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Reciclar céntimos en balas, una campaña para remover conciencias y protestar contra la inversión de los grandes bancos en la industria armamentística

Miguel Giménez

Valencia —

Un céntimo para “fabricar balas”. Éste es el gancho que utilizan desde el movimiento Banca Armada para concienciar a los ciudadanos y fomentar la “crítica” hacia un sistema bancario con “vínculos poco éticos” con la industria armamentística. Precisamente, como Banca Armada se identifica a las entidades financieras que colaboran para “mantener niveles elevados de armamentismo y a proporcionar armas en los países en situación de conflicto bélico, facilitando su perdurabilidad y aumentando sus niveles de violencia”.

La iniciativa, que han desarrollado las entidades Setem y Novessendes Fundació, ha consistido en una cámara oculta, instalada en el barrio valenciano de Benimaclet, con la que se ha grabado cómo reaccionaban los viandantes ante el estand en el que una pareja, hucha en mano, demandan un céntimo “para la causa”. Ante la pregunta de algunos caminantes de “¿para qué causa es?”, la respuesta que recibían, “para fabricar balas”, provocaba reacciones entre la incredulidad y la sorpresa, pasando por algunos silencios, la tensión o la indignación.

La pareja acaba aclarando que los bancos “están haciendo lo mismo con el dinero de tus ahorros, de tu nómina, de las pensiones”. El objetivo de esta estrategia es exponer las implicaciones concretas de que la ciudadanía confíe sus ahorros en las entidades financieras que invierten en la industria armamentística, así como concienciar a representantes de instituciones políticas y la comunidad universitaria a través de encuentros, jornadas, seminarios programados... sobre los vínculos “poco éticos” entre los principales bancos españoles y el complejo militar-industrial.

Estos términos identifican a las entidades financieras que colaboran para mantener niveles elevados de armamentismo y a proporcionar armas en los países en situación de conflicto bélico, facilitando su perdurabilidad y aumentando sus niveles de violencia.

“Sin la participación y complicidad de las entidades que conforman la Banca Armada, las empresas que fabrican y comercializan armamento no podrían mantener su nivel de negocio”, explican desde las ONG. Según un estudio del Centro Delàs d'Estudis per la Pau donde se analizaron datos de más de doscientas industrias militares españolas, la ratio de endeudamiento era en 2010 de un 73%. Esto significa que sin la financiación bancaria las empresas de armas no conseguirían más de una cuarta parte de su producción.

Carteles en la calle y un libro

Además de esta acción, que se difunde en redes sociales, Banca Armada ha colocado carteles en mupis (espacios informativos al aire libre como los que se encuentran en las paradas de autobús) en los que se pueden ver armas trazadas con líneas y monedas de euro con textos en los que se anuncia: “Hay alternativas éticas a las entidades de la Banca Armada”.

También se incluye la publicación de un libro con diez claves sobre cómo pasar de la Banca Armada a la Banca Ética que se presenta el 13 de noviembre en Ca Revolta. Se trata de un manual breve, muy didáctico, destinado al público general, que busca informar sobre cómo funcionan los bancos, cuál es su verdadera naturaleza, en qué consiste la banca armada y qué alternativas éticas existen a este complejo financiero-militar.

Tal y como explican desde la campaña, existen varias formas de que los bancos financien la industria armamentística que, en muchos casos, alimenta el arsenal de países que se encuentran en conflicto. Cinco son las principales: la participación accionarial y la compraventa de acciones en el mercado secundario; la financiación y aseguramiento de las exportaciones de armas; la emisión de bonos, pagarés y acciones para realizar ampliaciones de capital; los fondos de inversión que incluyen acciones de empresas de armas; y la concesión de créditos, préstamos y pólizas de crédito a la industria armamentista.

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