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La apuesta personal de Moreno Bonilla y la supervivencia del PSOE se miden en la campaña para la alcaldía de Granada

Francisco Cuenca (a la izquierda) y Marifrán Carazo (a la derecha), ambos junto a Moreno Bonilla, se disputarán una de las elecciones municipales más ajustadas de los últimos años

Álvaro López

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Granada se encamina a unas elecciones municipales que medirán dos posiciones políticas que parten más igualadas de lo que cabría esperar. La campaña electoral, que empieza este viernes, servirá para que la apuesta personal del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, y la supervivencia del PSOE en enclaves en los que actualmente gobierna, luchen por el bastón de mando de una ciudad tradicionalmente de derechas. O lo que es lo mismo: Marifrán Carazo (PP) contra Francisco Cuenca (PSOE) en un tablero que se presume menos atomizado que el de 2019.

En este inicio de campaña, tanto Carazo como Cuenca se juegan el sillón de la Alcaldía de Granada por detalles. Tras casi dos años de gobierno municipal de los socialistas, los comicios del próximo 28 de mayo parecen encaminarse hacia un cambio de color en favor del azul de los populares. Sin embargo, las encuestas internas que manejan las diferentes formaciones no descartan que el PSOE pueda mantener la Alcaldía de Granada si las izquierdas suman al menos tres concejales. En un ayuntamiento como el granadino, en el que la mayoría absoluta está en 14 de los 27 ediles, amarrar como mínimo 10 facilita el camino.

Esa fue la cifra que consiguió precisamente el PSOE en 2019 y la aspiración mínima que persigue su candidato y alcalde, Francisco Cuenca. Entonces, pese a los 10 ediles, Ciudadanos, que se planteaba como la muleta entre PP y PSOE para otorgar el bastón de mando, acabó haciéndose con él. Lo hizo tras un pacto con los populares que elevó al sillón de alcalde a Luis Salvador y abrió una caja de truenos que acabó estallando en 2021 cuando el entonces líder del Partido Popular, Sebastián Pérez, dinamitó el bipartito alegando que había que alternarse en el poder. Aquello y un inesperado pacto con dos de los ediles de Cs, además de los votos de Unidas Podemos, repuso a Francisco Cuenca como alcalde de Granada dos años después.

Carazo para recuperar al PP

Este rocambolesco precedente, que hace bueno el refrán popular de que “todo es posible en Granada”, sirve para tomarle la temperatura a la nueva campaña electoral que se abre para las municipales del 28 de mayo. El Partido Popular, de la mano de Marifrán Carazo, ha optado por refundarse localmente -tras lograr el peor resultado de su historia en 2019 al obtener apenas siete concejales- y sacar de las listas a todo aquel que haya tenido alguna relación de poder en el pasado con el Ayuntamiento de Granada. Ese hecho y el respaldo de Moreno Bonilla como presidente andaluz -al calor de su victoria por mayoría absoluta en las autonómicas de hace ahora un año- hacen que en el PP se las prometan felices.

Varias investigaciones y crisis que afectan directamente a la propia Carazo y a cargos relevantes de la formación como la alcaldesa de Motril, Luisa García Chamorro o el presidente provincial, Francisco Rodríguez, no parecen afectar a las posibilidades de recuperar la Alcaldía de Granada siete años después de perderla. Las opciones pasan en gran medida por dos escenarios: que las formaciones a la izquierda del PSOE se resten votos entre sí y que esta circunstancia favorezca a Vox para lograr tres ediles. Si la extrema derecha repite resultado con respecto a 2019 y si se confirma que Cs no entrará en el Consistorio, Marifrán Carazo tendrá muchas opciones de ser la primera alcaldesa de la historia de la ciudad de la Alhambra.

Para que eso ocurra, Francisco Cuenca ha de hacerse fuerte y revertir la tendencia que sigue el PSOE a nivel nacional con la pérdida de terreno electoral que están protagonizando los de Pedro Sánchez. Cuenca y su equipo son conscientes de ello y ejemplos como su batalla abierta contra el Gobierno central por la pérdida de la Agencia Española para la Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA) o que el logo del PSOE apenas sea relevante en los actos electorales lo confirman. Los socialistas lo fían todo a la supervivencia de un Francisco Cuenca que ha logrado ser alcalde en dos mandatos de forma inesperada y a su imagen como un líder cercano a los ciudadanos.

Sin embargo, la división a la izquierda de los socialistas complica el panorama. Unidas Podemos se ha partido en Granada Unida y Podemos-AV e Independientes y, de hecho, dos de los actuales ediles de la formación municipal, Francisco Puentedura y Elisa Cabrerizo, concurren como candidatos en sus respectivas listas. Las encuestas internas parecen favorecer más las opciones de la coalición que lidera la formación morada, pero todo lo que no sea obtener al menos tres concejales limitará las opciones de que la izquierda granadina se haga con la Alcaldía. En 2019 el PSOE ganó por primera vez en 30 años las elecciones municipales y en 2023 no se descarta que repita, pero la aritmética se antoja más complicada para mantener el bastón de mando.

Sobre todo, porque se asume que el PP de Marifrán Carazo alcanzará, cómo poco, los 10 ediles en detrimento de la desaparición definitiva de Ciudadanos, que lleva de cabeza de lista a Concha Insúa, y de la ruptura a la izquierda del PSOE. El último concejal que se obtenga será esencial y la capacidad de Vox para retener votantes será decisiva. La extrema derecha presenta una lista en la que repiten en los tres primeros puestos las actuales ediles con Beatriz Sánchez como líder tras la salida de Onofre Miralles hace un año de camino al Congreso de los Diputados. Si Vox pierde confianza entre sus electores, es presumible que irán a parar al Partido Popular, pero lograr un concejal cuesta entre 3.000 y 4.000 votos -dependiendo de la participación- y el panorama no está claro.

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