El Arzobispado de València forma a los profesores de religión contra la eutanasia
El Arzobispado de València ha iniciado unas jornadas de formación dirigidas a profesores de religión en contra de la eutanasia después de la aprobación de la ley de la muerte digna, una práctica médica a la que contrapone “los cuidados paliativos, y el sentido del dolor y sufrimiento”.
Estas sesiones de formación se imparten a través del canal de Youtube de la Archidiócesis de València y empezaron este miércoles 14 de abril y proseguirán los días 21, 28 y 5 de mayo. En la primera jornada se impartieron dos sesiones 'Eutanasia, ¿cómo hemos podido llegar a esta situación', a cargo de Rodrigo Ferre Bodí, licenciado en Teología y profesor de Religión en Secundaria; mientras la segunda parte se titulaba 'La ley española de la eutanasia: Resumen y análisis crítico', a cargo de Paco Márquez Gil, licenciado en Derecho.
Entre los ponentes figurarán expertos en Teología, Psicología y Derecho, profesores y escritores, así como el obispo auxiliar de València Javier Salinas que ofrecerá el miércoles 28 de abril reflexiones sobre la eutanasia desde la fe católica. Igualmente, está prevista la intervención de José Luis Guinot, presidente de la Asociación valenciana Viktor E. Frankl, que se dedica a la atención a las personas en caso de sufrimiento intenso, enfermedad grave o duelo por una pérdida. Guinot disertará sobre el “sentido del sufrimiento: acompañamiento y cuidados paliativos”, el miércoles 21 de abril.
La iniciativa se enmarca dentro del proceso formativo de los profesores de la asignatura de religión para “seguir con la formación del profesorado y proponer temas que mejoren la educación de la religión en los centros de enseñanza”, según indica el presidente de la delegación diocesana, Rafael Cerdá.
Ley “cruel e inhumana”
Esta ley de la muerte digna ha tenido a la Iglesia como uno de sus principales detractores, y dentro de la institución destaca el propio arzobispo de València, el cardenal Antonio Cañizares, quien calificó la normativa de “cruel e inhumana”, por lo que llegó a ordenar un duelo oficial en los edificios religiosos tras su aprobación.
El purpurado sentenciaba en su momento que “la ley del hombre y la ley de Dios se ven enfrentadas y los creyentes nos vamos a sentir huérfanos respecto a la atención que deberían merecer temas tan sagrados como es la vida, que no termina en el lecho de la muerte. El único que puede darnos y quitarnos la vida es el Hacedor común”.
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