Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

CV Opinión cintillo

¡Hola 2017!

0

Los europeos, y sobre todo nosotros, los más meridionales del mapa físico del continente, importamos alegremente tics y comportamientos de los norteamericanos filtrados por las series, las películas y la publicidad de sus productos estrella. Volubles y acomplejados, nos hemos habituado a celebrar Halloween a su modo, hemos incorporado la ferocidad consumista con el Black Friday, hemos esparcido centros comerciales a destiempo y hemos sembrado los extrarradios de establecimientos de comida basura. Cada año, nos tragamos a la marmota Phil en los telediarios dictando su pronóstico meteorológico mundial y pronto celebraremos el día de Acción de Gracias. El adolescente de por aquí replica al de allá. Majestuosos vestidos largos adornan a las jovencitas en la fiesta final de bachiller, unas chiquillas que trastabillan erguidas sobre unos tacones como los de la reina Letizia, mientras ellos, los jovencitos, aparecen ataviados con ridículos trajes de pega que simulan a los antaño vendedores de enciclopedias puerta a puerta. Nos pasamos el día imitándolos por el culto que impera a la metrópoli. No solo importamos chabacanería, también malas prácticas políticas.

Hemos comprado muchas de sus mentiras sobre un hipotético modo de vida feliz alrededor de una pizza familiar, hemos llenado nuestros hogares de sofisticados artilugios de marca y les hemos cedido nuestros datos más íntimos para que nos bombardeen con sus B-52 digitales consignas y productos de primera necesidad que hasta ahora resultaban accesorios y prescindibles. Nos asignan una contraseña y nos tienen controlados todo el tiempo. Estamos mimetizando a algunos norteamericanos que consumen bulos procesados. ¿Cuánto falta para que más ingenuos se crean que VOX procura por los autónomos? ¿Qué tiempo resta para que los tránsfugas murcianos se conviertan en unos indómitos héroes? ¿Cuándo los descerebrados que tacharon el mural feminista de Ciudad Lineal lo podrán borrar a cara descubierta y a plena luz del día?

Los americanos nos colonizan hoy sutilmente 500 años y pico después. Gota a gota, con una prenda deportiva de la marca de un deportista de la NBA o con unas zapatillas brillantes con unos logos estrafalarios. Siempre se ha dicho que vamos algo retrasados respecto a ellos. Quizá cuatro años, quizá sea inminente una réplica autóctona al mentiroso Trump. Quizá falte muy poco para la ascensión de un presuntuoso bajo ese formato, con ese magnetismo televisivo -burdo y descarado- pero eficaz. Los perniciosos hábitos de esa no-política van calando en nuestra sociedad. Somos sus clones en diferido.

Hay un video de una impaciente chica, con gafas, sobria, que saluda al nuevo año en un mensaje que en dos meses se ha hecho viral. La segoviana Tatiana Ballesteros reclama un “Gran Capitán” que nos salve de los actuales políticos de pacotilla. La joven, que debe esperar un sabroso contrato de algún Risto Mejide suelto, dice que el país va a la deriva y que debe virar su rumbo. Suena extraño. Observen los eslóganes de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Sus proclamas son huecas, solo repiten grandilocuentes frases hechas, pócimas maceradas en la marmita del patriotismo, aderezadas con el dilema libertad versus socialismo y con las bajadas de impuestos, justo donde tributan las empresas que operan en todo el país. Ese aparente discurso encubre sobrecostes, privatizaciones y amiguismo, como practicaban sus antecesores, algunos en presidio. Es hábil: consigue cada día, aparecer tres veces en los telediarios llevándole la contraria a cualquiera, incluida a ella misma. Es el prototipo del populacherismo extremo.

Bienvenidos a la república independiente de los sufridos madrileños excluidos, marginados y perseguidos. Llegará el día en que ella (la castiza Ayuso) u otro congénere de su calaña nos dirá a los valencianos lo que debemos pensar, hacer y hablar. Desde la capital del reino se pontifica mucho: disponen de demasiados altavoces mediáticos. El fututo de nuestro país se juega ahora en el tablero madrileño, como en el Monopoly, pero con billetes de verdad.

Cuatro años más tarde que en los Estados Unidos, políticos deleznables pueden convertirnos aquí en seres fanáticos de bajos instintos, como ocurrió a lo bestia en el último capítulo de la gran pesadilla americana. Hola 2017, año en que las patrañas de Trump penetraron a lo grande en el Imperio. ¿No pasarán? Habrá que esperar a mayo.

Etiquetas
stats