Un éxito de todo un país
El pasado 23 de diciembre se alcanzó por parte del Gobierno de España y todos los agentes sociales un trascendental acuerdo para la gran reforma estructural del mercado de trabajo.
Muchas veces se califican como históricos acontecimientos que con el paso del tiempo se han visto que no alcanzaban dicha categoría. Pero esta vez, si temor a equivocarnos, podemos calificar este acuerdo de histórico.
La pandemia nos ha obligado a replantear muchas cosas en nuestras vidas. Y también en la forma en que nos relacionamos con nuestros socios europeos. Además de toda la oleada de solidaridad entre la ciudadanía, de responsabilidad social, de avances en la investigación, también ha sido el momento de la corresponsabilidad institucional. Y no solo hablamos de la cogobernanza entre comunidades autónomas y el gobierno de España, sino también entre los distintos estados miembros de la Unión Europea.
Y por eso hablo de acuerdo histórico. Porque se trata de un acuerdo que homologa el marco de relaciones laborales de España con Europa, cumpliendo además con los compromisos con la Comisión Europea para acceder a los fondos de reestructuración. Unos fondos que van a suponer para España un total de 140.000 millones de euros: 72.700 millones de euros en subvenciones y 67.300 millones de euros en préstamos.
Este es un acuerdo histórico porque por primera vez se consensua una reforma laboral con el respaldo unánime de patronal y sindicatos. Quiero recordar aquí que la última reforma laboral, la del Partido Popular, contó con el rechazo frontal de todos los sindicatos, cosa que no ha ocurrido en esta ocasión.
Un éxito del conjunto del Gobierno y de los agentes sociales, que han trabajado incansablemente, para modernizar el mercado laboral de nuestro país, imprescindibles para afrontar el cambio de modelo productivo.
Se trata de un éxito de país, que busca apostar por el empleo de calidad y dejar atrás décadas de precariedad, frente al modelo del Partido Popular, basado en la devaluación salarial.
La nueva reforma laboral del siglo XXI apuesta por una recuperación justa: reduce la temporalidad, refuerza la creación de empleo de calidad, y ofrece seguridad jurídica a las empresas. Teníamos un compromiso con los ciudadanos, recogido en el acuerdo de coalición y refrendado con Bruselas y lo hemos cumplido. Ese es el camino que nos ha permitido ser los primeros en tener el aval de Bruselas para empezar a recibir los fondos europeos.
Con este acuerdo: potenciamos la contratación indefinida y el empleo estable, reduciendo el número de tipos de contratos, generalizando el contrato indefinido, limitando la contratación temporal y fomentando el contrato fijo discontinuo.
Además, se refuerza la negociación colectiva, reestableciendo el equilibrio entre empresarios y asalariados, prorrogando los convenios hasta que sean sustituidos por otros nuevos sin límite temporal.
Pero también se pone especial atención en las y los jóvenes trabajadores de nuestro país y a las mujeres, colectivos especialmente afectados por la crisis. Con este acuerdo, se pone coto a la precariedad y la temporalidad que afecta, sobre todo a estos colectivos.
Y se pone freno a los despidos y protección del tejido productivo, incentivando los ERTE, tras el éxito demostrado durante la crisis sanitaria que ha permitido preservar el empleo de 3,4 millones de trabajadores en lo peor de la pandemia.
Estamos de enhorabuena y hago aquí mías las palabras del Presidente del Gobierno Pedro Sánchez cuando afirmó que: “Con este acuerdo avanzamos hacia un modelo de relaciones laborales del siglo XXI. Y lo hacemos con la bandera del acuerdo y el diálogo”.
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