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Las fiestas valencianas multitudinarias, en el filo de la navaja durante la COVID-19: celebraciones y cancelaciones

Buñol ya canceló su fiesta el pasado mes de marzo.

Toni Cuquerella

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Con la caída del estado de alarma la 'nueva normalidad' comienza con pequeños pasos y un termómetro que refleja el estado real es la celebración de fiestas populares. Así, pese a que la consellera de Sanidad Universal y Salud Pública, Ana Barceló, ha afirmado esta semana que con las medidas restrictivas que rigen a día de hoy en la Comunitat Valenciana no se pueden celebrar fiestas populares, ni siquiera pasacalles, pues de lo que se trata es de evitar la concentración de personas, en las localidades hay disparidad de situaciones, desde las que han decidido inmediatamente celebrar lo que se pueda tan pronto se pueda a las que se resignan a esperar tiempos mejores en 2022.

Y es que una de las principales características de las fiestas valencianas es precisamente que son populares, con participación de multitudes, y la condición es la que los organizadores de las fiestas se planteen celebrarlas de forma muy restringida, o esperar a tiempos mejores.

El caso más paradigmático son las Fallas, las primeras que levantaron la mano una vez la Generalitat Valenciana dejó abierta la puerta a su celebración dentro de unas restricciones sanitarias. Y fueron, en el 'cap i casal', las Fallas de València las primeras en decir que quemarán sus monumentos en septiembre. A València la han seguido Alaquàs, Albal, Alzira, Aldaia, Benicarló, Burjassot, Borriana, Catarroja, l’Eliana, Enguera, Faura, Gandia, Gilet, Godelleta, Meliana, Mislata, Montcada, Onil, Paterna, Picanya, Quart de Poblet, Riba-roja, Sagunt, Sueca, Torrent, Turís y Utiel. Pero durante los últimos días otras localidades han mostrado sus reticencias y no las celebrarán, como son los casos de Alberic, Alboraia, Alfafar, Algemesí, Benaguasil, Benetússer, Bétera, Bunyol, Elda, Godella, Manises, Massamagrell, Oliva, Puçol, Tavernes, la Vall d’Uixó, Vilamarxant y Xàtiva.

Por el contrario otras fiestas hermanas de las Fallas, las Hogueras de San Juan en Alicante, optaron por el sentido contrario e inmediatamente decidieron no hacer las celebraciones y esperar al próximo curso.

Los que sí han querido dejar claro que van a volver a las calles son los 'bous al carrer. De hecho, estos festejos taurinos ya empezaron en la localidad castellonense de l'Alcora. Precisamente estos festejos han generado críticas desde algunas vertientes políticas que, dada ya su reticencia por la tipología de esos festejos, los ven todavía menos apropiados en unos momentos de alerta sanitaria.

Una fiesta más propia de las localidades de la mitad sur, los Moros y Cristianos, está teniendo una negativa generalizada. Ontinyent, Villena, Cocentaina, la Vila Joiosa, Ibi y Elda -de gran tradición morocristiana- ya han anunciado que no celebrarán estas fiestas. En cambio otras localidades como Torrent ya han dicho que sí desfilarán.

Por otro lado, las fiestas patronales son otras celebraciones que se deberán evaluar individualmente en cada municipio... o no. Como es el caso de las localidades de l'Horta Sud, donde los municipios de forma conjunta en la comunidad han acordado no realizar celebraciones.

Por lo que respecta a grandes celebraciones de verano, con carácter inmediato ya se quieren evitar las fiestas playeras de la noche de San Juan, de forma generalizada en todo el territorio valenciano.

Finalmente, y como gran fiesta de multitudes, no solo valenciana sino de ámbito español y seguramente mundial, está la Tomatina, de Buñol, que parece tener maldita la celebración de su 75 aniversario. Ya decidió suspenderse en el mes de marzo, pese a que esta 'batalla' tiene lugar en agosto. La precaución y la esencia de la fiesta se ha querido que prevalezcan sobre su celebración a toda costa.

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