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El BBK Live más esperado se entrega al ritmo electrónico de LCD Soundsystem

Los neoyorkinos LCD Soundsystem en el concierto en Bilbao.

Belén Ferreras

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Se ha hecho esperar, pero ya está aquí. Después de esos dos años que han puestos en suspenso la vida de todos, el Bilbao BBK Live se ha colocado sus mejores galas para celebrar su décimo quinto aniversario y su retorno tras el parón. Hay ganas de música y de fiesta y eso ha quedado claro este jueves, en la primera jornada de este festival, que miles de personas esperaban, muchas de ellas con las entradas guardadas desde 2020. Este jueves, la música en Kobetamendi ha tenido también sabor a reencuentro, a besos, a abrazos entre cuadrillas, a ‘vamos a recuperar el tiempo que se nos ha quitado’, y toda esa amalgama ha permitido una simbiosis mágica entre las miles de personas que accedieron ayer a las campas de Kobetamendi -la organización no ha querido dar su dato exacto- y sus artistas favoritos sobre los escenarios, por fin, después de tantos meses de espera. Esa misma magia, que solo se obra con la música en directo, fue la que hizo que el ritmo electrónico de LCD Soundsystem permitiera vibrar a miles de almas como si fueran una sola, siguiendo los dictados de su líder James Murphy.

La banda neoyorquina ha dejado claro en su casi hora y media de concierto que la música fue la ganadora de que aquella despedida del grupo en 2011 solo fuera un 'impasse' de cinco años para retornar mucho más maduros. En su único concierto en un festival en Europa en este 2022 -aunque sí han tocado en Londres en formatos más reducidos este mes de junio- James Murphy y los suyos, que cumplen dos décadas desde que arrancaron su aventura musical, hicieron un repaso por sus títulos más destacados, convirtiendo las campas de Kobetamendi en una gran pista de baile con bola discotequera incluida en el escenario. Difícil mantenerse quieto con el ritmo trepidante desde el primer momento con esa maravillosa mezcla entre lo electrónico, el punk-rock o el dance, un amalgama que les hace imprescindibles en el panorama musical. Mientras tocan, solo parece resistirse a su propio ritmo James Murphy, que pasea por el escenario sin estridencias ni bailes, cantando, que es lo suyo, y sumándose también a marcar ritmos con la percusión, con ese aspecto de 'tipo normal', con el que te cruzarías en la calle sin prestarle atención, pero que sabe cómo dirigir a sus fieles a lo más alto, y conecta con el público manejando desde ritmos sinuosos o aparentemente tranquilos para dejarse llevar, hasta crescendos guitarreros y de sintonizadores que elevaron al máximo la temperatura de Kobetamendi.

'Get Innocuous' ha sido la encargada de abrir concierto en el escenario Nagusia, el principal del recinto, donde han repasado desde las 23.00 horas grandes temas como 'I Can Change', 'Daft Punk is Playing at My House', 'You Wanted a Hit', o 'Tonite'. A la altura de 'Tribulations' ya bailaba todo el mundo entregado al mandato de Murphy y los suyos. Pero quedaba más: 'Someone Great', 'Losing my egde', y una sorprendente 'New York I love You', con el piano y la guitarra como protagonistas. Cerró el concierto 'All My Friends', dejando con ganas de más.

LCD Soundsystem ha sido el cabeza de cartel de esta primera jornada de un festival que se ha hecho esperar dos años tras la pandemia y en el que han brillado también con luz propia los británicos Placebo, con su rock alternativo, que han presentando su nuevo trabajo, 'Never let me go', el primero de estudio después de nueve años y que sus fans han acogido con expectación. Con un sonido impecable y una buena puesta en escena, con Brian Molko, y Stefan Olsdal, acompañados de otros cuatro músicos, han desgranado mayoritariamente su nuevo trabajo, dejando de lado la mayoría de sus grandes éxitos, en un concierto en que han arrancado con el tema que abre su nuevo disco, 'Forever Chemical', sin interactuar demasiado con el público a lo largo de toda su actuación. 'Happy Birthday in The Sky' ha sonado contundente en el escenario San Miguel de Kobetas, y han cerrado el concierto con la versión del tema de Kate Bush, 'Running Up That Hill', con el que se mantiene a raya a Vecna (Un guiño para los seguidores de Stranger Things).

La rompedora Zahara, que subió al escenario su trabajo 'Puta', con baile sugerente y continuo y letras liberadoras, guiños a la copla de Lola Flores o Rocío Jurado, en remix con Britney Spears, para cerrar su concierto con 'Berlin U5', todo un despliegue electrónico para llenar pistas de baile en una jornada sin descanso, en la que además de los mencionados tocaron otros grupos, como Nacho Vegas o Ginebras y que cerró Moderat. 

Buen ambiente para arrancar tres días de marcha

Al margen del éxito en lo musical, la primera jornada ha ratificado el importante foco de atracción que tiene el BBK Live pese a la fuerte competencia que existe en estos momentos en lo que ha festivales musicales se refiere. Es difícil calcular la cantidad de miles de personas que ayer accedieron al recinto y la organización, aunque lo tenía previsto, ha preferido finalmente ofrecer el dato global al final de los tres días. Es verdad que, salvo en el concierto central, no se vieron demasiadas aglomeraciones, aunque el espacio de Kobetamendi permite seguir un concierto dispersado por las campas. En cualquier caso, el jueves supone un importante aperitivo de lo que está por venir en los dos días que restan de festival, porque se espera que pasen más de 105.000 personas.

El acceso de ese primer día ha sido gradual y fluido. La reserva de autobuses ha funcionado bien, estaba organizado, sin colas y con el acceso muy rápido. “Parece que vamos de excursión”, se oía en el autobús. La excursión empieza, de todas formas, al bajarse del autobús, hasta llegar al recinto del festival. Unos 800 metros cuesta arriba para hacer ganas. La entrada al recinto ha sido fluida. A ello ha contribuido la obligación de canjear la pulsera antes de entrar en el recinto. Algo que no ha gustado a todos los asistentes, por el engorro de tener que pasar antes de acudir al festival a los puntos de canje, pero que finalmente ha facilitado mucho la entrada. Una vez dentro, ganas de pasarlo bien, dando por bien gastados los precios nada asequibles teniendo en cuenta que no se puede meter al recinto nada de comer o de beber, pero en línea con los precios que manejan en otros festivales. Con el dinero que previamente has tenido que cargar en la pulsera, que es el único método de pago, puedes gastarte 5 euros por una cerveza, pequeña o 10 por una grande -antes has tenido que pagar 3 por el vaso reutilizable- 5,5 euros, por un kalimotxo, 11 si es largo, o 3 euros por un botellín de agua, y 4 por un refresco. Si lo que quieres es un cubata, te restarán de la pulsera entre 10.5 y 13 euros.

Pero lo dicho, una vez que estás dentro, el precio de la caña es lo de menos. Natalia, Arantza y Ana, de Bilbao tienen bono de tres días. El hijo de Arantza, Xabier, es uno de los integrantes del grupo Silitia, ganador del concurso de maquetas de la emisora de EiTB Gaztea, y actuará este sábado en el festival. Una buena razón, dicen, para estar en el festival, pero no solo la única. “Teníamos los bonos desde 2019”, dicen.

Muchos de los visitantes son un escaparate de lugares de procedencia. Lorena, Andrea, Ivan y María están juntos, pasarán los tres días en el camping de festival, pero vienen de sitios distintos: Vigo, Almería Andorra y Madrid respectivamente. Stromae, The Killers o Nati Peluso entre las preferencias, aunque señalan que están “abiertos a conocer nuevos grupos”. Antes de seguir con la música piden que haga mención a que forman parte del equipo de LGTBIQ+ de Balonmano de Madrid y que es su primera vez en Kobetamendi. ¡Hecho!

Son solo dos ejemplos de ganas de fiesta y de música que sigue este sábado: Como canta Zahara en su Berlín U5 “llévame a bailar como si aún fuera real...” “...como si el mundo no se fuera a acabar, como si el universo no tuviera un plan”. Pues eso, a bailar. Este sábado toca hacerloncon The Killers y Stromae, entre otros.

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