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Un cardiólogo acusado de intentar grabar en la ducha a una compañera: “Fue una chiquillada”

El cardiólogo del Hospital Clínico de Valencia en el banquillo de los acusados.

Lucas Marco

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Un cardiólogo del Hospital Clínico de Valencia se ha sentado este martes en el banquillo de los acusados por presuntamente haber colocado la cámara de su teléfono móvil en una rejilla de un baño del centro hospitalario previamente a que una médico residente se duchara durante una guardia nocturna el pasado 12 de mayo del 2019.

El médico, de 42 años y actualmente destinado en otro departamento, ha asegurado que simplemente quería comprobar si desde la rejilla del baño se podía grabar el lavabo en el que, según ha dicho, le habían robado previamente objetos personales. El baño era de uso compartido entre hombres y mujeres del personal sanitario durante las guardias y está situado junto a varios despachos del hospital. “Se me ocurrió intentar comprobar si desde la rejilla podía tomar imágenes de la gente que entraba al lavabo con el fin de comunicarlo a la dirección”, ha declarado el médico, quien ha remarcado que “es una chiquillada”. “Lo sé y lo reconozco”, ha declarado. 

El Ministerio Fiscal solicita una pena de tres años de prisión e inhabilitación durante seis años para ejercer de facultativo, además de una multa de 12.000 euros, por un presunto delito contra la intimidad mientras que la defensa pide la libre absolución. El cardiólogo sostiene que, tras haber sufrido robos de objetos personales, se le ocurrió poner su teléfono móvil en la rejilla del baño para comprobar si se podía grabar a quien accedía al lavabo.

El hombre, sin avisar a la dirección del hospital, usó un destornillador para insertar el teléfono encima de la rejilla. “Es imposible grabar la ducha porque hay una pared que separa”, ha dicho ante la sección quinta de la Audiencia Provincial de Valencia que juzga los hechos. También ha argumentado que borró los videos que grabó para supuestamente comprobar que se podía visualizar a quien entrara en el baño al comprobar que no era posible.

El acusado defiende que tuvo que abandonar el lugar “precipitadamente” para entregar un informe, dejando su teléfono en el baño. “No me dejé el móvil grabando”, ha asegurado. Luego atendió a un paciente y, al volver hacia su despacho, se encontró con que una compañera, médico residente en su último año, se había percatado del aparato.

El cardiólogo reconoció que el teléfono era suyo y procedió a retirarlo. “Me quedé sorprendido de la situación que había creado, inmediatamente reconocí que el móvil es mío pero no para grabar a nadie, entré en shock, no me podía creer lo que estaba pasando”, ha declarado. “Es un malentendido, mi intención nunca fue grabar a nadie, fue un cadena de errores”, añade.

La compañera del hospital ha declarado que ambos mantenían una relación estrictamente profesional. La mujer ha asegurado que el cardiólogo le preguntó si se iba a duchar. “Estaba un poco alerta porque me pareció extraño que me preguntara si me iba a duchar”, ha relatado.

Al entrar en el baño se percató de que algo reflejaba desde la rejilla y enseguida sospechó del médico. Acto seguido llamó a la jefa de guardia que se puso en contacto con el personal de seguridad del hospital. Poco después llamaron a la Policía Nacional. “El móvil estaba enfocado hacia el váter y la entrada de la ducha”, ha asegurado. El hombre, tal como ha reiterado durante la vista, le dijo que había sido una “chiquillada” y se disculpó. “Decía que sentía vergüenza y arrepentimiento”, ha recordado la supuesta víctima. 

Durante la vista han declarado también los vigilantes de seguridad privada que acudieron al lugar y un agente de la Policía Nacional, que ha asegurado que el cardiólogo trató de quitar importancia pero reconoció los hechos. En su informe de conclusiones finales, el fiscal ha recordado que se trata de un delito “tanto si lo ha puesto para ver a la médico duchándose como para descubrir si allí se estaba robando” y ha aludido a la legislación en materia de protección de datos. “No se puede colocar una cámara en un lugar como un lavabo, por la máxima intimidad; si tenía sospechas tenía que haber acudido a la gerencia”, ha dicho.  

El letrado de la defensa ha pedido una sentencia absolutoria y ha destacado que “será conducta reprochable y censurable pero otra cosa es que esté enmarcada dentro del Código Penal”. “Ha dicho hasta la saciedad que no era su intención grabar, su intención era ver si con su móvil se podía captar la repisa del lavabo”, ha apostillado tras negar que el cardiólogo le hubiera preguntado a la médico residente si se iba a duchar. El letrado sostiene que no ha habido ningún perjuicio y destaca que la mujer no ha pedido responsabilidad civil. El juicio ha quedado visto para sentencia.

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