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“A veces no hay público suficiente para tanto concierto”

Javier Santamaría, conocido como Patrullero, es DJ y promotor independiente.

Laro García

¿Cómo fueron sus primeros contactos con la música?

Fue siempre por iniciativa propia. Siempre me gustó la música y desde finales de los 80 y principios de los 90 mostré interés por ella. La radio fórmula fue el comienzo, quizás. A partir de ahí, siempre me gustó ir a conciertos. En Madrid, además, entré en la cultura de bares con esencia musical y a conocer a gente que pinchaba, hasta que empecé a hacerlo yo. Siempre de forma autodidacta, me embarqué también en la organización de conciertos. El primero fue en el año 2008.

¿Cómo ha sido su trayectoria como DJ?

Este verano cumplo 15 años como DJ. La primera pinchada que hice solo fue en el Rock Beer The New. Durante un tiempo tuve mi base de operaciones en Madrid, aunque en mis inicios me animaba mucho a visitar distintos puntos de España y me gustaba echarme a la carretera los fines de semana. Uno de los pilares importantes fue cuando se hizo aquí el Santander Summer Festival. A raíz de ese evento, se puso en marcha un foro del que surgió la idea de empezar a organizar fiestas en el antiguo Metropol. También fue una forma de tener mi cita mensual allí. Al poco tiempo, arrancó el Opium, donde también era un fijo. Casualidades de la vida, también iba una vez al mes a Pamplona… Así empecé a tener un calendario estable. Aquí en Cantabria he pinchado en prácticamente todos los festivales que se han organizado, y fuera de Cantabria, he pasado por el FIB, el Ebrovisión, el Contemporánea… No está nada mal, son los festivales en los que siempre he querido estar.

¿Cómo nació Campamento Base?

Campamento Base nació cuando me mudé de Madrid a Pamplona. Una de las cosas que no quería era perder el contacto con la escena que se estaba fraguando en la capital. Había muchos grupos que, por la estructura del cinturón de salas, no iban a tener posibilidades de salir fuera. Con otro amigo, nos planteamos empezar a organizar conciertos para, precisamente, no tener que esperar a ver a un grupo cuando ya fuera grande, sino estar al día con lo que estaba sucediendo dentro de la escena musical y poderlo vivir en primera persona. Ahí es cuando nos lanzamos. Sí es cierto que, previamente, con Al Norte del Norte, ya habíamos hecho distintas fiestas y habíamos traído grupos a Santander.

¿De qué se siente más orgulloso de todo este tiempo?

De seguir vivos. Campamento Base está a punto de cumplir seis años, cinco años en Cantabria y otro en Pamplona. Habrán sido unos 35 o 40 conciertos y entre 80 y 90 grupos en total. Por eso, estoy orgulloso de la propia trayectoria.

Campamento Base tiene un planteamiento puramente independiente. ¿Cómo se desarrolla esta filosofía?

La filosofía se basa en el “hazlo tú mismo”. La gente se queja muchas veces de que sus artistas de referencia no vienen a la ciudad. Campamento Base lo que busca es eso, no tener el rol pasivo y quejarte de lo que no hay, sino tomar parte activa en la programación. No hay una pretensión mayor. Es una dinámica que nos permite que vengan grupos que de otra forma no llegarían. Con los medios que hay, intentamos que haya esa sinergia con el artista que haga posible el encuentro con el público sin otro objetivo que la propia música.

¿Hay algún estilo de referencia que destaque por encima del resto en la programación?

No, la verdad. Con que me guste a mí, es suficiente [Risas]. No tengo en cuenta el estilo. Se han tocado muchos palos, desde sonidos mucho más duros, como Mountain Stew, a cosas súper pop o bailables, como ha sido Fakuta. No ha sido tanto por géneros, sino por complicidad con los propios grupos, que quieren venir y resultan interesantes para la gente. Me parece importante que exista esa posibilidad de ver al artista en directo, que de otra forma no podrían darse. Siempre hay margen para aprovechar las oportunidades que se presentan.

¿Cómo hace ese seguimiento y sigue la pista a las nuevas apuestas para seleccionar a grupos emergentes a los que anticipa un buen futuro en la música?

Trabajo en contacto con distintos sellos. Hay algunas personas que están dentro del underground con la que estableces lazos y, poco a poco, vas trayendo a casi todos sus grupos. Hay un feedback constante y, gracias a esa trayectoria, se dan casos que parecerían impensables.

¿Qué objetivo se marca a medio o largo plazo para Campamento Base?

Más que un objetivo, lo que busco es seguir adelante con la propuesta, que no siempre es fácil. Por un lado está la propia financiación de Campamento Base, el hecho de mantener la política de que los conciertos sean gratuitos para la gente. Hasta ahora, la buena relación con las salas me ha permitido que sea así. Es de agradecer, pero no siempre es sencillo encajar agendas. No tengo un objetivo de crecimiento, quiero seguir haciendo conciertos.

Recientemente ha nacido otra propuesta musical como Mojo Club. ¿Cuál es la propuesta en este caso?

Así como Campamento Base es un proyecto personal, en el caso del Mojo Club es una propuesta que llevamos Carlos Brigante, que es El Viajero de Neón como DJ, y yo. Todo surgió porque teníamos en la memoria lo que era el ADNDN Club, que era la programación del foro en el Metropol, y queríamos que hubiera ese punto de referencia, un lugar en el que un día a la semana la música que sonara fuera muy clara, pop para disfrutar, la música que vas a escuchar durante todo el año en festivales. A mí me costó un poco más decidirme, pero sí vi necesario tener esa referencia, tener un sitio al que ir y que la música se desarrollara dentro de unos parámetros. Me parece sano e interesante para la ciudad. Me lancé y llevamos en el Soho desde el mes de octubre.

A nivel general, ¿cómo ve la escena musical en Cantabria?

Veo un periodo de mucha incertidumbre de cara a futuro. Campamento Base va a estar parado un periodo de varios meses, en el que una franja de grupos no van a poder venir. Por otro lado, está pendiente de ver cómo se va a regular con la nueva Ley de Espectáculos y hay una situación un poco revuelta a nivel cultural en Santander, así que no sé cómo va a acabar la cosa. Como punto positivo, hay gente como los chicos del InFest que están haciendo cosas muy guais, con una propuesta a la que agarrarse de cara al futuro.

¿Y respecto a los grupos cántabros?

Campamento Base ha ido siempre de la mano de grupos cántabros. Para mí el ideal sería que encajaran estilísticamente grupos de fuera y bandas de aquí para que surjan relaciones y oportunidades a la hora de que luego toquen también con ellos, en conciertos o colaboraciones fuera de Cantabria. La verdad es que esas cosas han sido muy excepcionales, lógicamente. Conozco a muchísimos grupos de aquí y estoy muy contento con algunos puntos brillantes que de repente aparecen y pueden tirar adelante con su música, aunque la mayor parte de ellos están fuera de Cantabria. Los Estanques, Betacam, Repion… están tirando muy para arriba. Y creo que Baywaves son el grupo más importante que tenemos ahora mismo, con giras por Reino Unido y distintos puntos de Europa.

¿En Santander hay espacios suficientes para la música en directo?

Creo que por número no hay problema. Hay muchas noches en las que se solapan varios conciertos, y eso en una ciudad como Santander, que no es muy grande, es demoledor. A veces no hay público suficiente para tanto concierto. Por eso, no veo tanto problema en el número de salas. Lo normal es que el público se reparta y puede ser contraproducente. A futuro, ya veremos. La Ley de Espectáculos no tiene por qué ser negativa, pero sí puede condicionar las cosas.

¿Cómo consigue conciliar la vida profesional con la música?

A veces es complicado y tengo que hacer encaje de bolillos [Risas]. Lo que hago menos ahora es pinchar. Lo que más me mueve es ir a conciertos, que te condiciona los fines de semana. También hay que estar pendiente de la escena local y conocer a las bandas que te rodean. En el día a día, es un poco locura, sobre todo con Madrid Pop Fest, que es otro de los proyectos en los que estoy metido. Es un trabajo de casi un año, miles de correos electrónicos, cientos de miles de mensajes de WhatsApp... Requiere mayor dedicación y tiempo, pero… sarna con gusto, no pica.

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