Pensamientos encadenados: de pintoras y poetas a apagones, nucleares y trumpistas
La mente es una cosa curiosa, un olor, una frase oída al pasar, o un vistazo a un cartel te inspira un pensamiento y este a otro, y este a una curiosidad, a una investigación, a un artículo de opinión.
El otro día una amiga hizo un comentario de pasada sobre las “sin sombrero” un grupo de mujeres artistas y filósofas de la generación del 27, que reivindicando su libertad se negaban a llevar sombrero por la calle, siendo insultadas e incluso apedreadas por ello en los años 20 y 30 del siglo pasado. Una de las artistas más representativas de este grupo fue Maruja Mallo, editora y pintora, de cuyo fallecimiento se ha cumplido 40 años este mismo año y que está siendo objeto de una serie de reconocimientos y retrospectivas que reivindican un legado demasiado tiempo oscurecido. Maruja Mallo, con una importante obra propia, es conocida también por haber inspirado dos de los libros de poesía más importantes de esa generación. “Sobre los ángeles” de Rafael Alberti y “El rayo que no cesa” de Miguel Hernández, ambos productos de la relación y crisis sentimental que los 2 poetas mantuvieron con la pintora.
Siempre que oigo “el rayo que no cesa” se me transmuta en la mente por “el accidente que no cesa”, es decir, Chernóbil. Chernóbil es el accidente que no cesa porque, como todos los materiales nucleares, seguirá emitiendo radiaciones muy peligrosas durante centenares de miles de años, pero particularmente porque hace unas semanas un dron ruso explotó contra el arco protector que impedía la salida de los materiales radioactivos abriendo agujeros de decenas de metros cuadrados de superficie. Este arco, pagado por los países europeos, cubría un primer sarcófago erigido a toda prisa en los primeros años después del accidente y que empezó a deteriorarse rápidamente. Ahora los isótopos radioactivos están saliendo y la reparación requerida costará decenas de millones de euros. Unos fondos que Ucrania, empantanada en la guerra de agresión de Rusia, no tiene. Este es uno de los aspectos más dañinos y moralmente más reprobables de la energía nuclear, que deja a las generaciones futuras una herencia envenenada por los beneficios de unos pocos en el presente.
Y, hablando de Chernóbil, es interesante recordar que el desencadenante de este accidente, el 26 de abril de 1986, fue un experimento en el que los técnicos de la central querían comprobar si en el caso de un apagón general la inercia de la turbina podía proporcionar electricidad suficiente para alimentar el funcionamiento de los equipos de la central.
En nuestro propio apagón general del 28 de abril, casi en el aniversario de esta catástrofe, también se está hablando mucho de inercia y de nucleares. PP y Vox han querido vincular la causa del apagón con la falta de energía nuclear, que proporciona inercia a la red y el exceso de solar y eólica, que no la proporcionan, para presionar de cara a prolongar el funcionamiento de las nucleares. En realidad, técnicamente, la eólica y la solar podrían proporcionar inercia a la red eléctrica, pero REE no lo pedía, ni de hecho, permitía.
En cualquier caso, el informe preliminar ENTSO-E (Red europea de gestores de redes de transporte de electricidad) descarta que el motivo del apagón sea la falta de inercia, y en cambio da nueva información que puede ser preocupante para las nucleares. En efecto, se dice que antes del apagón hubo una desconexión de centrales eléctricas en el suroeste de la península con una potencia conjunta de 2200 MW. Esta es una potencia considerable, y hay que recordar que por lo menos parte de esta desconexión ocurrió en el nodo más cercano a la central nuclear de Almaraz, con diferencia la central más potente de esa zona, aunque uno de sus reactores no estuviera en funcionamiento en ese momento. También puede ser significativo que en la media hora anterior se registraran oscilaciones de potencia en la red europea, y que tres minutos antes de la primera desconexión en España, la central de Golfech, la nuclear francesa más cercana a la frontera con Francia se desconectó de la red. En cualquier caso, habrá que esperar al informe definitivo para aclarar posibles responsabilidades, y lo más seguro es que se deba a una combinación de varias causas.
En estos ataques a las renovables y defensa cerrada de las nucleares han destacado Santiago Abascal e Isabel Díaz Ayuso, lo que no es sorprendente, ya que ambos están en una dura carrera por demostrar quien es, en España, el seguidor más acérrimo del trumpismo. Y Trump ha hecho, junto al ataque a la inmigración y la imposición de aranceles generalizados a todos los países del mundo (bueno, a casi todos, a Rusia, por lo que sea, no), del ataque a las energías renovables y la defensa de las nucleares y los combustibles fósiles sus principales banderas.
Sin embargo, como en la elección del nuevo papa, el ganador al más trumpista puede ser un tapado. En efecto, ¿Quién puede ser mejor seguidor de Trump que quien va por delante del líder? Y ese es indudablemente el presidente valenciano, Carlos Mazón. Mazón fue el primero en meter en su gobierno a la ultraderecha y sigue apoyándose en ella y asumiendo todos sus postulados de inspiración trumpista. Trump ha tardado 3 meses en autorizar la minería en los fondos marinos, mientras que Mazon tardó mucho menos en desproteger la costa reduciendo a la mitad la franja costera donde no se pueden construir hoteles. Trump es un reconocido mentiroso y propagador de bulos, pero seamos sinceros, no le llega a la suela del zapato a Mazón a la hora de cambiar de versión. Trump ha esperado hasta los 100 días de su mandato para ordenar el práctico desmantelamiento de la FEMA, la agencia federal para la gestión de emergencias, mientras que Mazón eliminó la Unidad Valenciana de emergencias a la semana de llegar al cargo. Trump ha desmantelado parcialmente la NOOA, la principal agencia estadounidense encargada de estudiar el cambio climático, y Mazon ha dejado fuera del proyecto de presupuestos, es decir, ha eliminado del todo, la Agencia Valenciana de Cambio Climático.
Y, por supuesto, Mazón está defendiendo la energía nuclear y ha exigido al gobierno la prolongación del funcionamiento de Cofrentes. De hecho, me cuentan que este lunes se va a ir a la central para mostrarles su apoyo. Visto lo visto, y dada su experiencia en la gestión de emergencias, les recomiendo encarecidamente a los técnicos de la central que no le dejen entrar en la sala de control. Y si no hay más remedio, que no le dejen tocar nada ni se les ocurra hacer un simulacro de emergencia mientras esté por allí.
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