Los delirios megalómanos de Jaume Matas y Francisco Camps, caminos paralelos para la Fiscalía Anticorrupción
El expresidente de la Generalitat valenciana Francisco Camps y el expresidente de Illes Balears Jaume Matas quisieron poner en el centro del universo las comunidades autónomas que gobernaron. Los políticos no escatimaron dinero público para esta hazaña y tampoco dudaron en presuntamente pervertir la legislación vigente para conseguir sus objetivos. Estas dos patas del trío del “eje de la prosperidad” del PP -falta la madrileña Esperanza Aguirre - no dudaron en agasajar a las personas que entendían que iban a desarrollar sus delirios megalómanos. Costara lo que costara.
Camps y Matas regaron a millones la cuenta del arquitecto valenciano afincado en Suiza Santiago Calatrava y no dudaron a hinchar con subvenciones públicas la fundación del cuñado del Rey, Iñaki Urdangarín. Siguieron la misma senda, aunque con diferente suerte. El político balear acabó condenado y en el banquillo por sus contratos públicos con estas dos celebridades de la arquitectura y el deporte. El valenciano, salió sin mácula de los envites judiciales.
Pero parece que la suerte para Francisco Camps empieza a cambiar a peor y esta vez sí por haber seguido el mismo camino y haber utilizado las mismas prácticas que su homólogo balear. La Fiscalía Anticorrupción considera que Camps habría prevaricado por haber negociado en nombre de la empresa privada Valmor Sports la gestión de los derechos de la Fórmula 1, haber garantizado en nombre de la Generalitat cualquier incumplimiento por parte de la empresa privada y haber firmado un contrato con esta sociedad “sin procedimiento administrativo alguno y fruto de su decisión personal”.
Anticorrupción establece que este caso es “muy similar” a la condena de la Audiencia Provincial de Palma sobre Jaume Matas, “donde el presidente autonómico de Baleares llegó a un acuerdo verbal con el arquitecto Santiago Calatrava para la construcción de un edificio destinado a la ópera y las artes escénicas”.
La sala de la Audicencia Provincial de Palma da por probado que en 2006 Matas decidió presentar un gran proyecto de obra pública para Palma antes de los comicios regionales del 27 de mayo del año siguiente “con el objetivo de favorecer su candidatura para ser reelegido”.
Así, impulsó su idea sin ningún estudio económico o técnico previo y sin siquiera tener a su disposición el área donde instalaría el edificio, el muelle viejo, propiedad de Puertos del Estado y sujeto también a competencias municipales. Exactamente lo mismo que Camps con la Marina -antigua dársena- propiedad del Estado y donde se construyó el circuito urbano.
En abril de 2006, Matas mantuvo un primer contacto con Calatrava y a principios de 2007 volvieron a verse en Palma, acordando que el arquitecto presentaría un anteproyecto, un vídeo y dos maquetas de un teatro de la ópera en el marco de una remodelación del muelle, sostiene el tribunal.
A partir de ahí, expone la Audiencia, Matas puso en marcha un proceso administrativo a través de la sociedad pública de infraestructuras de la Conselleria de Educación y Cultura, una tramitación fraudulenta en la que se justificó la contratación de Calatrava.
Estas afirmaciones de la sentencia que condenó a Matas a siete años de inhabilitación y a devolver de su bolsillo los 1,2 millones de euros pagados por la administración autonómica a Calatrava parecen un calco del escrito de la Fiscalía Anticorrupción para procesar a Camps por prevaricación -la malversación la campara con otros casos como Gürtel-.
Solo hay que recordar la visita de Bernie Ecclestone a Valencia a mediados de 2007 y a las puertas de las mismas elecciones autonómicas. El magnate de la Fómula 1 llegó a decir que habría circuito urbano y carreras en la capital valenciana si Francisco Camps ganaba las elecciones. Y arrasó, como Matas. El resto, solo hay que seguir el hilo de la historia y de la investigación judicial.