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10 años del 15M: Ecos de un grito que hoy resuena en el BOE

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Estos días en los que se cumplen 10 años de la mayor movilización democrática en España desde que recuperamos la democracia, el 15M, corren ríos de tinta, artículos, videos, podcast y un sinfín de comentarios, recuerdos y opiniones. Me gustaría, como coordinadora general de PODEM en el País Valencià enviar un mensaje claro, corto y nítido en este aniversario: EL 15M ESTÁ MUY VIVO.

El 15M fue el grito colectivo que impidió que la crisis de régimen se cerrara con más autoritarismo y menos derechos, fue una visión radicalmente democrática que consiguió convertirse en sentido común para una gran mayoría de la población. Fue una revolución de valores sociales y culturales que elevó los estándares de transparencia, que valoró la diversidad que nos enriquece y le cerró el paso al odio y al autoritarismo de extrema derecha que ya campaba a sus anchas por Europa y que en España tardó más en llegar gracias a ese movimiento. Fue la exigencia de mejores condiciones materiales para la gente trabajadora, la exigencia de un futuro digno y un proyecto de vida para la mayoría social y no únicamente para las élites.

“Montad un partido político”, nos retaban los poderosos, y lo hicimos. De las movilizaciones y de la impugnación pasamos a organizarnos y construimos PODEMOS. Con esta herramienta colectiva tradujimos ese nuevo sentido común del 15M en éxitos políticos y me gustaría remarcar tres:

Acabamos con el bipartidismo. Hoy ya todo el mundo sabe que nunca volverán los tiempos en los que el PP y el PSOE copaban con sus colores el 90% de los escaños de los parlamentos y que cualquiera que quiera gobernar sabe que no lo podrá hacer en solitario, lo cual permite dejar atrás vicios del pasado que ocurren cuando un solo partido acumula todo el poder sin contrapesos.

Además, tuvo un efecto menos visible pero clave para poder avanzar en las transformaciones que España necesita. Ese ciclo político trajo consigo la consolidación de una aritmética parlamentaria que representaba la plurinacionalidad de nuestro país y que se ha convertido en una nueva dirección de Estado. Los números del Parlamento español desde 2015 reflejaron el fin de una importante cláusula de exclusión que imperaba en España: que no gobernara nadie a la izquierda del PSOE. Sin embargo, a pesar de los insistentes intentos por apoyarse en Ciudadanos para que las estructuras de poder no sufrieran ningún cambio, las matemáticas obligaron al PSOE a gobernar en coalición con Unidas Podemos y a necesitar a fuerzas soberanistas con sentido de Estado para investir a Pedro Sánchez como Presidente y para aprobar unos Presupuestos Generales del Estado.

Entró gente corriente a hacer política. Es un orgullo como país que una joven de 33 años, que curró de cajera de supermercado para pagarse la carrera sea hoy nuestra Ministra de Igualdad. No se puede entender sin el 15M que la hija de un sindicalista fundador de las Comisiones Obreras sea Vicepresidenta del Gobierno. Y creo que hace 10 años nadie hubiera creído que quien os escribe, una persona sorda, pudiera ser portavoz de un Grupo Parlamentario. Rompimos el círculo vicioso de las redes clientelares y elitistas para hacer política en España.

Mejoramos la vida de la gente. En un solo día, con un solo decreto, aumentamos el Salario Mínimo Interprofesional de 650 a 950€. En la peor pandemia de los últimos 100 años conseguimos levantar una herramienta como los ERTE que ha protegido del paro a más de 3 millones de trabajadoras y trabajadores y hemos levantado un escudo social sin precedentes en nuestra historia que ha prohibido los desahucios sin alternativa habitacional o prohibido los cortes de luz y agua cuando le pedíamos a la gente que se quedara en casa para proteger la vida. Es decir, el 15M puso a las personas en el centro de la política. Y, finalmente, el 15M entró en el BOE.

Todo eso no hubiera sido posible sin una sociedad civil organizada. Desde la Plataforma de afectados por la hipoteca, hasta las Mareas en defensa de los servicios públicos y las Marchas de la Dignidad, contamos con un amplio espectro de colectivos organizados que empujan el camino correcto. Personas que entendieron la necesidad de hacer política desde sus barrios y su tejido asociativo para que otros no la hicieran contra ellos. Gente que dedica energía y horas de su tiempo libre por el bien común para llegar allí donde las instituciones no llegan y a quienes pedimos que sigan presionando por todo lo que queda por hacer porque si solo presionan los poderosos, habrá quien sienta la tentación de atender solo a sus necesidades e intereses.

Estos días muchos columnistas y tertulias de la opinión publicada os dirán y afirmarán, por enésima vez en esta década, que el 15M se cerró, que el 15M murió. Yo os afirmo segura, orgullosa y con convicción que lo mejor está por venir, que el 15M no sólo no desapareció sino que hoy gobierna el País Valencià y España.

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