Solo un 27% de los cruceros pueden conectarse a la red eléctrica que prevé habilitar la terminal del Puerto de València
“Los cruceros preparados para enchufarse en puerto a la energía sostenible anunciada (también cuestionable), a nivel mundial son solamente un 27% de la flota, según datos de la propia Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA)”.
Así se han pronunciado desde la Comissió Ciutat-Port, sobre las supuestas bondades en materia de sostenibilidad que ha difundido la Autoridad Portuaria de València (APV) con respecto a la futura terminal de cruceros que se adjudicará a Baleària, única compañía en presentarse al concurso, en la que recaló el exasesor del presidente del Gobierno valenciano, Ximo Puig, José Manuel Orengo.
Como informó eldiario.es, tras las modificaciones introducidas en el proyecto de ampliación norte del Puerto, esta infraestructura se trasladará de la zona norte, alejada del casco urbano, al Muelle de Poniente y el Muelle del Espigón del Turia, junto a los barrios de Natzaret y el Grau, en la zona anteriormente ocupada por el astillero de Unión Naval de Valencia, de Vicente Boluda, a quien se le compensó con una nueva concesión de 35 años, y que cuenta con aproximadamente 100.000 m2 y su concesión se otorgará por un plazo de 35 años, prorrogables hasta un máximo de 50 años.
Pese a que según el proyecto presentado, la terminal garantiza que el 100% de la energía eléctrica necesaria se producirá en las propias instalaciones y será de origen renovable, desde la Comissió Ciutat-Port han asegurado que, según reconoce la propia CLIA, “en este momento todavía no existe un sistema estándar de conexión utilizado globalmente, lo cual dificulta aún más que este anuncio triunfalista de cero emisiones sea posible en realidad, ni que se alcance en un plazo razonable. Es más, si no se hace obligatoria, ninguna compañía se enchufará al llegar a València”.
Según la entidad, “en el futuro lejano en que los cruceros puedan enchufarse en València, hasta que los buques entran o salen del puerto, y mientras calientan motores, y esperan en las aguas cercanas a la bocana a entrar a puerto, siguen emitiendo gases de efecto invernadero y gases contaminantes, que además son de los peores que hay en el transporte, por usar los combustibles más sucios que existen, fuel pesado, una especie de chapapote que queda en el fondo de los barriles de petróleo, que nadie más sabe para qué usarlo o qué hacer con ello”.
Todo esto, han añadido, sin hablar “de los ruidos de los motores o el trasiego de vehículos a motor en las cercanías de los cruceros y ferry”. En cualquier caso, se han preguntado “¿quién garantiza a vecinas y vecinos de Natzaret o El Grau que se cumpla con ellas y ellos el Derecho Humano relativo al disfrute de un medio ambiente seguro, limpio, saludable y sostenible?”.
Además de la salud pública, “por cuestiones de contaminación del aire y contribución al efecto invernadero, los buques de crucero son famosos por las emisiones de residuos que tienen, principalmente lanzados al mar, y también por el consumo de agua potable”.
En este sentido, la Comissió Ciutat-Port ha asegurado que “un reciente estudio de la Universitat de les Illes Balears muestra que un solo crucero que tiene como a base el puerto consume más agua que la suma de tres pueblos (media de 628.000 litros por amarre). Y un crucero que solo hace escala consume 69.000 litros por amarre, un consumo superior al de muchos pueblos”.
En definitiva, desde la Comissió Ciutat-Port han denuncido “la nueva apuesta de la Autoridad Portuaria de València por dedicar fondos públicos a nuevas operaciones que benefician especialmente a empresas privadas que forman parte del lobby portuario, bajo el señuelo de un turismo de calidad, que en realidad poco aporta en términos económicos a las ciudades que visita en tanto que está demostrado que es altamente contaminante a pesar del esfuerzo de propaganda al que contribuye la propia APV”.
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