2025: el año del caos en la movilidad de València
LEER ESTE TEXTO EN CATALÁN
València es una ciudad saturada de tráfico, prácticamente caótica. Las quejas sobre la movilidad en la capital valenciana, el núcleo de un área metropolitana que supera el millón de habitantes son una constante. Lo son respecto al transporte público -municipal y metropolitano-, la red de cercanías, los atascos diarios en el vehículo privado y la red de carriles bici. A ello se suman actores recientes que llegan a entorpecer la movilidad metropolitana: los patinetes eléctricos, los vehículos de 'sharing' y los tuk-tuk turísticos. Y el fracaso de la Zona de Bajas Emisiones, que además de paralizar las medidas contra la contaminación generada por el tráfico pone en riesgo ayudas millonarias. El modelo de PP y Vox de movilidad no parece funcionar.
En los últimos años han aumentado considerablemente los desplazamientos diarios y el volumen de tráfico en la ciudad, con 1,8 millones de desplazamientos diarios registrados en 2024 y cerca de 600.000 coches entrando en la ciudad cada mañana en 2025. Muestra de ello son los atascos en las entradas de la ciudad, pero también en sus arterias comerciales: los datos de la Calle Colón apuntan a un 33% más de tráfico desde la supresión del carril bus, que también dispara las emisiones contaminantes. Han aumentado también las plazas de zona azul, casi un 10% en la ciudad, contra el criterio vecinal, que reclama más aparcamiento de residentes por barrios, según denunció Compromís.
La percepción de la calidad del transporte público municipal también ha empeorado: las encuestas municipales apuntan que el servicio de autobús deja de ser de los mejores valorados, pasando del 7,2 en diciembre de 2024 al 6,6 en julio de 2025, mientras que en 2023 se valoraba con un 7,9. Es una caída de dos puntos en dos años. Las quejas sobre el transporte público se encuentran en el 'top 10' de problemas que subrayan los vecinos, encuestados periódicamente por el Ayuntamiento, según el barómetro de julio. La saturación de líneas de autobús como el 95 -que va a la Ciudad de la Justicia, pero también hacia el puerto- y otras líneas de la EMT que van hacia la fachada marítima provocan quejas constantes en redes sociales, cuyos usuarios lo vinculan al crecimiento del turismo. El edil de movilidad, Jesús Carbonell, apuntó el pasado octubre que el aumento del tráfico se debe esencialmente a un aumento de la población en la ciudad y su área metropolitana. La concejalía mantiene una presencia policial constante en los puntos conflictivos.
La situación de la EMT es delicada, con un conflicto sin visos de resolución con la Generalitat Valenciana. El Ayuntamiento de València reclama a la Autoridad Metropolitana de Transportes (ATMV) 40 millones de euros por la rebaja de los títulos de transporte bonificados, la llamada tarjeta Suma, que busca la integración tarifaria del área metropolitana. No hay acuerdo entre administraciones sobre cómo contar la bonificación y cada mes que pasa el agujero crece.
A este vacío presupuestario habrá que sumarle las consecuencias de la Zona de Bajas Emisiones, el conflicto de mayor calado que afronta el gobierno de María José Catalá, la alianza de PP y Vox. La postura de la ultraderecha contraria a aprobar una ordenanza contra la contaminación vinculada al tráfico, que apenas incluía restricciones, puede derivar según la oposición en hasta 150 millones de euros, entre multas y pérdida de subvenciones. Por el momento, está por ver si València puede acceder a las subvenciones de transporte del Ministerio, condicionadas a la aprobación de esta ordenanza en 2026. Català ya asumió que en el primer trimestre habría que inyectar 14 millones a la EMT para mantener los precios reducidos. El concejal Jesús Carbonell defendió que lo intentó hasta la saciedad, pero no aceptó ninguna propuesta de la oposición en el pleno. Su equipo seguirá trabajando en ello el próximo semestre.
En otro orden están las obras de la Avenida Pérez Galdós y Giorgieta, que desde que se iniciaron en verano han creado un auténtico tapón en la zona Oeste de la ciudad, con largas colas en horas punta. En el segundo semestre del año ha coincidido con obras en la línea de Metrovalencia que llega hasta el Marítim y obras de mantenimiento del tranvía. Las quejas sobre el metro, que depende de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana, se dan a diario, casi a la par que las incidencias y los retrasos, con líneas en los tramos urbanos que están a reventar.
Compromís: “Catalá se ha empecinado en ser la más cochista”
Para Giuseppe Grezzi, concejal de Compromís que fue responsable del área de Movilidad Sostenible durante los dos mandatos de Joan Ribó, “2025 ha sido el año de la consolidación del modelo de Catalá para València en materia de tráfico, y también el que se ha confirmado su fracaso”. El edil en la oposición considera que la alcaldesa “e empecinado en ser la más cochista”, con medidas que no han desincentivado el uso del vehículo privado.
“Lo lógico es que hubiera asumido algún error, porque hasta proyectos suyos como el Plan Director de la EMT reconocen que las líneas que ella ha modificado han empeorado con sus cambios”, considera, al tiempo que cree que “ahora mismo puede ser la única alcaldesa de Europa que fomente [el uso deñ vehículo] como sinónimo del progreso, como si viviéramos en 1960”. El edil cree que ha puesto en marcha “cosas incluso que ni sus votantes esperaban, como aumentar un 10% la zona azul en la ciudad. Es descabellado, pero Catalá, con cada gesto que hace en política de movilidad, como su fracasada ZBE, se ha aferrado a lanzar un mensaje de bienvenida a los coches, como sinónimo de libertad, y resultado, como no podía ser de otra manera, es que está generando un enorme colapso en la ciudad como nadie recordaba”.
El PSPV: “Cada año pasan 20.000 coches más”
El portavoz socialista Borja Sanjuan apunta que el “balance de María José Catalá en materia de movilidad es que cada año pasan 20.000 coches más por la ciudad de València”. “Las líneas de la EMT circulan más lento y, además, hemos entrado por primera vez en el top 100 de las ciudades del mundo más congestionadas”, denuncia el concejal de la oposición, que cree que “en este sentido, María José Catalá está teniendo cierto éxito, porque su política era aumentar el número de coches de la ciudad de València, aunque fuera a costa de la salud de los valencianos y valencianas”.
El edil recuerda que las obras de Pérez Galdós no acabarán con el túnel, como piden los vecinos, y los proyectos como sustituir el Corredor Verde por carriles para vehículos. “María José Catalá está pretendidamente aumentando el número de coches en la ciudad de València y eso tiene consecuencias sobre la ciudad y sobre todo tiene consecuencias sobre la salud. 2025 es un año pésimo para los que pensamos que en València se tiene que poder caminar más y respirar mejor”, concluye Sanjuan.
0