El suicidio deja de ser un tabú en colegios e institutos valencianos: “La escuela es el lugar adecuado para poder detectar y actuar”
A pesar de que en los últimos años la tendencia era a la baja, la pandemia ha provocado, entre otras cuestiones, un incremento de los intentos de suicidio entre los jóvenes (se calcula que han aumentado en un 30% los suicidios entre los menores de 40 años y se ha constatado también un incremento entre las tentativas en los menores de 20 años), de modo que esta práctica se ha convertido en la primera causa de muerte entre los jóvenes españoles. La Generalitat Valenciana anunció hace unas semanas la puesta en marcha de un plan de choque en salud mental para la población infantil y juvenil que tiene, entre sus objetivos, la prevención.
Algunas cifras para entender la envergadura de este problema: en 2020, la Conselleria de Sanidad atendió 9.538 consultas por intento o idea de suicidio, con una tasa de mortalidad que alcanza el 8,5 por cada 100.000 habitantes en el territorio valenciano. En el ámbito educativo, el volumen de casos detectados en el curso 2018-2019 suponía el 0,06% del total del alumnado, un porcentaje que, a pesar de que continúa siendo reducido, prácticamente se ha doblado hasta situarse en el 0,1% el pasado curso. Por este motivo, la Conselleria ha rediseñado su estrategia de prevención de las conductas suicidas entre el alumnado y ha mejorado el acompañamiento emocional a los estudiantes.
Educación ha creado un nuevo protocolo de prevención de suicidios (se publicaba este viernes en la web de la conselleria) que clarifica las pautas de ayuda e intervención. Este protocolo va acompañado de un programa de formación del profesorado que incluye una guía con orientaciones para abordar esta cuestión social desde el ámbito escolar: “Se debe hablar de suicidio, hacer un abordaje decidido y adecuado sobre este tema, que siempre ha sido tabú y debe dejar de serlo”, tal y como explica la directora general de Inclusión Educativa, Raquel Andrés, quien considera que la escuela es el lugar adecuado “para detectar y actuar” ante un problema de salud de primer orden, tal y como reconoce la Organización Mundial de la Salud.
Así, se ha elaborado una guía para el abordaje de este tipo de casos de autolesiones e intentos de suicidio, “hay que tener en cuenta que no siempre una autolesión tiene porqué estar relacionada con un posterior intento de suicidio, pero es cierto que estamos ante un factor de riesgo”, reconoce Andrés, quien destaca la importancia de la implementación del protocolo para detectar posibles casos y activar los recursos del centro para “acompañar, observar, escuchar y prevenir”. Los centros dispondrán de un equipo de intervención que contará con una persona de confianza del alumno implicado, que puede ser un profesor que considere u otro estudiante compañero suyo, en la que apoyarse, además de los contactos que sean necesarios (en Sanidad, asociaciones especialidad...).
El objetivo cuando se detecta un caso es tener una foto fija de porqué ha sucedido: saber si hay una situación de acoso (en el centro o fuera del centro), si se trata de un caso de maltrato, una situación anímica concreta, un caso de depresión... “hay que conocer cuál es la situación real del alumno”, sostiene la directora general, quien asegura que “en muchos casos se podrá evitar” el suicidio, aunque lamenta que “en otros no”. Y en el caso de un desenlace fatal, que puede afectar tanto a un alumno como a un docente, “se debe saber cómo hablar de lo que ha sucedido, siempre desde el respeto hacia la familia”.
Formación del profesorado
El establecimiento de procedimientos claros y concretos para trabajar la prevención y la intervención en situaciones de riesgo está acompañado por importantes acciones de formación del profesorado en la actuación ante las conductas suicidas entre el alumnado. Se está trabajando en la implementación de un taller sobre la gestión de las emociones a la hora de afrontar situación difíciles y los casos de autolesiones.
La formación está dirigida a todo el profesorado de los centros educativos y los orientadores, además de acciones dirigidas a las familias y al alumnado, estas últimas en forma de tres talleres de escuelas saludables sobre gestión de emociones, cómo afrontar situaciones complejas y sobre cómo prevenir las autolesiones: “Necesitamos que todo el engranaje esté cubierto, en el centro y en el entorno familiar, de forma que cualquiera que esté implicado pueda ayudar”, indica la directora general de Inclusión Educativa.
Paralelamente al repositorio de recursos web para la igualdad y la convivencia de la Conselleria de Educación (Reico) el profesorado ya tiene a su disposición una guía con orientaciones para la prevención y la intervención ante una situación de autolesiones o conductas suicidas en el ámbito escolar que está acompañada por una propuesta específica sobre cómo abordar, tratar y hablar sobre el suicidio con el alumnado.
1.452 orientadores en los centros educativos
El departamento de Educación trabaja en un programa específico de salud mental y emocional para el alumnado al objeto abordar de lleno los efectos psicológicos y emocionales de la pandemia en el alumnado.
Además, este curso, por primera vez, las escuelas contarán con personal de orientación que formará parte del equipo de profesorado de cada centro de Infantil y Primaria, siguiendo el modelo ya establecido en los institutos. Hay 1.452 orientadores en los centros educativos para atender al alumnado, un 37,2% más que el curso pasado.
Así mismo, se han creado nuevas unidades de atención, especializadas en orientación. Son seis y tienen más de 100 especialistas que asesoran a los equipos y departamentos de orientación de los centros.
Y se sigue trabajando en los centros educativos la 'Guía de acompañamiento emocional en tiempos de COVID', un recurso para los equipos docentes que ayuda a exteriorizar sentimientos, miedos y dudas del alumnado en torno a diferentes cuestiones relacionadas con la pandemia.
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