Del ERTE a la aventura editorial: nace Cartílago Ediciones para reivindicar la literatura del ser

En plena emergencia sanitaria y al borde de una crisis económica, dos valencianos afectados por los ERTE y por el fin de contrato decidieron arrancar su propuesta editorial. La andanza comenzó medio en broma medio en serio, como una forma de dar salida al que hasta ahora había sido su afición: la escritura. Pero desde el otro lado.

Salvador Ferrer y Lorena Ballesteros son los creadores de Cartílago Editorial, una original propuesta valenciana que se define como “una editorial sensible, contemporánea, subversiva y feminista”. Con esos principios se mueve la editorial de ficción, que comienza a caminar con dos propuestas a priori diferentes: una reedición de Marianela, novela de Benito Pérez Galdós y Antrax: ovejas, úteros y juegos, la primera obra poética de la valenciana AK-ch8. “Galdós fue pionero en su época, al hacer mujeres protagonistas en el siglo XIX”, explica Lorena, a propósito de la reedición, mientras que Andrea, la autora bajo AK-ch8, hace una poesía “original, sucia, indescriptible” que habla de los trastornos alimenticios y la sexualidad. Según explica Ballesteros, que ejerce de editora y responsable de comunicación, los trastornos alimenticios se han tratado desde el punto de vista de la obsesión por la delgadez o desde la pena, y Ak-ch8 le da una vuelta de tuerca: “Queremos que se vea como 'esta soy yo, con este cuerpo y esta enfermedad'”, como una persona per sé.

Una nariz prominente y cierto toque humorístico dieron nombre a la editorial: “Nos hizo gracia llevarlo por ahí, nos gustó enlazarlo con el concepto de ser, tanto nosotros como los libros, que sean de verdad, de piel”, añade Ballesteros. Su compañero se encarga del diseño y la fotografía y llevan ese toque carnal a las portadas, con una naranja podrida en el caso de Antrax y una oreja en el de Marianela, que, cuentan, su público interpreta como un sentido desarrollado de la protagonista de Galdós, ciega, mientras ellos la ven como un personaje-muñeca, dado el protagonismo de la belleza en la novela.

Aunque reconocen que aún les cuesta verse en su papel como empresarios en la industria editorial, compleja y copada por dos grupos, se encuentran ilusionados con la recepción y con el proyecto. “Nos pareció bonito dar vida a otros textos, otras ediciones”, expresa Ballesteros, atraída por la línea de Anagrama. Ambos comprenden “la lectura como ritual y el libro como una experiencia sensorial”. La editorial comenzó con un fanzine distribuido por las librerías con el que buscaban crear “una red de artistas locales, emular el rollo callejero, de los 80, en blanco y negro, recuperar el fanzine como mensaje”.

A pesar del contexto de pandemia, expresan, València “lleva unos años de crecimiento cultural tanto por parte de los creadores como por parte de las instituciones públicas y privadas”. Así se marcan como objetivo “llegar a individuos que conviven con la situación actual y futura que quieran seguir accediendo a la literatura a través de pequeñas y grandes librerías de confianza”. “Estamos continuamente pariendo ideas. Queremos sacar textos que sean relevantes por algo”, señala Ballesteros.