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Las sospechas de filtraciones desataron una rebelión en el tribunal de Anestesia en plenas oposiciones de la Sanidad vasca: “¡Debacle, debacle!”

Opositores de Osakidetza, en una de las pruebas celebradas en mayo

Iker Rioja Andueza

Las sospechas de filtraciones de los exámenes de las oposiciones médicas del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) se extienden a una veintena de categorías. Una de las más polémicas es Anestesia, especialidad en la que tres opositores del hospital de Mondragón dieron el paso de denunciar públicamente el pucherazo hasta el punto de que 'adivinaron' ante notario y antes de la celebración de la prueba que varias colegas del hospital vitoriano de Txagorritxu iban a lograr la plaza. En realidad, el tribunal de la OPE tuvo esas mismas sospechas el mismo 19 de mayo de 2018, nada más terminar la primera de las dos pruebas de las que constaban los exámenes, la teórica. Eso sí, a pesar del amago de rebelión por parte de algunos vocales del tribunal al tener estas dudas, la OPE continuó con normalidad y sólo después de que a partir del 1 de junio el caso estallara en los medios de comunicación se abrió una investigación interna que ahora está judicializada.

Concretamente, según la documentación judicial que obra en poder de este periódico, minutos antes de empezar la parte práctica, en el receso entre examen y examen, el presidente del tribunal, Julen Ballestero, constató una “debacle”, con un 89% de suspensos ante un test tremendamente complicado y rebuscado y, a la vez, con varias notas descollantes, justamente las de las anestesistas de Vitoria. Como se supo después, éstas eran compañeras de trabajo del autor del teórico, el doctor César Augusto Valero. “Tiendes a pensar que han podido ser favorecidas por algo”, admite el propio Ballestero, aunque se cuida -como el resto de miembros del tribunal de ésta y de otras categorías salvo algunas excepciones- en no dar nombres ni detalles concretos de estas posibles filtraciones. Así las cosas, la conclusión de las comisionadas por Osakidetza para analizar lo ocurrido en esta especialidad, María Natividad Saénz Zubiaga y Beatriz Gelbenzu, fue que “no ha habido pruebas de irregularidades” y que “la dirección de Osakidetza sigue confiando en el tribunal”.

El tribunal se constituye con aviso contra filtraciones

Ese tribunal de Anestesia se constituyó el 22 de marzo de 2018, dos meses antes de la OPE. Se da la circunstancia de que en esa primera reunión, la secretaria, Rosario Peñín, hizo constar en acta la siguiente reflexión: “La filtración de acuerdos, preguntas o respuestas de exámenes puede acarrear responsabilidades administrativas, disciplinarias e incluso constituir ilícitos penales como el delito de revelación de secretos”. 

Ya el día del examen, el tribunal se reunió a las 7.30 horas y recibió del Instituto Vasco de Administración Pública (IVAP) el sobre con la primera de las dos pruebas, la teórica. La gran novedad de esta OPE, para preservar su transparencia, había sido despojar a los tribunales de todo o parte del cometido de elaborar las preguntas. Sin embargo, el IVAP no dispone de especialistas médicos y fue Osakidetza quien le recomendó a facultativos de cada área. En este caso, el elegido para la primera parte fue el doctor Valero, del hospital universitario de Álava, cuyo servicio de Anestesia tiene tres sedes, las consultas externas, Txagorritxu y Santiago. La segunda prueba de casos clínicos prácticos la retuvo el tribunal.

Al ver el cuestionario, el tribunal constató que la prueba se saltaba el criterio del IVAP porque era “impresentablemente difícil”, en palabras de un vocal. Otra compañera, jefa de la especialidad en un centro de referencia, lo hizo y apenas sacó un 40% de puntos. Era complejo “en el fondo” y también “en la forma”, dado que la propia formulación de las preguntas era enrevesada, con muchas negaciones y formulaciones poco claras. Ante la imposibilidad de anular las preguntas o cambiarlas a esa hora, se decretó dar más tiempo a los opositores para cumplimentar el cuestionario. Pero ni siquiera eso cambió las cosas.

“Alguien de Txago tenía que haber sido”

Al poco de acabar la prueba, en el descanso previo a la parte práctica, ya estaban las notas. “A las 12.40, veinte minutos antes [del segundo examen], viene Julen, el presidente, y nos dice 'Todos p'adentro'. Estaba desencajado, agobiado, ... Le vimos que estaba francamente preocupado. 'Ha habido una debacle, hay muy malas notas, tenemos un problema. Da la sensación de que encima ha habido unas cuantas personas con notas excesivamente altas y el resto está suspendido...'. ¡A 15 minutos! La primera reacción del tribunal fue levantarnos, querer disolver el tribunal y marcharnos”, narra Ane Martín, una de las integrantes del comité evaluador.

Su colega Mari Carmen Iturricastillo cuenta lo mismo: “Llegó el presidente y dijo '¡Debacle, debacle! Y encima ha habido tres personas que han salido para arriba'. Empezó a decir los nombres... y del HUA [Hospital Universitario de Álava]”. Cuenta esta vocal que, en aquel momento de nerviosismo y revuelo en el tribunal, “todas las miradas” se posaron en ella, jefa de servicio de Anestesia en ese centro. “Yo ese examen ni lo había puesto ni lo había visto”, se defiende. El autor comisionado por el IVAP fue su compañero Valero. “Alguien de Txago [por Txagorritxu, en el HUA] tenía que haber sido”, abunda Ballestero sobre el autor del examen.

Este episodio fue reflejado en el acta:

¿Qué ocurrió entonces? El presidente y la secretaria del tribunal cortaron la rebelión, “templaron gaitas”, y optaron por continuar con la OPE a pesar de lo ocurrido. Decidieron rebajar el nivel de exigencia de la segunda prueba práctica cambiando los criterios de corrección. Los explicaron con urgencia en las tres aulas en que se celebraban las pruebas. Fueron dos vocales a cada una con el mensaje. Recuerdan las caras largas de los opositores y los llantos de algunos por lo ocurrido horas antes. Las notas más altas apenas pasaban del 5 (50 sobre 100), salvo las excepciones. “Habrían estudiado mucho, pero llamaban la atención”, sostiene el vocal Alberto Isla. El resto había suspendido con estrépito.

Osakidetza sugirió maquillar las notas 

También se han sucedido las denuncias de filtración en la segunda prueba, la práctica. Sobre todo ante lo anormal de un caso clínico más relacionado con la Urología que con la Anestesia. Sin embargo, los miembros del tribunal, responsables únicos de la confección de esta parte de la OPE, no aprecian ningún indicio de irregularidades. Es más, insisten en que hicieron hasta cuatro rondas de correcciones para ir repescando suspendidos y poder completar el cupo de plazas en juego tras el fiasco del teórico. “Decidimos flexibilizar. Éramos más favorables a los opositores. Nuestra idea era favorecer el mayor número de aprobados”, explica Ballesteros.

Pese a todo, lo más llamativo es la sucesión de ceros entre médicos especialistas en la materia, algo que el tribunal explica alegando que ya se les explicó en aquel tenso receso que varias preguntas en blanco o totalmente equivocadas ya suponían automáticamente el cero en toda la prueba aunque hubiera más generosidad con las notas. Dos de los tres anestesistas denunciantes de la OPE, por otra parte, aprovecharon la ocasión para dejar sendos mensajes de protesta ante el pucherazo del que se sentían actores de reparto. Roberto Sánchez enumeró varios artículos del Código Penal, en concreto los que explican los delitos de prevaricación, cohecho y revelación de secretos. Marta Macho, de su lado, escribió: “Intentaremos rellenar las hojas en la medida de lo posible partiendo del hecho de que no voy a aprobar, no porque no sea una buena especialista a la que además le gusta su trabajo y se interesa por sus pacientes, sino por razones que trascienden a mi control y sobre todo a mi voluntad”.

Pero la cosa no quedó ahí. Si el examen fue un sábado, a las 48 horas se volvió a reunir el tribunal. “Se nos transmitía la preocupación de Osakidetza por las notas que había habido. Y se nos sugirió quitar preguntas”, explican los vocales sobre el primer examen. Al final desecharon tal posibilidad de retirar aleatoriamente algunas cuestiones para retocar las notas, porque podría resultar más beneficioso para unos que para otros. La cocina se limitó a la segunda prueba. 

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