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Dos meses de desescalada y toque de queda: la Comunitat Valenciana sortea la cuarta ola y mantiene la incidencia más baja

El punto de vacunación instalado en el hospital de campaña de La Fe, en València.

Carlos Navarro Castelló

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La tercera ola de la pandemia golpeó con contundencia a la Comunitat Valenciana durante las pasadas Navidades. El Gobierno valenciano, que hasta ese momento había controlado con solvencia la pandemia gracias a una intensa labor de rastreo y detección de brotes, con 1.600 rastreadores contratados por aquel entonces, registró un aumento de casos en los días previos a las fiestas y, aunque aumentó las restricciones, las medidas fueron a todas luces insuficientes.

La propagación del virus durante la Navidad se disparó y, aunque el 5 de enero ya se recortó el horario de la hostelería hasta las 17.00 horas y se adelantó el toque de queda a las 22.00 horas, fue entre el 19 y el 24 de enero cuando se adoptaron las medidas más duras como el cierre completo de la restauración y el ocio, de las instalaciones deportivas, el adelanto del cierre de comercios a las 18.00 horas y la prohibición de reuniones en domicilios particulares entre no convivientes, con algunas excepciones.

Además, se mantuvo el toque de queda y el cierre perimetral, no solo de la Comunitat Valenciana, sino de las ciudades de más de 50.000 habitantes durante los fines de semana.

La conveniencia de adoptar medidas tan drásticas provocó fuertes tensiones en el seno del Gobierno valenciano (PSOE, Compromís y Podemos) desde las fiestas navideñas, especialmente entre el PSPV, más partidario de contemporizar en función del avance de la pandemia, y Compromís, más favorable a implantar medidas más duras desde el inicio para doblegar antes la curva de contagios.

El 26 de enero, la Comunitat Valenciana se convirtió en la primera de España en incidencia acumulada por cada 100.000 habitantes en 14 días, con 1.423 casos, cuando la media estatal estaba en 893. Al día siguiente, alcanzó el pico máximo de la tercera ola, con 1.459 contagios (899 en España) y 4.594 hospitalizados, 624 de ellos en la UCI, solo por COVID-19.

Fueron momentos muy delicados en el seno del ejecutivo que preside Ximo Puig, pero de los que sin duda tomaron nota para gestionar la pandemia en lo sucesivo.

De hecho, desde ese momento hasta mediados de marzo los contagios y las hospitalizaciones cayeron en picado hasta situarse la autonomía valenciana por primera vez el 16 de marzo en riesgo bajo, es decir, con menos de 50 contagios por cada 100.000 habitantes en dos semanas, y como la menos afectada de España gracias a una estrategia basada en la prudencia que ha permitido sortear la cuarta ola, vaciar los hospitales y recuperar la actividad quirúrgica y la atención presencial en los centros de salud.

Más de dos meses de desescalada y aval del TSJ para el toque de queda

El Gobierno valenciano mantuvo todas las restricciones durante un mes y medio, en concreto, hasta el pasado 1 de marzo, cuando inició una desescalada “prudente”, tal y como la definió el presidente Ximo Puig. A partir de ese día, volvieron a abrir tan solo las terrazas de la hostelería hasta las 18.00 horas y limitadas a cuatro personas por mesa, mientras el comercio volvía a cerrar a su horario habitual (20.00 horas), con un aforo del 50%.

Dos meses y medio más tarde, aún no se ha recuperado del todo la normalidad y sigue habiendo restricciones en todos los ámbitos en cuanto a aforos y horarios con el objetivo de llegar al verano en una situación epidemiológica óptima que permita reactivar el sector del turismo con plenas garantías y atraer visitantes internacionales.

Así, desde que dejó de estar vigente el estado de alarma el pasado 9 de mayo, se mantiene el toque de queda entre la medianoche y las seis de la mañana (hasta entonces estaba fijado de 22.00 a 6.00) tras haber logrado previamente el Gobierno valenciano el aval del Tribunal Superior de Jusrticia de la Comunitat Valenciana (TSJCV).

En espacios de uso público, tanto cerrados como al aire libre, y en domicilios particulares no se pueden formar grupos de más de 10 personas, salvo que se trate de personas convivientes (hasta ahora era seis personas el límite). El horario de apertura de la hostelería es hasta las 23.30 (estaba fijado a las 20.00) y se autoriza un aforo del 50% en el interior de bares y restaurantes y del 100% en las terrazas al aire libre. El aforo máximo en cines, teatros, pabellones o lugares de culto se sitúa en un 75% de la capacidad del recinto. El aforo del 75% se aplica también a locales comerciales y de prestación de servicios.

En cuanto a la situación epidemiológica, la incidencia acumulada se mantiene por debajo de 50 y sigue siendo la más baja de España, en concreto, este martes era de 34 casos por cada 100.000 habitantes en dos semanas (la media española está en 180). Los hospitales tienen en estos momentos 171 personas ingresadas con COVID-19, 40 de ellos en la UCI.

Además, la Comunitat Valenciana ha administrado un total de 2.038.019 dosis de la vacuna contra el coronavirus, un 40% de la población.

La preocupación en estos momentos se centra en la llegada de visitantes a las zonas costeras ante la finalización de los cierres perimetrales. En este sentido, la Generalitat Valenciana instará este miércoles a los alcaldes y alcaldesas de los municipios turísticos y de las capitales de provincia de la Comunitat Valenciana a extremar las medidas de control y vigilancia para que el próximo fin de semana se cumplan las medidas de seguridad sanitaria ante la COVID-19.

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