la denominación popularizada el año pasado (“Maravilla Blanca”) por “Cueva de las Estegamitas”. “En cuanto a este tipo de espeleotemas, es la mejor que hay en el mundo”.

Las estegamitas son formaciones kásrticas generadas desde el suelo por flujo y capilaridad: el agua fluye desde una grieta en la calcita, y va sumando finas capas de material. La cueva se sitúa a unos 75 metros sobre el nivel del mar, lo que explica la “precisión morfológica” y la variedad de formas que han encontrado: la acción conjunta del agua salada y dulce es mucho más agresiva. Eso le da también su característico aspecto de queso gruyere, parecido a la cercana Cueva del Tesoro. Todas estas cuevas cercanas al mar se han formado en un periodo que puede alcanzar hasta el medio millón de años, si bien Cueva de las Estegamitas aún no ha sido datada. 

Cercana a otra cueva BIC

La cavidad, de la que han recorrido ya 1.303 metros, está “excepcionalmente bien conservada”. Además, contiene un singular “fondo de lago” con cientos de pequeños espeleotemas, probablemente único en España. Este tipo de formaciones, así como las “mariposas”, los coraloides o los escudos, no son únicos pero aquí aparecen en una cantidad, variedad y estado de conservación “espectacular”, según el investigador, que lleva 40 años estudiando decenas de cuevas por todo el mundo y está especializado en la hidrogeología de karst.

Además de estos descubrimientos geomorfológicos, los investigadores han encontrado sedimentos con restos óseos de micromamíferos y, al menos en un caso, con huesos fósiles de gran tamaño, “que evidencian la presencia pasada de grandes animales en su interior en algún momento de su evolución”. También han hallado “estructuras” en las partes bajas de algunas paredes “que podrían ser interpretadas como zarpazos de oso pardo o como grabados antrópicos”, que piden analizar.

Hasta ahora se descartaba la existencia de restos antrópicos en la nueva cavidad, situada a poca distancia de la Cueva Navarro IV. Esta alberga diferentes expresiones de arte rupestre en varias de sus salas: 149 elementos, entre zoomorfos e ideomorfos, en rojo y negro, aplicados manualmente y con alguna herramienta de punta estrecha. Igual que la nueva cavidad, Navarro IV fue descubierta casualmente por la cementera. La rápida intervención permitió que se protegiera como Bien de Interés Cultural antes de su voladura.

Denuncia del presidente de la Asociación Española de Espeleología

Los nuevos hallazgos, que este lunes fueron presentados en el rectorado de la Universidad, provocaron una notable polvareda la semana pasada, cuando el presidente de la Asociación Española de Espeleología tomó medidas preventivas para garantizar la conservación de la cueva. José Enrique Sánchez presentó una denuncia y pidió que se ordenara la paralización cautelar de cualquier autorización administrativa para retomar la actividad minera, ante la sospecha de que la propietaria de los terrenos, FYM Heidelberg (el primer productor mundial de áridos) iba a hacerla desaparecer de forma inminente, con el visto bueno de la Junta de Andalucía. Pero ninguno de los dos últimos actores admite tener tal intención, al menos por ahora.

Sánchez basa sus sospechas en que existen otros dos informes, que no se han hecho públicos, y que minimizarían la relevancia de la cueva. Fueron encargados por la empresa propietaria de los terrenos a petición de la administración autonómica. La empresa alega que forman parte de un expediente administrativo abierto, pero El Observador reveló que se elaboraron sin mediar visitas presenciales. Además de la tibieza de esos informes, la denuncia se basa en una serie de comentarios y actitudes por parte de los directivos de la cueva y de los delegados territoriales de Medio Ambiente y de Cultura, que hacían presagiar que la administración concedería los permisos para acabar con la cueva sin tener en cuenta el nuevo informe. De fondo, se recuerda que Heidelberg llegó a un acuerdo con la multinacional brasileña Votorantim para la compraventa de la fábrica. El acuerdo debe cerrarse definitivamente en este semestre, según explicaron entonces las dos empresas.

“La denuncia transcribe lo que ha ocurrido este año”, señala Sánchez, que recapitula un historial de supuestos desencuentros con la empresa, empezando por el descubrimiento de la cueva: en abril, pero solo conocido en junio tras una denuncia anónima, que incluía fotos del hallazgo.

La empresa denuncia “mala fe”

Pero tanto la administración como la empresa niegan cualquier voladura a corto plazo. La administración insiste en que la situación no ha cambiado desde junio de 2021, cuando se descubrió la cueva y se paralizó la actividad minera. Fuentes oficiales explican que no se ha emitido resolución alguna que para levantar la paralización de la actividad minera hace falta que la Dirección General de Minas dé su aprobación a un plan de actuación de la empresa que incluya la cueva y su entorno. “Ahora mismo, el plan excluye la zona. Allí no se puede hacer nada”, insisten.

Por su parte, Heidelberg, asegura que “en ningún momento desde el hallazgo de la cueva ha estado previsto ni se prevé” realizar voladura alguna en las “inmediaciones” de la cavidad. Este lunes ha subido el tono: ha recordado que fue la empresa la que autorizó “de forma voluntaria” y sin trabas o interferencias la investigación, y acusa a los investigadores de propagar “acusaciones falsas y calumniosas” y de actuar con mala fe.

“La voladura era inminente”, insiste Sánchez, que se felicita por la movilización social que ha generado su denuncia. Durán, por su parte, resta importancia a las discrepancias entre los informes de la empresa y el suyo propio: “Con tiempo y con personas con experiencia, en un tema concretísimo, puedes encontrar cosas que a lo mejor pasan desapercibidas en un informe rutinario”, señala. De lo que no tiene dudas es de la importancia de la cueva: “Si la hubiéramos encontrado en la sierra de Mijas nadie discutiría su valor geológico. La singularidad es que aparece en una explotación y gracias a la explotación minera. Hay que agradecerlo. Ahora entra en confrontación de si conservarla o explotarla. Las administraciones, la empresa y la sociedad tendrán que analizar si son compatibles”. 

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