Cáritas València advierte: mujeres, familias monoparentales y extranjeros encabezan la exclusión social que afecta al 20% de la población
Cáritas Comunitat Valenciana ha lanzado una seria alerta tras presentar este miércoles el Informe FOESSA sobre Exclusión y Desarrollo Social en la Comunitat Valenciana 2025: una de cada cinco familias del territorio vive hoy en situación de exclusión social, un dato que apenas ha variado desde 2018 pese a la recuperación económica.
El estudio, elaborado dentro de un proyecto estatal en el que participan 140 investigadores de 51 universidades, centros de investigación, fundaciones y entidades del Tercer Sector, concluye que quienes más sufrieron la crisis financiera de 2007 y el impacto de la COVID-19 “siguen sin recuperarse” y que, casi dos décadas después, una parte significativa de la población continúa sin ver mejoras reales en sus condiciones de vida.
La presentación del informe ha corrido a cargo de Marina Sánchez – Sierra Ramos, miembro del equipo técnico de la Fundación FOESSA, y María Moscardó Bolinches, referente del Informe FOESSA en la Comunitat Valenciana, acompañadas por Víctor Mellado Pomares, director de Cáritas Diocesana de Orihuela–Alicante y presidente de Cáritas Comunitat Valenciana.
Menos estabilidad, más precariedad y vivienda cada vez más inaccesible
El documento evidencia un deterioro progresivo de la estabilidad de los hogares valencianos: desde 2018, disminuye el número de familias que se mantienen fuera de la precariedad y crece el de quienes viven al límite. Entre las cifras más preocupantes destaca que el 48,3% de las personas que viven de alquiler está en riesgo de pobreza, un fenómeno agravado por el incremento del precio del alquiler, que se ha duplicado entre 2015 y 2024.
FOESSA advierte de que el acceso a la vivienda se ha convertido en un problema estructural: al destinar una mayor parte de sus ingresos al alquiler, los hogares reducen su capacidad de consumo en aspectos esenciales, acercándose peligrosamente a la pobreza. Para muchas familias acompañadas por Cáritas, alquilar una habitación —antes una solución temporal— se ha convertido en la única alternativa viable.
El estudio señala además que 1,2 millones de personas en la Comunitat Valenciana tienen dificultades asociadas a la vivienda, desde la imposibilidad de afrontar gastos imprevistos hasta problemas en la climatización, la falta de sistemas de evacuación de aguas residuales o la ausencia de agua caliente.
El empleo ya no garantiza condiciones de vida dignas
El Informe FOESSA confirma que la mejora global del empleo no está traduciendo en una vida mejor para amplias capas de trabajadores. Según la Encuesta EINSFOESSA, realizada a 603 familias valencianas, 126.000 hogares tienen a todos sus miembros activos en desempleo, y el 10,5% de las personas ocupadas se encuentra en exclusión social.
El mercado laboral valenciano sigue marcado por sectores de baja estabilidad, especialmente el turismo y la hostelería, donde la creación y destrucción de empleo se produce con extrema rapidez. Además, unas 120.000 personas ocupan empleos considerados de exclusión —venta ambulante, empleadas del hogar no cualificadas o trabajos eventuales agrícolas, entre otros—, lo que dificulta su acceso a una vida digna.
Los rostros de la exclusión: mujeres, menores, hogares monoparentales y población extranjera
El informe pone el foco en los perfiles más afectados por la exclusión social. Según FOESSA, esta impacta especialmente en hogares encabezados por mujeres sin estudios, personas desempleadas o de nacionalidad extranjera, así como en familias con menores, hogares monoparentales, sin ingresos o en pobreza severa.
La población extranjera es uno de los colectivos más castigados: el 45,4% de las personas de nacionalidad extranjera en la Comunitat se encuentran en exclusión social. El tamaño del hogar y su composición —especialmente las familias numerosas o monoparentales— son factores determinantes en el riesgo de exclusión.
El informe también alerta sobre la fragilidad de los vínculos comunitarios. 149.000 hogares valencianos carecen de redes de apoyo, lo que incrementa el aislamiento social. Las personas en exclusión tienen más del doble de probabilidades de estar desconectadas de su entorno vecinal, lo que agrava sus dificultades cotidianas.
Un modelo social agotado y la necesidad de un cambio de rumbo
FOESSA describe un modelo socioeconómico que “produce desigualdad, precariedad y fractura”, y que desgasta tanto a las personas como al planeta. Frente a ello, se identifican señales de esperanza en las redes comunitarias, los movimientos sociales y la solidaridad cotidiana.
El informe afirma que mantener las políticas actuales “nos conduce al colapso social y ecológico” y propone un cambio de paradigma hacia una sociedad basada en el cuidado, la interdependencia y la justicia social y ecológica. Para ello, reclama políticas públicas fuertes, integrales y estructurales que aborden las raíces de la desigualdad en ámbitos como la vivienda, el empleo, la protección social y la fiscalidad.
FOESSA plantea una encrucijada: continuar por la senda del individualismo y la desigualdad o apostar por un nuevo modelo de justicia y responsabilidad compartida. “Ese es el camino que, desde FOESSA y Cáritas, creemos posible y necesario”, han afirmado sus responsables.
Un informe con base sólida: encuestas a más de 12.000 hogares
El estudio forma parte del Informe FOESSA 2025, construido a partir de encuestas realizadas a más de 12.000 hogares en todo el país. Además del informe general, se han elaborado 22 informes territoriales con la participación de 40 investigadores, que serán presentados entre noviembre y febrero en todas las comunidades autónomas, Ceuta, Melilla, Ibiza, Albacete y la Diócesis de Barcelona.
La Fundación FOESSA, creada por Cáritas Española en 1965, tiene como misión analizar la realidad social, económica y cultural de España para contribuir a la transformación social.
0