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La pandemia que borró las denuncias de violencia machista en los juzgados: “Las mujeres quedaron calladas”

La fiscal delegada de violencia sobre las mujeres de Valencia, Rosa Guiralt, en su intervención en el Parlamento autonómico.

Laura Martínez

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Durante el primer mes del confinamiento decretado por el estado de alarma, la Fiscalía de Valencia solo registró 5 denuncias por violencia machista. La media, en cualquier otro periodo, es de 10 a 12 denuncias diarias. Del 14 de marzo al 17 de abril los juzgados de violencia sobre la mujer vivieron un desierto sin precedentes. “Las mujeres quedaron calladas”, denunció este lunes la fiscal delegada de violencia contra la mujer en Valencia, Rosa Guiralt, en su comparecencia en la comisión de Justicia de las Corts Valencianes.

La fiscal considera que ha faltado información sobre que los servicios de atención a las víctimas eran servicios esenciales, que las mujeres que sufren violencia machista no han tenido conocimiento de que los juzgados estaban abiertos. Sus datos chocan, y así lo ha manifestado, con las atenciones de la Generalitat Valenciana, que atendió desde los servicios sociales a 3.500 mujeres a través de los centros Mujer 24 horas durante el primer mes del estado de alerta, un 25% más que en el mismo periodo en 2019. Valencia y Alicante han sido las dos provincias con mayor número de hombres detenidos por cuestiones relacionadas con la violencia machista durante los tres meses de estado de alarma. Pero, durante el primer mes de confinamiento, las víctimas no llegaron al juzgado. “Faltó que desde las instituciones se dijera 'no estáis solas', no solo con el 016 y los centros de mujer 24 horas, sino 'las instituciones están con ustedes' y las instituciones son el juzgado de guardia y el acceso a la administración de justicia, que no se ha garantizado para nada”, criticó.

“Somos servicio público y este servicio público está para servir a la ciudadanía, les debemos un respeto y estar en presencia para todo aquello que necesiten. Esto se ha obviado”, añadió, en referencia a la falta de atención presencial en los juzgados. No obstante, recordó que los tres juzgados especializados de Valencia sí han operado a pleno rendimiento.

El problema, indica, se encuentra en la falta de medios. En que los juzgados de instrucción y primera instancia ejercían como juzgados de guardia con turnos rotatorios, con trabajadores sin formación específica. Cuando llegaron las denuncias, se resolvían decretando rápidamente medidas cautelares, pero no iniciando procedimientos civiles -para resolver, por ejemplo, custodias, régimen de visitas o abono de pensiones-. Al no haber presencialidad en los juzgados y funcionar con medios telemáticos, la Policía tenía dificultades para citar a las víctimas y llevarlas al juzgado a declarar. Las unidades de valoración integral han hecho su trabajo por la vía telemática. “No todas las mujeres que sufren violencia de genero tienen aparatos electrónicos para poder conectarse, no todos tenemos las mismas posibilidades y no puede haber una justicia para unos mejor que para otros. ¿Qué hacemos con las migrantes, con las prostitutas, con las mujeres que no pueden acceder a internet? Son de segunda categoria”, criticó la fiscal delegada, que indicó que en los juzgados aún continuan trabajando con un mismo ordenador para atender todos los procedimientos por videoconferencia.

Pese a la escasez, consideró que “la Policía ha estado controlando y vigilando a las mujeres de manera muy intensa, sobre todo a aquellas que tenían un riesgo muy alto. No las han dejado solas”, aunque las atenciones en un confinamiento junto a un maltratador no son las óptimas, admitió. La fiscal se mostró especialmente crítica en esta comisión, asumiendo que “no lo hemos hecho bien porque no teníamos medios para ello”. “Nos hemos preocupado, pero hay algo en que fallamos. Servicios sociales, la propia administración de justicia... Cada uno debería mirar en qué espacios podemos mejorar” instó.

Antes de abandonar la sala, compartió una reflexión con los parlamentarios: “Para que exista de verdad igualdad es necesario acabar con el sistema. No es un problema de educación solo, es un problema de estructura. De estructura social. Yo meteré de la cárcel a quién tenga que meter y sacaré de la cárcel a quién tenga que sacar, pero esto se soluciona cambiando las estructuras y eso les corresponde a ustedes”.

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