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La corrupción, un dolor de cabeza para Fabra y el PP

Alberto Fabra junto a la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo

Miguel Giménez

Valencia —

Si la corrupción es un problema para los grandes partidos (PP y PSOE) -como constata el aumento de Podemos en el sondeo del CIS, que coloca a la formación de Pablo Iglesias como primera opción en voto directo-, en la Comunitat Valenciana es un verdadero dolor de cabeza para el president de la Generalitat, Alberto Fabra, y el Partido Popular que él dirige. Es más, la corrupción está tan de actualidad que ha dado incluso para un juego de mesa (Corruptópolis) o una serie documental (España se escribe con B).

Como reconocía la portavoz del Consell esta misma semana al ser preguntada por las últimas investigaciones entorno al director del Hospital General de Valencia, Sergio Blasco, éste es un tema que les “preocupa”, aunque puntualizaba que no iban a tomar ninguna decisión acerca del sobrino del exconseller Rafael Blasco -condenado a 8 años de prisión por corrupción en el marco del caso Cooperación- hasta que no “tengamos las cosas más claras”.

Sin embargo, ésta no es la primera vez que el Consell ha reconocido su “preocupación” por la corrupción que afecta al PP valenciano. Sin ir más lejos, el vicepresidente de la Generalitat, José Císcar, apuntaba el pasado mes de febrero que la imagen de los imputados perjudica al PP, ya que a lo largo de 2014 numerosos son los escándalos que han salpicado a exaltos cargos populares, con nombres como Carlos Fabra o Rafael Blasco condenados y exconsellers, exsecretarios autonómicos y exdirectores generales desfilando periódicamente por los juzgados imputados en diversas causas.

Además, en los últimos meses también hemos visto la 'lucha' del jefe del Consell por defender su 'línea roja contra la corrupción' para intentar que ningún imputado ocupe cargos en el Partido Popular o en las instituciones. De este modo pretende contrarrestar los malos augurios electorales que apuntan los diferentes sondeos o los resultados de los comicios europeos del pasado mes de mayo.

Así, mientras Fabra ha logrado que muchos de sus imputados por corrupción abandonen las intituciones -el president incluso ha presumido de tener “sólo” dos diputados implicados en causas judiciales por esta razón en Les Corts-, es incapaz de deshacerse de la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, imputada en Brugal y Rabassa.

Dos casos paradigmáticos

Precisamente, dos casos se habían convertido en verdaderos quebraderos de cabeza para Alberto Fabra. El primero, el del presidente de Les Corts, Juan Cotino, que sin llegar a estar imputado en ninguna causa judicial, su nombre ha aparecido relacionado a diversas investigaciones, considerándole incluso la Udef como “elemento nuclear” para la trama Gürtel durante la visita del Papa a Valencia, y el segundo el sainete de Castedo.

La alcaldesa de Alicante se aferra a su puesto pese a lo incómoda que resulta su presencia pública para el Partido Popular, como ha quedado demostrado esta semana con motivo de la visita de Felipe VI y Mariano Rajoy a la capital alicantina. Incluso ha llegado a defender -con su voto en el pleno- la no inclusión de imputados en candidaturas electorales, antes de que desde su partido apuntaran -y posteriormente desmintieran- que se le había abierto un expediente de expulsión.

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