El caso atípico del político que dimite cansado de la política
En un momento en el que los políticos se dan codazos para salir en la próxima foto con el traje de candidatos, hay uno que, contra todo pronóstico, ha declinado aparecer en el plano. Rafa Candela, número 3 del Partido Popular de la provincia de Alicante, dice adiós de la política porque considera que ya ha agotado el ciclo.
Con 38 años, afirma que “ya uno va cumpliendo una edad, te vas cerrando puertas y te toca tomar decisiones”. La suya, asegura, ha sido “muy meditada” y “valiente”, añade, según le han confesado dirigentes de la formación y compañeros.
Candela tiene el perfil del político que, desde la juventud, va haciéndose un hueco primero en el partido y luego en la administración. Ese prototipo de político, que tanto abunda en España, no tiene por costumbre ponerse fecha de caducidad, sino que tiende a medrar hasta que o bien los electores o en su defecto la Justicia, acaban con sus carreras.
Este crevillentino asumió a los 20 años la presidencia de Nuevas Generaciones –puesto que ha ocupado 13 años- y tres años después ya era concejal en la localidad del Baix Vinalopó. Desde entonces ha mantenido su acta de regidor, actualmente como tercer teniente de Alcaldía con las concejalías de Disciplina Urbanística y Juventud. También ha venido ejerciendo desde 2016 como asesor del presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez. En el plano orgánico, es desde el año pasado el coordinador general del PP provincial de José Císcar, lo que en teoría le dejaba como responsable de la campaña electoral de 2019. A este respecto, en el currículum de Candela también aparece como jefe de campaña de José Manuel García-Margallo en 2015 y 2016.
Rafa Candela abandonará todos sus cargos antes de finales de mes de noviembre para terminar de formarse como abogado, una carrera, en este caso académica, que no ha estado exenta de polémica. Primero porque fue uno de los miembros del personal eventual de la Diputación de Alicante que le fue otorgada una beca de 1.332 euros para acabar sus estudios de Derecho pese a tener un sueldo en la institución provincial de 39.800 euros brutos anuales.
Negó que fuera un “privilegio”, como antes rechazó la polémica por haber presumido de tener un master en Liderazgo para la Gestión Pública cuando en realidad era un programa. “Aquello no me ha amargado lo más mínimo ni ha influido en mi decisión de marcharme”, asegura ahora.
¿Por qué retirarse a seis meses de las elecciones? “Porque tengo que dedicarle tiempo al master, del que todavía me queda un año, y luego tengo que hacer prácticas y un examen nacional” para ser abogado, explica.
A la pregunta de si no pensará militar en otro partido, responde tajante. “Mi madre iba a la sede de Alianza Popular (AP) –la formación que se convirtió en el PP- embarazada de mí; mi padre fue uno de los fundadores de AP en Crevillente y yo moriré siendo del PP”.
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