Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La guerra entre PSOE y PP bloquea el acuerdo entre el Gobierno y las comunidades
Un año en derrocar a Al Asad: el líder del asalto militar sirio detalla la operación
Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

El despropósito de Renfe en los Cercanías valencianos: suprimió 7.793 trenes en 2019, el 4,8 % del total y 14 veces más que en 2015

Trenes de Cercanías de Renfe, en la estación del Norte de València.

Sergi Pitarch

1

La situación de las Cercanías en la Comunitat Valenciana se está convirtiendo en un despropósito, según la Real Academia de la Lengua (RAE), un hecho fuera de razón, de sentido o de conveniencia. Protestas, pitidos o caceroladas de los cientos de usuarios que todos los días utilizan este servicio público que pagan inundan las redes sociales, los medios de comunicación y el buzón de quejas de Renfe por sus retrasos, anulaciones y supresiones de viajes.

Un ciudadano que usa estos trenes para acudir a trabajar, estudiar o para moverse entre las grandes ciudades valencianas -la situación es similar en otras autonomías- tiene más que legitimada su queja cuando llega tarde a trabajar, a la universidad o directamente lo expulsan del servicio porque se ha convertido en un medio de transporte poco fiable. Pero cuando las cifras de la situación se ponen encima de la mesa, el sentimiento puede superar la indignación. 

En 2019, uno de los años en que las quejas más se han agudizado, Renfe suprimió en la Comunitat Valenciana 7.593 trenes, una media de 21 cada día, según una respuesta parlamentaria entregada por la empresa pública al senador de Compromís, Carles Mulet. La cifra se vuelve más escandalosa cuando se compara con 2015, cuando el número de viajes que se suprimieron fueron 543, 14 veces menos o lo que es lo mismo, el pasado ejercicio la eliminación de trayectos fue un 1.300 % superior a hace cinco años. 

De la serie histórica, 2015 fue el mejor año y 2019 el peor. Y eso que se ha declarado la emergencia climática y el tren es uno de los transportes más recomendados para reducir las emisiones de CO2. En 2016, las supresiones de trenes de Cercanías casi se triplicaron al pasar de 543 a 1.289. En 2017 el número de anulaciones de viajes fue de 5.443, el año que más creció, en 2018 5.676 y el pasado año se marcó el récord.

Estas anulaciones hay que ponerlas en contexto. En 2015 se programaron 147.108 tres y se suprimieron 543, el 0,37 % del total. En 2019, las supresiones llegaron al 4,8 % de los trenes programados en todo el año que llegaron a los 159.155.

Los argumentos de Renfe

Desde Renfe a la respuesta parlamentaria argumentan que “la causa principal de estas supresiones han sido problemas derivados de la dotación de recursos humanos y la falta de disponibilidad material”. En ese sentido, desde la empresa pública reconocen la situación y consideran las supresiones de viajes como “desequilibrios” producto de “las disfunciones administrativas que se generan durante los procesos de incorporación y de desvinculación o jubilación de los trabajadores”.

A estos problemas, añaden, “se están dando respuesta a través de procesos de reposición de la plantilla, tanto de personal de conducción como de personal de atención comercial, que se está llevando a cabo mediante convocatorias internas de movilidad geográfica y con la entrada de nuevo personal a través de ofertas de empleo público”. 

El los últimos meses, apuntan en Renfe, “se están produciendo el mayor número de incorporaciones de nuevos trabajadores de los últimos años”. 

Etiquetas
stats