Entrenamientos paramilitares con armas en campos de tiro: así se preparan células neonazis de The Base como la de Castelló
En los márgenes silenciosos de la provincia de Castelló, entre barrancos y pinares, lejos de grandes concentraciones de población y de miradas indiscretas, se encuentran los lugares elegidos para la radicalización de la violencia de extrema derecha. Campos de entrenamiento paramilitar con tácticas que emulan manuales de guerra insurgente: manejo de armas blancas prohibidas, combate cuerpo a cuerpo, instrucción con armas de fuego de distintos calibres y uso de equipamiento táctico de inspiración militar. Así actúa el grupo terrorista neonazi The Base, y así operaba en el interior de Castelló cuando fue desmantelado por la Policía Nacional.
Se trataba de una célula compuesta por tres jóvenes, uno de ellos —David Dionís Gandia— su líder. La Policía Nacional los vigilaba desde meses atrás. Cuando el operativo se activó, los agentes intervinieron dos armas de fuego, más de veinte armas blancas, nueve armas de entrenamiento, munición, material médico de combate, equipamiento táctico militar y abundante propaganda nazi y aceleracionista. La Audiencia Nacional describe el arsenal como un “acopio anormal” y recalca que los miembros del grupo portaban estas armas en la vía pública de forma habitual, un riesgo añadido a su radicalidad.
Esta ha sido la primera célula de The Base detectada en España, asentada estratégicamente en Ayódar, un pueblo de apenas 182 habitantes del interior donde podían pasar más desapercibidos. El líder vivía “como un ermitaño”, afirman algunos vecinos, aunque también se desplazaban a Onda, una localidad más grande de donde era originario. No necesitaban mucho más: The Base promueve estructuras mínimas, invisibles, capaces de actuar sin levantar sospechas.
Aceleracionismo: la ideología que busca el colapso
The Base es una organización neonazi internacional de carácter aceleracionista. Esta corriente defiende que la sociedad liberal y capitalista está destinada a colapsar por sus propios defectos y que sus simpatizantes deben contribuir activamente a acelerar ese derrumbe mediante sabotajes, violencia y desestabilización social.
Su objetivo último es crear un etnoestado blanco, una sociedad racialmente homogénea donde no tendrían cabida minorías étnicas, religiosas, sexuales o ideológicas. Para sus integrantes, toda diversidad es una amenaza existencial. Solo la confrontación violenta —una “guerra racial”— permitiría, según sus postulados, instaurar un nuevo orden revolucionario nazi.
Lo peligroso del aceleracionismo, advierten los expertos, es que no necesita estructuras políticas complejas ni militantes especialmente formados ideológicamente. Se propaga por comunidades digitales pequeñas y cerradas, donde cualquier usuario puede convertirse en agente radicalizador y donde la violencia se presenta como una respuesta simple y emocional a un supuesto caos social.
Células diminutas y lobos solitarios: la estrategia tomada de Al-Qaeda
Fundada en 2018 por el estadounidense Rinaldo Nazzaro —residente en San Petersburgo—, The Base opera siguiendo un modelo copiado deliberadamente del yihadismo. En árabe, Al-Qaeda significa precisamente “la base”, y los neonazis no ocultan su admiración por la eficacia del terrorismo descentralizado.
La organización fomenta la creación de células de dos o tres personas, o incluso de individuos que actúan solos, los llamados “lobos solitarios”. No requieren infraestructura, financiación masiva ni contactos jerárquicos. Con un arma casera, una navaja, un coche o un arma de fuego basta para causar un impacto propagandístico enorme.
La célula castellonense seguía exactamente ese patrón: clandestinidad, movilidad reducida, uso de pueblos diminutos como refugio y un convencimiento absoluto de que su misión era contribuir al colapso del Estado mediante ataques selectivos.
Cómo se propagan: Telegram, foros y radicalización digital
La investigación policial reveló que los detenidos utilizaban redes sociales y canales cerrados de Telegram para captar nuevos adeptos, difundir contenido aceleracionista, enaltecer a otras organizaciones terroristas y compartir manuales de adiestramiento. También usaban otras plataformas como VK, el conocido como “Facebook ruso”, desde donde divulgaban sus mensajes y mostraban cómo se preparaban.
En esos espacios digitales circulan teorías conspirativas sobre la inmigración, discursos sobre el “gran reemplazo” y tutoriales clandestinos de supervivencia, fabricación de armas o técnicas de combate. Internet actúa como plataforma de reclutamiento, pero también como refugio: microcomunidades donde los jóvenes sienten pertenencia, identidad y un propósito radical.
Sergio Gracia, especialista en ultraderecha transnacional, ha descrito el caso de The Base como “el salto de lo online a lo real”. Esta célula lo ejemplificaba con exactitud: nació en chats anónimos y acabó entrenando para cometer atentados.
El líder detenido en Castelló: conocido, adiestrador y enlace internacional
El líder de la célula española era David Dionís Gandia, natural de Onda. Según el juez de la Audiencia Nacional, Antonio Piña, desempeñaba un “papel predominante” en la organización y había asumido plenamente los objetivos terroristas de The Base.
Realizaba entrenamientos tácticos en los alrededores de su localidad, instruyendo a terceros en el manejo de armas blancas, técnicas de combate y armas PCP (de aire comprimido). Tenía antecedentes por violencia y delitos de odio, y los investigadores destacan su carácter “extremadamente violento” y su “exacerbado doctrinario supremacista”.
Además, en algún momento dejó de mantenerse en un segundo plano y pasó a los actos públicos, como la protesta contra la retirada de la cruz franquista del Parc de Ribalta en Castelló, donde llegó a amenazar a aquellos que defendían la eliminación del símbolo fascista.
Dionís estaba en contacto directo con Rinaldo Nazzaro, el fundador de la organización, quien recientemente había instado a consolidar células internacionales y ejecutar ataques selectivos para desestabilizar democracias occidentales. Ese vínculo directo precipitó su detención ante el temor de que la célula preparara un atentado inminente.
La investigación apunta además a que recibió financiación de la organización y que sufragaba parte de sus actividades mediante tráfico de drogas a pequeña escala.
Una red internacional activa y en expansión
The Base cuenta con presencia en Estados Unidos, Australia, Sudáfrica, Reino Unido, Ucrania y la Unión Europea. Aunque no está considerada organización terrorista en Estados Unidos o Rusia, sí lo está en la UE, Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda. Las agencias de inteligencia estiman que tiene alrededor de un centenar de integrantes repartidos en células autónomas.
En Europa, sus actividades se han intensificado desde 2019, con planificación de ataques transnacionales y un uso intensivo de internet para organizarse, entrenarse y difundir propaganda. Las detenciones en España revelan que el país se ha convertido en un punto estratégico para la expansión de esta red clandestina.
La operación policial culminó con la detención de los tres integrantes y el ingreso en prisión de David Dionís. La Audiencia Nacional considera que existía riesgo de fuga, reiteración delictiva y destrucción de pruebas, dado el carácter jerárquico de la organización y la posición del detenido dentro de ella.
La célula ha caído. Pero, para los expertos, su desarticulación confirma que el extremismo de The Base ya ha dado el salto a España y que su amenaza —pequeña, difusa, digital y extremadamente violenta— requiere una vigilancia constante.
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