La Universitat de València dinamita su relación con el CSIC al reducir unilateralmente el espacio del instituto mixto que investiga sobre el SARS-coV-2
La Universitat de València ha decidido de manera unilateral y sin el consenso del CSIC reducir el espacio -en concreto una planta entera- del Institut for Integrative Systems Biology (I2SysBio), un centro mixto entre la institución universitaria y el Centro Superior de Investigaciones Científicas. Fuentes de la dirección del I2SysBio alertan de que esta actuación del rectorado pone en peligro las relaciones con el CSIC que a su vez podría frenar la progresión de una de las joyas de la corona de la investigación española en virología, que recientemente ha recibido tres millones de euros para la lucha contra el SARS-coV-2
La alarma la lanzó en redes sociales esta semana el investigador Javier Buceta, quien va a dejar su actual puesto en EEUU para trabajar en el Institut for Integrative Systems Biology (I2SysBio) de València, el centro al que el CSIC ha destinado en los últimos años más plazas de investigador. El I2SysBio no solo tiene ya prestigio por sus publicaciones, sino por su espacio e instalaciones para investigar que ahora se verá reducido al tener que compartirlo con otras disciplinas no menos importantes.
Desde la dirección del I2SysBio critican la “unilateralidad” del rectorado de la Universitat de València y censuran que la decisión no se haya tomado en la comisión mixta entre la universidad y el CSIC. “Se les ofreció un plan B, que era ocupar una parte de la planta baja, pero el viernes 19 nos dijeron que tenemos que desalojar la cuarta planta donde en la actualidad trabajan cuatro equipos de investigación”, explican. Para la dirección del instituto la Universitat se ha saltado el convenio, acción que ya está en manos de los servicios jurídicos del CSIC.
“El CSIC ha aportado equipamientos e investigadores -5 plazas de científico desde 2017- y prevé seguir apoyando al instituto. Han cumplido con creces”, explican desde la dirección. Las mismas fuentes relatan que el edificio se construyó con ayuda de fondos europeos ad hoc para que fuera la sede del I2SysBio, por lo que no entienden que se quiera cambiar de criterio. “Nosotros ofrecimos una alternativa que se debía haber debatido en la comisión mixta, algo que el rectorado se ha saltado”, critican, al tiempo que avisan de que esta merma de espacio podría frenar la llegada de nuevos grupos de investigación.
“Negamos categóricamente la falta de apoyo de la Universitat de València al instituto mixto I2SysBio, que en ningún momento se está desmantelando. Al contrario, está garantizado su proyecto científico a largo plazo”, explican fuentes de la universidad a preguntas de eldiario.es. Las mismas fuentes aseguran que la decisión de obligar a vaciar una planta se adopta “tras dos años de búsqueda de un acuerdo para el uso conjunto del espacio en que se ubica el I2SysBio”.
“En este espacio, I2SysBio se encuentra en una situación de privilegio respecto de otros grupos de investigación de excelencia”, añaden, al tiempo que defienden que la necesidad de mantener la distancia de seguridad por el contexto excepcional de la COVID-19 habría sido el argumento definitivo.
Esta explicación no convence en el instituto, puesto que esa misma distancia de seguridad podría aplicarse a los grupos de virología que ahora verán reducidos sus espacios de investigación.
En la respuesta de la universidad, se desprende que el edificio no se habría concebido solo para el I2SysBio. “Se invirtieron 11 millones de euros en la construcción de estas instalaciones científicas en las que se albergó inicialmente el I2SysBio”, señalan. Además, argumentan que las instalaciones del edificio han recibido importantes mejoras, “incrementando las infraestructuras de investigación no previstas inicialmente, como la construcción de un invernadero de alta tecnología y un laboratorio de bioseguridad de nivel P2”.
“Las características de la gestión de espacios en la Universitat de València se basan en la utilización conjunta de espacios e instalaciones entre diferentes institutos de investigación. En ese sentido I2SysBio está en una situación de privilegio en relación con otros centros de investigación comparables de la Universitat de València”, señalan.
Según los datos ofrecidos por la universidad, en el caso del I2SysBio hay 126,12 metros cuadrados útiles por investigador; por los 17,07 metros cuadrados por investigador que tienen en el IFIC (Instituto de Física Corpuscular, centro mixto UV-CSIC). Los investigadores del IPL, que es un centro internacional de referencia cuya misión es la creación de imágenes reales y de parámetros geo-físicos, trabajando en estrecha colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA, disponen de 12,03 metros cuadrados útiles por investigador.
Pero los investigadores no entran en ese juego de cifras. Javier Buceta reflexiona en sus redes sociales: “Es lamentable que la UV tenga un problema grave de espacio. Es algo preocupante, triste y que ejemplifica la situacion de muchos centros; y hay que buscar soluciones para dignificar el trabajo de los investigadores. La UV no puede solucionar sus problemas a base de crear otros, de fulminar uno de los proyectos cientificos de envergadura que se han puesto en marcha en el pais en los últimos años, y que está jugando ahora mismo un papel importante en la crisis de la COVID-19”.
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