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CV Opinión cintillo

El cambio climático y la acción

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Celebramos cada 24 de octubre el Día Internacional Contra el Cambio Climático, una fecha instaurada por la ONU para sensibilizar a la ciudadanía y a las instituciones. La ciudadanía y las instituciones, a día de hoy, sabemos perfectamente que hay un cambio climático, ¿pero estamos sensibilizados? Lo sabemos porque lo experimentamos, lo vemos, hablamos de ello, debatimos, lo tememos, nos inquieta, está instaurado en nuestras vidas. Pero quizás, lo que determina la “sensibilización” no es el convencimiento sino la intensidad y velocidad con que somos capaces de abordarlo. El cambio climático ya no es una cuestión del qué, sino del cómo y del cuándo.

Puede parecer muy osado, como humanos, pensar que podemos parar un cambio climático, por muy antropogénico que sea. Sin embargo, la humanidad experimenta ahora uno de los mejores momentos de su historia en conocimiento, preparación, recursos, desarrollo, capacidad. Y aunque parezca paradójico, siendo ese mismo modelo, que nos aporta todas esas cosas, el que hay que cambiar, también es el que nos permitirá hacerlo. No hay duda.

En el gobierno valenciano tenemos un plan y una apuesta decidida. Hace poco más de un año, declaramos la emergencia climática, con una serie de objetivos claros a cumplir. Pocos meses después, nos pasaba por encima una crisis sociosanitaria, que todavía vivimos, y con ella, hemos reforzado algunos aprendizajes: la ciencia, la coordinación internacional, la decisión en las políticas, el valor del llegar a tiempo y prevenir a la hora de tomar medidas, la solidaridad, la empatía, la humanidad, las acciones individuales, la necesidad de un sistema público robusto, las personas y la salud. Todos esos valores que hemos visto cómo movían la balanza en la atención a la crisis sanitaria, son exactamente los mismos que aplican a la crisis climática.

Efectivamente, “actuar a tiempo y prevenir” en materia de cambio climático supone construir los pilares de una sociedad, aunque parecida a esta sustancialmente diferente, que pueda desarrollarse de forma sostenible y responsable. En esta línea, hemos impulsado el anteproyecto de la Ley valenciana de Cambio Climático y Transición Ecológica, que marca unos objetivos ambiciosos y necesarios para cumplir con los indicadores europeos de reducción de emisiones. Concibe una nueva forma de vivir en el territorio y de relacionarnos con el medio, plantea la expansión de renovables y la democratización de la energía como desafíos de oportunidad donde las personas puedan ser consumidoras y productoras a la vez y con una vocación clara hacia la reducción. A este respecto, el pasado mes de agosto aprobamos un Decreto Ley que nos permite ser capaces de pasar de los apenas 400 MW que produce la Comunidad Valenciana en fotovoltaica a los, a saber, 6.000 MW que necesitaríamos para poder encaminarnos de verdad hacia un cambio de modelo. La Ley contempla también un cambio en la movilidad, como el que ya se está dando en algunas ciudades, y que no pasa únicamente por la electrificación sino necesariamente por la reducción del motor y las zonas de bajas emisiones. La nueva norma habla también de fiscalidad verde y de la creación de un fondo solidario de transición ecológica que permita una transición justa, que incentive buenas prácticas y grave aquellas opciones que ponen obstáculos en la lucha contra el cambio climático.

Además de los pilares, están los resortes que impulsan ese nuevo desarrollo, como por ejemplo las inversiones en municipios ligadas al Pacto de Alcaldías (PACES) para el desarrollo de planes o proyectos de movilidad sostenible y transición energética. El Pacto de Alcaldías, al que hemos invitado a sumarse a todos los municipios de la Comunitat Valenciana, pone de manifiesto el papel clave de las administraciones locales y la importancia de actuar de forma coordinada.

La economía circular, la gestión de residuos y la gestión forestal, el mantenimiento y fomento de la biodiversidad, la gestión de nuestros parques naturales, la educación ambiental son cimientos sólidos sobre los que asentar la transformación.

En la importancia de las acciones individuales está la clave del complemento a estas políticas públicas. Las unas sin las otras no bastan, como hemos visto también con el COVID19.

Hagámonos cargo. Administraciones y personas de a pie, titulares o entidades que presentan proyectos, que tienen iniciativas, que participan en el desarrollo del modelo socioambiental que pone a las personas en el centro. Hagámonos cargo. Participemos. No perpetuemos un modelo insostenible a la espera de que nos lo corrija una administración u otra, asumamos la responsabilidad como agentes activos.

Estamos en unos años cruciales en la historia de la humanidad.  Tenemos la oportunidad no solo de participar activamente en el nuevo modelo sino de ser, como la Comunitat Valenciana, protagonistas de lo que será un futuro posible, social y ambientalmente sostenible.

  • Paula Tuzón es secretaria autonómica de Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana.
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